Polémica en torno al Vaticano
Ha habido unas cuantas personas que han expresado quejas por el contenido de las publicaciones del Laberinto de la Verdad que han hecho unas referencias al Estado y la Curia del Vaticano que no han sido muy amables.
Tenemos la norma de pedir perdón a cualquier persona que se sienta molesta por algo que forme parte de alguna de nuestras publicaciones. Tenemos el convencimiento de que el ejercicio sincero de pedir perdón, mientras se aprende una nueva lección, no tienen ningún límite.
Hemos dicho, en varias ocasiones, que contemplamos la acción de la Ley Cósmica de la Correspondencia en todas las manifestaciones e instituciones humanas. Resulta ilustrativo contemplar la Iglesia Católica, a la luz de esta ley cósmica, porque nos permite descubrir que posee la máxima luz y la máxima oscuridad. Es posible que no exista ninguna otra institución que permita contemplar un contraste tan acusado entre los dos principios que tienen carácter cósmico y están implicados en todo lo que sucede en la Tierra.
Sin embargo cuando hemos dicho que puede contemplarse la máxima luz en las comunidades parroquiales y las órdenes religiosas que viven entregadas al ejercicio del servicio al prójimo, mientras puede contemplarse la oscuridad más tenebrosa en el Estado y la Curia del Vaticano, no hemos sido rigurosos y tenemos el deber de hacer una autocrítica.
Lo que hay que decir es que la Ley Cósmica de la Correspondencia rige en todos los ámbitos de cualquier institución. Esto significa que en las comunidades parroquiales y las órdenes religiosas funciona esta ley cósmica de la misma manera como funciona en el Estado y la Curia del Vaticano.
Es seguro que en cualquier comunidad hay personas que tienen el corazón lleno de malicia. También es seguro que en el Estado y la Curia del Vaticano hay hombres que se esfuerzan en ser discípulos de Jesucristo. Estos semejantes tienen un gran mérito si consiguen cumplir su cometido metidos en un nido de víboras donde deben ocurrir hechos que resultan inimaginables a las personas que no participan de su experiencia.
Uno de nuestros seguidores nos ha enviado información acerca de la Fundación “Papa Francisco”. La información permite deducir que esta fundación maneja bastante dinero que obtiene de pequeñas donaciones de multitud de fieles católicos y está haciendo un trabajo encomiable al servicio de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Otro de nuestros seguidores nos ha relatado, de viva voz, una serie de iniciativas, dotadas de presupuestos relevantes, que tienen el objeto de paliar algunas de las grandes injusticias y desequilibrios que marcan el mundo del Siglo XXI. Al parecer detrás de todas las iniciativas hay personas que se consideran católicas y mantienen la confianza en la iglesia en la que fueron bautizados.
La persona que nos ha proporcionado esta información ha añadido que está convencida de que la cifra de dinero que es dedicada a objetos encomiables, por parte de algunas organizaciones católicas, es equivalente a la que tiene el mismo cometido y es vehiculizada por las iglesias presbiterianas y metodistas que agrupan a personas de rentas muy elevadas.
Es muy posible que, incluso en el ámbito estrictamente financiero, el Estado y la Curia del Vaticano tengan un lado luminoso reducido pero claro. Nadie debe sorprenderse de este hecho porque siempre sucede que no puede haber oscuridad sin luz de la misma manera que no puede haber luz sin oscuridad.
Es posible incluso que en el Estado y la Curia del Vaticano haya guerreros del lado de la luz que tienen la posibilidad de incidir en el ámbito delicadísimo del poder sobre el dinero que, por lo general, permanece bajo el control de las sociedades secretas que agrupan a los guerreros del lado de la oscuridad que han conseguido entregar el alma a Lucifer a cambio de obtener una plaza en el Infierno que asegura el poder e incluso la impunidad en la Tierra.
Hay una polémica acerca del pontífice actual que se mantiene viva cuando ya ha cumplido seis años de pontificado. Existe la opinión de que es un reformador que permanece bloqueado por la presión del inmovilismo. Otros piensan que es un clérigo, extremadamente ambicioso, que ha construido el discurso que más le conviene con el único objeto de conquistar el poder y mantenerse en el poder. La única manera de aclararse en este tema es recurriendo a la enseñanza de Jesucristo que dice: “Por los hechos los conoceréis”.
El actual pontífice puede que tenga las manos atadas en relación a los temas doctrinales, pero tiene la posibilidad de convocar una reunión de titulares de patrimonios de nueve ceros y proponerles crear un fondo dinerario destinado a paliar la pobreza por medio de iniciativas que han demostrado ser eficientes como son los créditos, sin intereses ni garantías, concedidos a jóvenes emprendedores de países en los que hay muchísimas cosas por hacer. Los créditos podrían ser concedidos por los bancos locales y el fondo dinerario se limitaría a alimentarlos.
Es demostrable que la forma más seria de luchar contra la pobreza no pasa por los créditos de ayuda al desarrollo que gestionan los bancos multilaterales y alimentan la corrupción y las deudas insostenibles de los países que los reciben, en la medida que se sostienen en la llamada garantía soberana, sino por la creación de miles y miles de compañías pequeñas lideradas por hombres y mujeres dotados de mayor iniciativa y sentido de la responsabilidad que sus semejantes.
En los países en los que todavía hay muchas cosas por hacer hay millones de hombres y mujeres jóvenes que tienen ocurrencias, más o menos creativas, que podrían dar lugar a negocios, más o menos rentables, que precisarían crear decenas de millones de puestos de trabajo. Para ello sería preciso que alguien les prestara cantidades razonables de dinero, sin intereses ni garantías, pero con la profesionalidad que hace falta para minimizar el porcentaje de fallidos.
Un fondo dinerario cuantiosos controlado por titulares de patrimonios de nueve ceros que son semejantes que se las saben todas y gestionado por profesionales veteranos que hubieran demostrado ser incorruptibles, en calidad de directivos de la banca o funcionarios encargados de la administración de los recursos públicos, tendría la posibilidad de hacer una labor colosal al servicio del problema real que está detrás de las migraciones desordenadas que abruman a todas las personas de buena voluntad y alimentan a los partidos de la extrema derecha que predican el odio y la fractura de las sociedades de los países de Europa.
Si el actual pontífice encabezara una iniciativa, del tipo de la que hemos expuesto, deberíamos reconocer que el Estado y la Curia del Vaticano poseen un lado luminoso relevante en el tema delicadísimo de la administración del dinero y la proclama de la Iglesia de los Pobres merecería ser contemplada con respeto.
En medio de la composición de esta publicación, más delicada que otras, sucedió que un miembro de nuestro equipo de profesionales descubrió, en You Tube, una colección de piezas de música de cámara compuestas por un contemporáneo que hizo su carrera profesional nada menos que en el Vaticano e incluso accedió a la condición de cardenal los últimos años de su vida. La música bellísima compuesta por el eclesiástico católico, que residió muchos años en los palacios pontificios, es una muestra clara de que allí donde hay mucha oscuridad también hay mucha luz. Las cosas no pueden ser de otra manera porque la luz y la oscuridad se regulan, en todas partes, nada menos que por medio de la Ley Cósmica de la Correspondencia que se sustenta en las reglas de las matemáticas.
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