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Los evangelios y sus profecías ocultas

Los evangelios y sus profecías ocultas

Las páginas de los evangelios, a las que no referimos, tienen el sabor de la profecía, pero no queda claro el alcance de la misma y mucho menos el tiempo que pueda faltar para que ésta se cumpla. Además sucede que el maestro aporta detalles contradictorios, en relación algunos aspectos de la predicción, mientras usa metáforas de sabor rural que son difíciles de encajar en la sociedad moderna. Todo ello añade misterio al hilo conductor del discurso cuyo contenido penetra, hasta el fondo del alma, de cualquier persona que tiene la mente despierta.El capítulo veinticuatro del Evangelio de Mateo recoge unas cuantas de las predicciones de las que estamos hablando. En medio de un relato, que tiene carácter sobrecogedor y no resulta fácil digerir, el evangelista explica que habrá una gran tribulación que no tendrá ningún parecido con nada que haya podido suceder desde el principio de los tiempos.

El evangelista añade que los días de la gran tribulación serán acortados en honor a los elegidos ya que ni siquiera ellos serían capaces de soportarla si sucediera en el tiempo ordinario.

Las personas que tienen la mente más despierta que el resto de sus semejantes se percatan de que Jesucristo es el más grande de los profetas de la historia de la humanidad cuando leen el capítulo veinticuatro del Evangelio de Mateo, pero no saben muy bien el porque de su percepción.

Estas personas también se percatan de que el sistema de dogmas que el poder religioso ha proclamado, desde el Siglo IV, ha cumplido la función de construir una filosofía que, sobre el papel, tiene carácter cristo-céntrico, pero, en la práctica, enmascara la misión auténtica de Jesucristo que es la de ser el líder de la liberación de la humanidad del dominio del sistema de poder, del lado de la oscuridad, que la mantiene oprimida desde hace siglos y milenios.

Jesucristo es patrimonio de la humanidad e incluso puede ser contemplado como líder de todas las religiones serias que poseen un lado luminoso incombustible que sólo puede ser el fruto de la experiencia histórica de hombres y mujeres que cumplieron su destino sin desfallecer.

Tenemos el convencimiento de que esta afirmación, que, sin duda, resulta impactante a los semejantes que tienen la mente despierta, posee carácter superior hasta el punto de que la teología dogmática, edificada por el poder religioso dentro de los parámetros de la mente dormida, no tiene ninguna posibilidad de ocluirla en el largo plazo.

Hay que reconocer que en el Concilio Vaticano II que celebró la Iglesia Católica, hace más de sesenta años, hubo un intento serio tanto de explicar la verdad acerca de la función del magisterio de Jesucristo en la historia de la Civilización Occidental y el Movimiento de la Ilustración, como de reconocer el carácter sagrado de las religiones ajenas al Cristianismo. Las resoluciones de aquel concilio se han divulgado poco, pero se mantienen en vigor por lo que es lícito que cualquier católico eche mano de ellas en una época de descrédito irremediable de la institución que nadie sabe como acabará.

De tanto en tanto se celebran encuentros de representantes de distintas religiones. Estos encuentros alcanzan una cierta visibilidad. Las personas que tienen la mente despierta no se engañan en relación a estas pequeñas ceremonias de la confusión protagonizadas por individuos que reflejan, en sus rostros, que su único objetivo en la vida es el ejercicio del poder sobre sus semejantes.

El poder religioso puede ser pequeño o puede ser grande, pero siempre tiene carácter político y no tiene nada que ver con la experiencia sagrada de la fe que es idéntica en todas las religiones y da lugar al lado luminoso de las mismas mientras el poder religioso da lugar a su lado oscuro.

En otras publicaciones hemos explicado la experiencia del rito, de carácter inter-confesional, que permite canalizar la energía mental de Jesucristo que, de acuerdo con nuestra experiencia, es la única fuerza que permite hacer frente a los ritos terribles que son propios de la religión del lado de la oscuridad y cumplen la función de canalizar los flujos del dinero en mayúsculas. En la medida que el dinero, en mayúsculas, tiene poder para tapar las bocas y comprar las voluntades, de la inmensa mayoría de seres humanos, es posible demostrar que estos ritos constituyen el sustento del sistema de poder que oprime a la humanidad desde hace siglos y milenios.

En los libros de Bernard Mong Tse se suministra información suficiente para que un colectivo de hombres y mujeres que poseen la experiencia de la fe probada y sean fieles de las grandes religiones de la humanidad, tengan la posibilidad de reproducir el rito que permite canalizar la energía mental de Jesucristo y todos ellos comprueben que lo que hemos explicado es verdad.

El rito, de carácter inter-confesional, que permite canalizar la energía mental de Jesucristo sólo puede ser abordado por hombres y mujeres que han forjado el don de la fe y los hábitos de la libertad de pensamiento y el pragmatismo en medio de las pruebas duras de la vida. Las personas que no poseen estas experiencias deben olvidarse de este tema.

En los libros de Bernard Mong Tse se relatan muchas historias interesantes que están inspiradas en hechos reales que presenció el autor de los libros a lo largo de su vida profesional. Una de las historias se refiere a un joven chino que era un excelente comercial de una compañía de ingeniería. El comercial se incorporó al colectivo de veinte hombres y mujeres, fieles de cinco religiones, que celebraría el rito de canalización de la energía mental de Jesucristo en un templo budista de Hong Kong. El joven chino se consideraba ateo pero creía firmemente en varias supersticiones que siempre le habían funcionado y sobre todo creía en la protección del Cielo que se manifiesta por medio de la Ley Cósmica de la Armonía.

El joven chino, que era un pragmático consumado, se convirtió en un entusiasta del rito de canalización de la energía mental de Jesucristo. Esto sucedió cuando comprobó que el rito inter-confesional tenía fuerza para hacer frente a los ritos de la religión del lado de la oscuridad que permiten canalizar los flujos del dinero hasta el punto de arruinar a cualquier compañía o convertir a otra en una corporación millonaria.

El poder religioso ha podido mantener la confusión acerca de la misión de Jesucristo por medio de explicar que éste había vencido el mal, el pecado y la muerte y, gracias a ello, la humanidad había resultado salvada del poder de Lucifer al que el maestro otorgó el título ilustrativo de Caudillo del Mundo. Es cierto que Jesucristo venció el mal, el pecado y la muerte, pero esto no significa que la humanidad resultara salvada, de forma automática, del dominio del sistema de poder, del lado de la oscuridad, que la ha mantenido oprimida a lo largo de los siglos y los milenios.

Los bautizados que tienen la mente despierta contemplan la existencia del sistema de poder, del lado de la oscuridad, que oprime a la humanidad y se mantiene intacto al cabo de veinte siglos de que Jesucristo venciera el mal, el pecado y la muerte y sospechan de que son víctimas de un gran engaño que tiene una causa política más que religiosa. Este fenómeno afecta a todas las iglesias en la medida de todas ellas se alimentan de la filosofía edificada por los padres de la institución que fueron hombres que tenían la mente demasiado dormida para comprender la esencia del magisterio de Jesucristo.

En el momento que los bautizados que tienen la mente despierta deciden mantener la confianza en Jesucristo, pero sospechan del gran engaño, que se ha mantenido activo a lo largo de los siglos y tiene una causa política más que religiosa, también deciden alejarse del poder religioso constructor del engaño. Esta decisión, que sólo puede tomar un ser humano dotado de mente despierta, desencadena un efecto multiplicador que tiene el resultado de que sus semejantes, que tienen la mente dormida, decidan abrazar las modas del agnosticismo y el relativismo que seguramente tendrán carácter pasajero en el largo plazo.

El resultado de este despropósito es que, en un número creciente de países de Europa, la mayoría de las familias ya no bautizan a los niños y los obispos cuentan con los dedos de las manos a los jóvenes de sus diócesis que sienten la vocación de ser sacerdotes.

Los cristianos que son personas decentes no tienen más remedio que reaccionar ante esta situación dramática. Para ello sólo hay un camino que es buscar en serio la verdad acerca del gran misterio de Jesucristo lo cual lleva a contemplarlo como líder de la liberación de la humanidad del dominio del sistema de poder que la mantiene oprimida desde tiempos inmemoriales y se mantiene intacto al cabo de veinte siglos de que el maestro abandonara la existencia terrenal.

En esta publicación tenemos el propósito de tratar de interpretar la profecía de Jesucristo, que tiene el título de la “Gran Tribulación”, a la luz del concepto del Laberinto de la Verdad lo cual hace pensar que algunos elementos de la profecía sean nada menos que piezas del laberinto más importantes que otras.

En las postrimerías del segundo decenio del Siglo XXI sucede que algunos elementos de la profecía de Jesucristo se han cumplido sobradamente y, de forma reiterada, a lo largo de la historia. Ha sucedido muchas veces que la extensión de la maldad ha enfriado el amor de la mayoría. También ha sucedido que ha habido muchos falsos profetas que han confundido a millones de seres humanos. Por último, también ha sucedido que los discípulos de Jesucristo han sido perseguidos, encarcelados y martirizados por el sólo hecho de dar testimonio de su magisterio.

Hay otros elementos de la profecía de Jesucristo que pueden estar cumpliéndose, precisamente en este decenio del Siglo XXI, pero la prudencia aconseja mantener la boca cerrada acerca de temas que pueden ser los más insoportables de todos y deberán ser los últimos en ser revelados. Por fin hay elementos de la profecía que todavía no se han cumplido o quizás han empezado a hacerlo y no nos hemos percatado de ello.

El señor que se viste con la sotana de color blanco explica que estamos metidos en la Tercera Guerra Mundial que tendría un carácter distinto a las anteriores. Las personas que tienen la mente despierta y gozan del privilegio de jugar con los nietos, no están de acuerdo con esta tesis apresurada porque recuerdan muy bien que, en los momentos más dramáticos de la Guerra Fría, se manifestó una acción providencial que impidió que el mundo se precipitara en una confrontación que podía suponer el fin de las civilizaciones e incluso de la especie humana.

Hay millones de hombres y mujeres que ya son ancianos y recuerdan, muy bien, el episodio de la historia que recibió el nombre de crisis del Caribe que se resolvió, en el último momento, por medio de un acuerdo sensato entre las superpotencias. La Unión Soviética retiró los misiles de Cuba y los Estados Unidos retiraron los misiles de Turquía. Después de aquel episodio, que tuvo gran visibilidad, se resolvieron otros que apenas trascendieron a la opinión pública, pero las personas que tienen la mente despierta se percataron de que había una fuerza superior que impedía que se desencadenara una guerra definitiva que pudiera dar fin a la historia de la humanidad.

Es obvio que no estamos metidos en la Tercera Guerra Mundial, pero lo que si puede ser verdad es que haya dado comienzo la “Gran Tribulación” que fue anunciada por Jesucristo y fue recogida, por escrito, por Mateo en el capítulo veinticuatro de su evangelio.

Hay una página de Internet que lleva varios años explicando que la Gran Tribulación, profetizada por Jesucristo, se inició en la fecha del solsticio de invierno del hemisferio norte del año dos mil doce y lo argumenta por medio de la situación astronómica que tuvo su epicentro en aquella fecha. Esta situación que afecta a un determinado alineamiento del Sistema Solar con el centro de la galaxia, al parecer, se repite cada varios milenios y fue revelada a algunos pueblos de la antigüedad nada menos que como el momento del fin del mundo.

El relato novelado que constituye el hilo conductor de los libros de Bernard Mong Tse incluye algunos episodios que giran entorno de la fecha del solsticio de invierno del hemisferio norte del año dos mil doce. Es imposible resumir estos episodios en las publicaciones de una red social, pero debemos decir que aportan argumentos, de mucho peso, a favor de la posibilidad de que en los meses del invierno y la primavera del año dos mil trece se iniciara la Gran Tribulación anunciada por Jesucristo.

En el momento que se contempla esta hipótesis tremenda, es imprescindible añadir que Jesucristo aseguró su ayuda a todos los que fueran capaces de aguantar firmes hasta el final teniendo la confianza en que los días de la Gran Tribulación serán acortados por una acción de Dios ya que si no fuera así la victoria de Lucifer sobre la humanidad sería inevitable a pesar de que el maestro hubiera vencido el mal, el pecado y la muerte en su existencia terrenal.

El capítulo veinticuatro del evangelio de Mateo no explica cual es el precio que deberán pagar algunos elegidos para que los días de la Gran Tribulación sean acortados. No tenemos más remedio que recordar que las leyes cósmicas funcionan de acuerdo con las reglas de las matemáticas. Esto significa que resulta inconcebible una ventaja sin el sacrificio correspondiente de la misma manera que resulta inconcebible un sacrificio que no traiga consigo una satisfacción.

Dios respeta las leyes cósmicas creadas por él en el principio de los tiempos y si no lo hiciera el universo se desequilibraría. Lucifer ha constituido su reino, al que damos el nombre de Infierno, en el marco de las leyes cósmicas creadas por Dios. Al margen de las leyes cósmicas de la Correspondencia y la Armonía no puede existir nada.

Las personas que tienen información real acerca de como funciona el mundo y se percatan de que el poder de Lucifer tiene un carácter muy superior a lo que ha sido descrito por los pensadores, que se han ocupado de este tema, no pueden más que sentir alivio cuando se enteran de que la humanidad ya lleva seis años metida en el período de la Gran Tribulación.

La sensación de alivio de estas personas se incremente cuando acceden a la información de que el líder de la salvación de la humanidad aseguró que los días de este evento serían acortados en honor a sus discípulos que fueran capaces de mantener el compromiso de aguantar firmes hasta el final.

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