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Tiempo de revelaciones, tiempo de desenlaces

Tiempo de revelaciones, tiempo de desenlaces

El equipo de profesionales que elabora la página de “El Laberinto de la Verdad” tiene bastante información acerca de la escuela sagrada de China y menos acerca de la escuela sagrada de Occidente que, al parecer, tiene su origen en los discípulos del Patriarca Job y ha cumplido la misión de vertebrar el lado luminoso de la Religión Judía, la Religión Cristiana y la Religión del Islam que son tres ramas de una religión única aunque los doctrinarios expliquen otras cosas que son las que legitiman a los poderes religiosos respectivos que, en todos los casos, forman parte del ámbito del lado de la oscuridad de la energía.

A lo largo de los siglos, los poderes religiosos tuvieron la posibilidad de disimular que permanecían entroncados con el lado de la oscuridad de la energía. A medida que avance el Siglo XXI el proceso de la evolución de la humanidad convertirá este propósito en imposible y quedará al descubierto la naturaleza oscura de los centros de poder de todos los tipos incluidos los que se distinguen porque sus representantes formales son hombres que tienen la mente cien por cien dormida y se sienten importantes vestidos con sotanas de colores llamativos.

Reiteramos que poseemos bastante información acerca de la escuela sagrada de China y tenemos menos información acerca de la escuela sagrada de Occidente fundada por los discípulos del patriarca Job que fueron los autores del libro que lleva su nombre y los salmos que rezan los monjes cristianos, de forma recurrente, siglo tras siglo.

Conviene recordar que la experiencia de Job constituye la expresión más elevada de la fe que ha sido descrita jamás y la hemos escogido como signo de identidad al igual como hemos hecho con la sabiduría que procede de los maestros chinos de la antigüedad.

Admitimos que tenemos información insuficiente acerca de la escuela sagrada de la India, la escuela sagrada del Antiguo Egipto y las escuelas sagradas que tiene su origen en África y en los pueblos que habitaban el continente americano antes de la llegada de los colonizadores europeos y los esclavos africanos. Esperamos obtener esta información, en el futuro, con objeto de edificar más piezas del Laberinto de la Verdad. Nuestro propósito es que no quede nada por desvelar.

Las escuelas sagradas han tenido el deber de mantener en la discreción más estricta el conocimiento que se desprende de la experiencia de los grandes maestros con objeto de que las sociedades secretas, que han ejercido el control sobre los centros de poder, no tuvieran la posibilidad de apoderarse del mismo.

Esto ha sido así, a lo largo de los siglos y los milenios, pero ha dejado de serlo desde el momento que las sociedades secretas han decidido jugar cartas, extremadamente sucias, que sólo pueden tener la intención de tratar de enloquecer al conjunto de la humanidad.

Los intelectuales honestos perciben que sucede algo extraño en el mundo cuando contemplan fenómenos como la elección del actual presidente de los Estados Unidos, la campaña del referéndum que decidió la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la filtración de los denominados “Papeles de Panamá” que contenían la lista de varios miles de defraudadores de impuestos que, en los casos más importantes, han permanecido en la impunidad o la noticia de que el primer constructor de automóviles del mundo había manipulado once millones de motores con objeto de que no revelaran las emisiones reales cuando pasaban la inspección técnica reglamentaria.

La perplejidad de estos intelectuales se dispara cuando contemplan a un político que, lejos de resolver algún problema importante, añade  nuevos por medio de discursos crispados e iniciativas imprudentes y, a pesar de ello, goza de cotas muy elevadas de popularidad. La perplejidad llega al límite cuando sucede que el político en cuestión permanece incombustible a media docena de escándalos mientras cualquiera de sus colegas vería arruinada su carrera por uno solo de ellos.

Estos intelectuales no son capaces de hallar una respuesta lógica a los temas que están en el origen de su perplejidad, pero perciben que existe una estrategia perversa que persigue la descomposición de las sociedades que habían alcanzado una cierta madurez y también perciben que el protagonista de la estrategia permanece oculto lo cual les genera una angustia añadida.

Los intelectuales honestos permanecen obsesionados por las posibilidades que ha alcanzado la inteligencia artificial de ordenar la conducta de los grandes colectivos humanos. En el momento de culminar el segundo decenio del Siglo XXI, es posible contemplar campañas comerciales exitosas dirigidas por un sistema de inteligencia artificial que se alimenta de información estadística. En el caso concreto de China también es posible contemplar acciones políticas importantes que se sostienen en el mismo procedimiento y tienen el resultado de producir satisfacción a la gran mayoría de las personas mientras identifican las minorías que deberán ser reeducadas.

Los intelectuales honestos sienten la máxima preocupación cuando se percatan de la cantidad de información, acerca de la mayoría de los ciudadanos, que poseen los titulares de las redes sociales de masas y cuando transciende la noticia de que han podido vender esta información a un determinado laboratorio de sociología que la ha usado para orientar el voto de los ciudadanos de los Estados Unidos. Es sabido que en este país existe un sistema electoral que permite que haya varios estados clave en los que unas cuantas docenas de miles de votos, conseguidos por un procedimiento anómalo, pueden determinar la elección de un candidato a pesar de que haya obtenido unos cuantos millones de votos menos que su contrincante en el conjunto de la federación.

Los intelectuales que participan de estas preocupaciones están condenados a elegir entre cerrar los ojos, de forma definitiva, o volverse locos porque los fenómenos que están en el origen de su angustia tienen explicación si se contemplan desde el prisma de la mente despierta y no la tienen, en absoluto, si se contemplan desde el prisma de la mente dormida.

En el momento que las sociedades secretas, que tienen el dominio de los centros de poder real, han jugado la carta de enloquecer al conjunto de la humanidad sucede que las escuelas sagradas tienen la posibilidad de usar la Ley Cósmica de la Correspondencia y dar cumplimiento a la profecía de Jesucristo que asegura que habrá un día en que todo será desvelado. Así pues la divulgación de la verdad está protegida por la profecía de Jesucristo que sólo puede referirse a una manifestación definitiva de la Ley Cósmica de la Armonía en un momento muy delicado de la historia de la humanidad.

Los dueños del mundo quizás dispondrán de los medios para enloquecer a millones de semejantes de mente despierta de la misma manera que habrán convertido en idiotas a centenares de millones de hombres y mujeres de mente dormida y lo habrán conseguido por medio de un instrumento tan sencillo como es el lado oscuro de las redes sociales de masas y el desarrollo de los sistemas de inteligencia artificial alimentados con información estadística.

Los dueños del mundo tendrán la posibilidad de infligir daños irreparables a la humanidad, pero no podrán impedir que sea desvelada toda la verdad por mucho dinero que tengan reservado para este cometido. Esto es posible porque una minoría muy pequeña de guerreros de mente despierta y alineados con el lado de la luz de la energía, pueden tener más fuerza que la masa inmensa de semejantes de mente dormida aunque deberán pagar un precio elevado para conseguir esta proeza. Este hecho, en el caso de que se culmine con éxito, dará la razón al antiguo proverbio chino que proclama que en la excepción puede haber más conocimiento que en la regla.

Nuestro propósito es editar los ocho libros que conforman la primera y la segunda serie de textos cuyo autor es Bernard Mong Tse. Mientras tanto habrán aparecido un millar de publicaciones en las redes sociales a lo largo de poco más de tres años de los que ya han transcurrido diez meses.

Culminado este período de tiempo, habrá unos cuantos millones de semejantes, de todos los países del mundo, que habrán tenido la posibilidad de conocer las publicaciones y adquirir los libros. En el momento que hayamos hecho estas cosas sólo nos quedará dejar en las manos de Dios el resultado de nuestra iniciativa.

Nuestro propósito es editar el resto de los libros, en una fecha u otra, con el convencimiento de que esta segunda acción permitirá construir el laberinto hasta los últimos detalles. 

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