Sed perfectos
Una de las enseñanzas de Jesucristo que resultan más difíciles de comprender es la que se desprende de la frase que reza: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mateo 5,48).
Ha habido incontables hombres y mujeres que, a lo largo de la historia, han pensado que este mandato era fruto de un error de interpretación de los evangelistas y que, en ningún momento, el maestro había exhortado a sus discípulos a tratar de alcanzar nada menos que la perfección divina.
Es obvio que la perfección divina es inalcanzable para el ser humano y Jesucristo lo sabía mejor que nadie. Pero también es verdad que las posibilidades de perfeccionamiento que tienen los hombres y las mujeres no contemplan ningún límite. Ésta es la razón de que sea lícito exhortarles a emular nada menos que la perfección de Dios.
Hay que recurrir a la alegoría de la escuela sagrada de China que recibe el nombre de la pagoda de la evolución de la conciencia, que alcanza las nubes del cielo, para comprender la enseñanza de Jesucristo acerca del perfeccionamiento humano.
Debemos recordar el concepto de la pagoda que tiene muchos pisos y cada uno de ellos permite contemplar detalles del horizonte que eran inimaginables en el piso inferior. El horizonte se refiere al mundo real que se extiende detrás del mundo aparente que está a la vista de todo el mundo. El descubrimiento de más y más detalles del horizonte, a medida que se asciende por los pisos de la pagoda, da lugar a una alegoría muy clara del proceso de evolución de la conciencia.
En los libros de Bernard Mong Tse aparecen tres docenas de personajes con los que podrán identificarse muchísimos jóvenes, de ambos sexos, que están metidos en el proceso de formar la familia y hallar el camino por el que discurrirá su carrera profesional.
Los personajes que aparecen en los libros de Bernard Mong Tse conforman una ensalada muy amplia tanto por lo que hace a los perfiles psicológicos y las ocupaciones profesionales como a las circunstancias que los rodean. La mayoría de ellos residen en las ciudades cosmopolitas de Hong Kong y Nueva York, poseen una docena de nacionalidades y se identifican con media docena de religiones o con el agnosticismo humanista que es una elección legítima en una época de descrédito generalizado de la religión.
Todos estos detalles tienen el objeto de que puedan identificarse con estos personajes muchos millones de jóvenes que posean la piel de todos los colores y reúnan las posibilidades más diversas por lo que hace al origen social, el ambiente en el que se criaron, los estudios que cursaron y los títulos académicos que obtuvieron.
Lo único que tienen en común las tres docenas de personajes, que aparecen en los libros de Bernard Mong Tse, es el hecho de que todos ellos están metidos en el proceso de evolución de la conciencia que sólo puede ser comprendido por medio de la alegoría de la pagoda que procede de la escuela sagrada de China.
La alegoría de la pagoda tiene la peculiaridad de que la ascensión al primer piso tiene más que ver con el concepto de la cognición que con el concepto de la conciencia y que exige creer, con la máxima firmeza, en la fuerza de la voluntad propia y en nada más.
Hay que explicar que la cognición se refiere al mundo aparente que tenemos a la vista mientras que la conciencia se refiere al mundo real que se esconde detrás del mundo aparente.
El mundo aparente se sustenta en conceptos reales aunque el conjunto de ellos no es real por el hecho de que es el resultado de una manipulación monstruosa. Es necesario asimilar los conceptos reales que forman parte del mundo aparente como condición ineludible para vislumbrar el mundo real que se esconde tras él.
Las percepciones del mundo real que no están sólidamente entroncadas con los conceptos reales que forman parte del mundo aparente, que es el único que está a la vista de todo el mundo, tienen la forma de delirios que delatan el estado de la locura y contribuyen a restar credibilidad nada menos que al concepto de la conciencia.
Pueden hallarse muchas páginas en Internet que divulgan temas que forman parte del ámbito del delirio. Casi todo lo que puede leerse acerca de la llamada Quinta Dimensión forma parte del ámbito del delirio y lo mismo sucede con la Física Cuántica tal como ha sido popularizada a lo largo de los últimos veinte años.
La filosofía racionalista ha escavado un sótano debajo de la planta bajo de la pagoda. El ser humano ordinario vive encerrado en este sótano donde incluso deja de ver algunos de los conceptos reales que forman parte del ámbito de la cognición. Ésta es la razón por la que tropieza dos veces en la misma piedra que es una cosa que no le sucede jamás a un caballo o un asno.
En la sociedad contemporánea sucede que entre los intelectuales que viven encerrados en el sótano de la pagoda y los locos que viven en la quinta dimensión, no resulta fácil delimitar el espacio que deben ocupar los hombres y mujeres cabales que tratan de cumplir el mandato de Jesucristo y descubren que el perfeccionamiento humano no tienen ningún límite.
En publicaciones de meses pasados, , acumulación de consciencia, Patriarca Job, describimos el concepto de la acumulación de conciencia que se lleva a cabo a lo largo de distintas existencias terrenales. Es necesario repasar estos textos porque el proceso de evolución de la conciencia no se asimila hasta que hay algo, dentro del sujeto, que le revela que este proceso se lleva a cabo a lo largo de distintas existencias terrenales cuyas experiencias no forman parte del ámbito de la memoria, pero forman parte precisamente del ámbito de la conciencia a la que puede definirse como memoria del alma.
Los libros de Bernard Mong Tse describen experiencias que tienen lugar en el primer piso de la pagoda y éstas van seguidas de experiencias que tienen lugar en el segundo, el tercer piso e incluso el cuarto piso de la misma.
La experiencia de los elegidos no tiene ningún límite por lo que hace a los pisos de la pagoda de la evolución de la conciencia. Es demostrable que ha habido algunos hombres que alcanzaron los pisos de la pagoda que penetran en las nubes del Cielo. Ejemplos de estos hombres fueron el Patriarca Job y los maestros Kung Tse y Mong Tse. Las experiencias de estos hombres extraordinarios quedaron bastante bien documentadas en los libros que escribieron sus discípulos y darán lugar a publicaciones del Laberinto de la Verdad que aparecerán después del verano.
La experiencia de los elegidos constituye un referente que debe tenerse siempre a la vista pero no constituye un ejemplo para la mayoría de seres humanos que tienen suficiente con alcanzar la condición de llamado y poder gozar de la experiencia apasionante de vivir a caballo entre los dos lados de la energía.
Las experiencias de los llamados y los elegidos tienen dos puntos en común. El primero es la elección del lado de la luz de la energía que, en términos prácticos es la elección de la actitud del amor al prójimo que se traduce en servicio ya que es demostrable que el amor verdadero siempre tiene carácter práctico.
Reiteramos, una vez más, que las personas que tienen escrito en el destino la posibilidad de vivir a caballo entre los dos lado de la energía, sólo pueden hacerlo después de haber elegido el lado de la luz de la misma. No resulta sencillo explicar este tema, en forma teórica, pero los guerreros a las que les afecta, de forma directa, lo entienden de maravilla.
El segundo punto en común que tienen las experiencias de los llamados y los elegidos es la confianza incondicional es un poder superior de naturaleza espiritual que es una expresión inequívoca del lado de la luz de la energía. Este poder superior puede ser el Dios de la Biblia o el Corán, puede ser el Cielo, el Espíritu en mayúsculas o puede ser alguien que se ha ganado el derecho a ser el representante del poder superior.
Jesucristo, la Virgen María y los arcángeles se han ganado el derecho a ser considerados representantes del poder superior porque hay millones de testigos que pueden verificar que les han funcionado como canales eficaces por los que han recibido energía del lado de la luz de la máxima potencial.
Existen otros seres que también pueden canalizar la energía del lado de la luz pero en una potencia inferior. No tiene sentido levantar polémicas acerca de estas cosas. Debemos confiar en que no deberán pasar muchos años para que estos temas, tan delicados, puedan ser estudiados por medio de tesis doctorales serias que se sustentarán en el método científico de conocimiento y nada más.
En los libros de Bernard Mong Tse se describe la experiencia que compartieron dos grupos de personas, residentes en dos extremos del Planeta Tierra, acerca del poder del rito de carácter inter-confesional que consigue canalizar la energía mental de Jesucristo hasta el punto de deshacer las acciones que son fruto de los ritos terribles de la religión del lado de la oscuridad y que demuestran tener una fuerza imparable en la canalización de los flujos del dinero. En estos libros se aporta información suficiente, acerca de este tema, para que el rito inter-confesional pueda ser reproducido en el marco de una tesis doctoral seria.
Por el mismo procedimiento, de las tesis doctorales serias, podrá ser estudiado el fenómeno de los centros de poder. Tenemos el convencimiento de que podrá demostrarse que, en todos los casos, los centros del poder real se sostienen en el lado de la oscuridad de la energía. También tenemos el convencimiento de que la demostración afectará a los centros de poder religioso que se proclaman administradores de la Salvación.
Este último hecho pondrá de manifiesto la mayor de todas las paradojas cuyo descubrimiento obligará a centenares de millones de seres humanos a elegir entre convertirse en idiotas o despertar del estado del sueño psíquico un mínimo imprescindible.
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