Los niños, grandes protagonistas de los evangelios
Hay muchos pasajes de los evangelios que no pueden ser explicados, de manera correcta, desde el prisma de la mente dormida. Estos mismos pasajes resultan muy sugerentes cuando se explican desde el prisma de la mente despierta.
En varias publicaciones nos hemos referido a algunos de estos pasajes que son más o menos conocidos. Hoy nos referiremos a otros de ellos que tienen a los niños como protagonistas.
Primero que nada recordaremos varias frases de Jesucristo que tienen que ver con los niños y se han hecho famosas. A continuación trataremos de darles una explicación desde el prisma de la mente despierta.
En el capítulo dieciocho del Evangelio de Lucas puede leerse: “El que no contemple el Reino de Dios como un niño no entrará en él”.
En el capítulo dieciocho del Evangelio de Mateo puede leerse: “Cualquiera que se humille como este niño, éste es el primero en el Reino de los Cielos”.
Por último, en el capítulo once del Evangelio de Mateo puede leerse un razonamiento todavía más impactante que dice lo siguiente: “Gracias Padre, Señor del Cielo y la Tierra, por haber escondido estas cosas a los sabios y los inteligentes y haberlas revelado a los niños”.
¿Cómo es posible que haya algo que resulte incomprensible a los sabios y los inteligentes y pueda ser comprendido nada menos que por los niños?
Las personas que tienen la mente despierta y participan de la curiosidad de observar a los niños, en los años que preceden al momento en que alcanzan lo que se llama el uso de razón, se percatan de que son bastantes los pequeños que observan cosas que no observan los adultos.
Las personas que tienen la sensibilidad suficiente para atender, con el máximo respeto, las percepciones de sus hijos o sus nietos, se preguntan si las cosas que ven los niños y no ven los adultos, forman parte de la realidad o son producto de la imaginación del pequeño. Estas personas tienen muchas dudas acerca de como deben actuar ante esta situación.
Debemos recordar que todas las escuelas serias de pedagogía mantienen en vigor los principios educativos que fueron desarrollados por José de Calasanz, en las Escuelas Pías de Roma, a lo largo de la primera mitad del Siglo XVII. Estos principios educativos son la libertad, la veracidad, la responsabilidad y el servicio. De acuerdo con los principios de la libertad y la veracidad constituye un error enorme contradecir a un niño que ve algunas cosas que no ven los adultos por la razón que sea.
Hay bastantes niños que han nacido de un hombre y una mujer que les hablan en lenguas distintas. También los hay que en la escuela escuchan una lengua distinta a la que escuchan en casa. Estos niños acostumbran a ser bilingües perfectos. Están descritos casos de niños que, a los cinco o seis años, entienden y hablan con fluidez (aunque con un vocabulario restringido) hasta cuatro lenguas que no poseen ninguna raíz en común.
Hay muchas chicas, nacidas en hogares humildes, que han conseguido un empleo bueno como azafatas por el hecho de haber recibido una educación esmerada en la familia y ser bilingües o trilingües desde la más tierna infancia. El trabajo profesional de estas chicas es más interesante que otros porque les permite enterarse de cosas nuevas todos los días mientras observan el comportamiento de personas que son distintas en cada evento que deben atender.
Existen muchos casos de trilingüismo. Debemos hacer una lista de ejemplos de trilingüismo que afectan a bastantes millones de semejantes: El castellano, el inglés y el portugués. El cantonés, el mandarín y el inglés que son tres lenguas que no tienen ninguna raíz en común. El francés, el árabe y el inglés. El árabe, el suajili y el inglés. El portugués, el castellano y el italiano. El turco, el alemán y el ruso. El mandarín, el ruso y el inglés. El francés, el alemán y el holandés. El urdú, el inglés y el árabe. El hindi, el bengalí y el inglés. El indonesio, el mandarín y el inglés. El japonés, el coreano y el inglés, etc. etc.
Es probable que el bilingüismo y más allá el trilingüismo, sean el tesoro mayor que puede entregarse a los hijos. Esta suposición también debería ser demostrada por medio de tesis doctorales serias.
La capacidad de los niños de asumir el bilingüismo, con gran facilidad, muestra que la mente del pequeño posee una cualidad superior a la mente del adulto por lo menos en este tema. Está demostrado que, pasados los años de la adolescencia, el aprendizaje de una lengua extranjera resulta muy complicado y, para algunas personas, resulta imposible.
Es lícito hacer la hipótesis de que la permeabilidad de la mente del niño al aprendizaje de dos o más lenguas, de forma simultánea, también pueda mostrarse frente a otros temas que todavía no han sido estudiados con rigor.
Una vez hemos hecho esta hipótesis debemos hacer otra un poco más atrevida. Debemos suponer que las cosas que ven los niños y no ven los adultos forman parte del mundo real que se esconde tras el mundo que tenemos a la vista que tendría carácter convencional. Por supuesto que esta hipótesis definitiva no podrá ser demostrada hasta que estos temas puedan ser estudiados por medio de tesis doctorales serias.
Es posible que haya alguien que esté llevando a cabo este estudio en algún lugar del mundo y nosotros lo desconozcamos. Es posible incluso que los resultados del estudio sean divulgados por medio de vídeos de Youtube de los que no tenemos noticia porque no es posible estar al corriente de tantas cosas.
En algunos países hay asociaciones de padres de niños y niñas a los que les fueron diagnosticados supuestos trastornos de personalidad que tienen que ver con el déficit de atención de la mente del pequeño. Estas asociaciones de padres se han rebelado frente a la dictadura de la psiquiatría acientífica y sus pastillas – y el negocio desalmado de los laboratorios que las comercializan – y han empezado a entender que los problemas que afectan a sus hijos no constituyen un hecho negativo sino la señal de algo nuevo que afecta al conjunto de la humanidad y todavía no ha sido estudiado como se merece.
Las escuelas sagradas edificaron la tesis de que la gran mayoría de seres humanos viven sumidos en un estado continuado de sueño psíquico por causa de que su mente se ha identificado con algo que actúa como un somnífero sobre ella y le permite ver, muy claro, una pequeña parte del escenario de su vida, pero no le permite ver el resto.
Debemos recordar que las escuelas sagradas han cumplido la misión de vertebrar el lado luminoso de las civilizaciones y las grandes religiones de la humanidad y sus descubrimientos son coincidentes o son complementarios hasta el punto de permitir dar vida al concepto del Laberinto de la Verdad.
Hay que recordar que Jesucristo otorgó a Lucifer el título tremendo de Padre de la Mentira. El Diablo ha sido representado, desde hace muchos siglos, por medio de la figura de un macho cabrío dotado de dos grandes cuernos. Detrás de esta imagen, que resulta absurda a los racionalistas de mente dormida y es ridiculizada por los ignorantes, hay mucha sabiduría porque es posible demostrar que el Padre de la Mentira jamás ha inventado un engaño solitario sino que siempre ha inventado pares de engaños contrapuestos que tienen la virtud de retroalimentarse entre ellos.
En otras publicaciones nos hemos referido al concepto de los pares de cuernos del Diablo que se retroalimentan entre ellos. Este fenómeno trae consigo que cada uno de los cuernos alcance la condición de somnífero de masas que cumple la función de mantener sumida, en el estado del sueño psíquico, a una parte relevante de la población.
Los cuernos del Diablo mientras permanecen aislados, uno del otro, son inofensivos, pero adquieren carácter peligroso cuando conforman el par y gozan de la cualidad de retroalimentarse entre ellos.
La teoría de la evolución de las especies posee una base científica que todavía es insuficiente (aunque lo es menos ahora que hace treinta años). A pesar de esta deficiencia la teoría ha generado una ideología de masas que recibe el nombre de “Evolucionismo”.
Esto ha sucedido porque ha habido alguien que ha tenido la posibilidad de invertir mucho dinero en la divulgación de la teoría por medio de todos los instrumentos de comunicación. Mientras tanto ha sucedido que varias familias de iglesias cristianas, dotadas de presupuestos generosos, han divulgado otra ideología que ha recibido el nombre de “Creacionismo”.
El “Creacionismo” propone creer, al pie de la letra, las cosas que explica La Biblia acerca de la creación del universo por medio de un relato que es muy sugerente, pero tiene la forma de la alegoría imperfecta hasta el punto de que incluye el error de ver crecer la botánica antes que el Sol que la alimenta.
El par de cuernos del Diablo que conforman el “Creacionismo” y el “Evolucionismo” ha permitido construir dos somníferos de masas que se retroalimentan a la perfección entre ellos. El resultado de esta operación, de confusión del saber y la inteligencia, ha tenido como resultado que una parte relevante de la población de los Estados Unidos permanezca sumida en el estado más estrepitoso del sueño psíquico. Este hecho catastrófico ha hecho posible que el centro de poder oculto que está detrás de los laboratorios de sociología, dotados de presupuestos ilimitados, pueda decidir quien será el presidente de la nación y otras cosas todavía más inquietantes.
Las escuelas filosóficas, las ideologías políticas, las doctrinas religiosas y las modas de los tipos más diversos no serían otra cosa más que cuernos del Diablo convertidos en grandes somníferos de masas que cumplen una función pasajera o incluso una función estructural de la conducta humana a lo largo de un período de tiempo muy largo.
Los niños que todavía no han alcanzado lo que se denomina uso de razón poseen una mente muy tierna que aun no se ha identificado con ninguno de los somníferos que condicionan la conducta de los adultos de la familia. Ésta es la razón de que vean cosas que no ven ellos.
Por lo general la actitud de los adultos es contradecir a los pequeños cuando explican algo que no forma parte del mundo convencional. Los niños acatan la autoridad de los adultos y dejan de ver las cosas que no son convencionales o las siguen viendo, de forma distorsionada, lo cual da lugar a los supuestos trastornos de personalidad que forman parte de la larga lista que recoge la biblia de la psiquiatría acientífica y cumplen la función evidente de alimentar el negocio de los laboratorios que sintetizan los fármacos que, sobre el papel, contienen los supuestos trastornos.
Existe una máxima de las escuelas sagradas que proclama: “No creemos lo que vemos sino que vemos lo que creemos”. En el contexto de esta publicación debemos suponer que los niños tienden a creer lo que ven, mientras los adultos sólo ven las cosas que encajan con su creencia.
La realidad es más sencillas de lo que parece aunque la explicación verdadera de los problemas pueda resultar inconcebible, además de incómoda, a los sabios y los inteligentes a los que les han sido escondidas las cosas que han sido reveladas a los niños de acuerdo con la explicación de Jesucristo que los adoctrinadores religiosos no tienen ninguna manera de explicar de una forma correcta.
Una vez disponemos de una explicación coherente, que deberá ser contrastada por medio de tesis doctorales serias, también disponemos de los instrumentos para interpretar, de manera correcta, las sentencias de Jesucristo que tienen relación con los niños.
La frase en que el maestro da gracias al Padre por haber escondido la verdad a los sabios y los inteligentes y haberla revelado a los niños es muy clara. Jesucristo trata de explicar que la mente del niño todavía está lo suficiente despierta para contemplar el mundo creado por Dios, tal como es, antes de que el uso de la razón y el acceso al conocimiento, articulados por grandes somníferos, la sumerjan, de forma irremediable, en el estado del sueño psíquico.
Resulta muy interesante examinar la frase de Jesucristo que proclama: “Cualquiera que se humille como este niño, éste es el primero en el Reino de los Cielos”. En este caso el maestro descubre la causa principal del fenómeno del sueño psíquico en el que viven sumergidos la mayoría de seres humanos. Esta causa es el sentimiento de importancia que anida en el corazón de casi todas las personas incluso las que han construido una personalidad de apariencia modesta.
Debemos suponer que Jesucristo eligió, para este experimento, a un niño o una niña que eran uno de los que tenían el aspecto más insignificantes, de entre el grupo de chiquillos, por el hecho de que llevaba marcado en el rostro los rasgos de la humildad lo cual era indicativo de que la vida del pequeño era más dura que la de sus compañeros de juegos.
Debemos suponer que el maestro sentó la criatura sobre sus rodillas y pidió a todos los presentes que se fijaran en ella. Debemos suponer que se hizo un gran silencio y alguno de los discípulos que tenía le mente más despierta que los demás alcanzó a comprender, por fin, el sentido del Reino de Dios o Reino de los Cielos que se construye en la Tierra, poco a poco a lo largo de los siglos y los milenios, por medio de un proceso de acumulación de conciencia, por el lado de la luz, hasta que llegará un momento que podrá manifestarse como alternativa al Reino de Lucifer que, a pesar de ser un engaño de máxima perversidad, tiene la forma de un contra-universo dotado de una cierta coherencia hasta el punto de que posee el dominio férreo sobre la humanidad seguramente desde que ésta existe sobre el Planeta Tierra.
El proceso de evolución de la conciencia, por el lado de la luz, de acuerdo con la alegoría de la pagoda de la evolución, propia de la escuela sagrada de China, resulta inexplicable a los intelectuales racionalistas que viven encerrados en el sótano del edificio alegórico. Desde este lugar al que sólo puede acceder un poco de luz, a través de las claraboyas del techo, los intelectuales de mente dormida se ocupan de orientar a la opinión pública y mantener en vigor el paradigma racionalista que tiene carácter totalitario en el mundo académico.
Frente a este escenario que tiene carácter sobrecogedor y es inevitablemente pesimista, conviene explicar que cualquier ser humano que posee el coraje y la fuerza de voluntad que resultan imprescindibles para ascender hasta el primer piso de la pagoda de la evolución de la conciencia, se hace merecedor a la posibilidad de percibir, en algún lugar dentro de si, que es verdad que: “El que no contemple el Reino de Dios como un niño no entrará en él”.
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