Los desafíos de un guerrero de la luz
En los libros de Bernard Mong Tse se relatan unos cuantos casos que se refieren a hombres y mujeres que pretenden seguir el camino de los guerreros del lado de la luz y hallan ayuda del mundo espiritual que les permite mantener su cometido día tras día. Algunos de estos hombres y mujeres acaban descubriendo algunos trazos de la psicología del ser que los ayuda desde la otra existencia.
Está documentada la psicología entrañable de algunos seres espirituales dotados de luminosidad inmensa. La toma de conciencia acerca de la existencia de estos seres, discretos y abnegados, ha ayudado a mantener la esperanza a muchos hombres y mujeres en los momentos más duros de su proceso de evolución.
En los libros de Bernard Mong Tse también se relatan unos pocos casos de guerreros, del lado de la luz, que no tienen más remedio que sufrir los clásicos impedimentos que tienen tras ellos a seres que se manifiestan en el lado de la oscuridad del mundo espiritual. En estos casos también resulta posible adivinar trazos de la psicología del ser que pone los impedimentos.
En algunos casos este ser no se ocupa de poner impedimentos a las iniciativas de un hombre o una mujer que tratan de cumplir su destino en la Tierra, sino que los ataca sin piedad por medio de descargas de energía invertida que poseen elevada densidad y pueden lograr desestabilizar a cualquier ser humano que no sea un guerrero que ha ascendido por lo menos hasta la tercera planta de la pagoda de la evolución de la conciencia de acuerdo con el proceso de iniciación propio de la escuela sagrada de China.
Las personas que poseen la experiencia de que su mente fuera desestabilizada, por una descarga de energía invertida dotada de elevada densidad, saben muy bien que, un día más oscuro que otros, hicieron algo que era una acción contraria a sus sentimientos y sus intereses: por ejemplo ofender gravemente a su pareja, a sus progenitores, a sus hijos, a su socio o a su amigo del alma.
La psiquiatría clínica vigente, que se sostiene en la filosofía racionalista, no tiene ninguna manera de explicar la razón de que una persona sufra un trastorno de personalidad gravísimo, que le afecta a lo largo de un día o varios días, pero no se repita nunca más a lo largo de varios años.
Lo mismo sucede con determinados casos de esquizofrenia que resultan imposibles de diagnosticar desde los presupuestos de la psiquiatría clínica vigente que forma parte del ámbito de la mente dormida, pero se hacen claros como el agua del arroyo de la sierra cuando se contempla la acción de un ser el mundo espiritual, del lado de la oscuridad, que actúa de forma recurrente sobre la mente del sujeto.
Bernard Mong Tse vivió la experiencia increíble de despertarse, a una hora temprana de la madrugada, con la mente en estado de ebullición y, en medio de la vivencia, identificar un elemento de información que había golpeado su mente al igual como una pelota de golf se incrusta en la arena de la playa que se extiende más allá del límite del campo.
Bernard Mong Tse puede asegurar que esta experiencia se ha repetido bastantes centenares de veces a lo largo de los últimos quince años de su vida y el resultado de la misma es la colección de textos que consiguió escribir y ocupan más de trece mil páginas. Todos estos textos serán editados a lo largo de los próximos años. Hasta ahora sólo ha visto la luz el primer libro de la serie que se titula “El Código Sagrado” además de la separata de “El Laberinto de la Verdad” que es el último de los libros y ocupa mil cien páginas.
En la colección de dieciséis libros, escritos por Bernard Mong Tse, es difícil hallar un capítulo que no contenga algo nuevo que da que pensar al lector. Ante este hecho el autor de los textos reconoce que el mérito principal de los mismos no es suyo sino de los seres de Arriba que fueron los agentes de la inspiración. Este fenómeno ha sido tan claro, a lo largo de suficientes años, que el autor de los textos admite que, en los momentos clave, no actuó como escritor sino como escribiente de los textos.
La experiencia que estamos relatando se rige por la Ley Cósmica de la Correspondencia al igual que todas las experiencias serias que se suceden en la vida de los seres humanos. Esto quiere decir que Bernard Mong Tse no tuvo más remedio que aprender a dilucidar cuales de los mensajes que llegaban a su mente procedían del lado de la luz y cuales procedían del lado de la oscuridad.
El autor de los dieciséis libros no tiene el mérito principal por el contenido de los mismos y ni siquiera por la calidad literaria que pueda acompañar el relato que ocupa trece mil páginas. Sin embargo tiene el mérito de haber soportado, dentro de su propia mente, batallas de energía difíciles de describir y haberlas resuelto, de forma correcta, con objeto de que los textos no contribuyeran a la ceremonia de la confusión. Por fin conseguiría que en los libros siempre aparecieran diferenciadas las experiencias que permanecen entroncadas en el lado de la luz y las que permanecen entroncadas en el lado de la oscuridad de la energía.
Un amigo de Bernard Mong Tse entregó, a un profesor de filosofía, dos capítulos del libro que tiene el título de “El Laberinto de la Verdad”. Esto sucedió hace un año y medio cuando el libro permanecía inconcluso. El profesor de filosofía reconoció que el autor de los dos capítulos tenía la habilidad de explicar, en un lenguaje sencillo, cosas que, por lo general, son explicadas por medio de un lenguaje complicado. El hombre añadió que en cada uno de los capítulos se desarrollaban varios temas que merecerían ser desarrollados por tesis doctorales serias.
Existe un pasaje del Antiguo Testamente que explica que los mensajes del mundo espiritual que se manifiestan por medios aparatosos tales como el trueno y el viento huracanado proceden del lado de la oscuridad mientras que el lado de la luz elige la brisa suave y agradable. La experiencia de Bernard Mong Tse coincide con este pasaje de la Biblia que tiene carácter de revelación de primera clase.
La escuela sagrada de China posee un instrumento privilegiado para acceder a los secretos del Cielo. Nos referimos al Oráculo del “I Ching” que contempla más de cuatro mil situaciones arquetípicas que son fruto de la mutación de sesenta y cuatro exagramas en cualquiera de los demás. Por medio de emplear el método de contemplar la situación arquetípica aportada por el oráculo, en relación a un determinado problema de la vida, es posible abrir caminos insospechados a la evolución de la conciencia de cualquier ser humano que sea capaz de adquirir una sólida experiencia acerca de este tema.
En los libros de Bernard Mong Tse aparecen muchos pasajes en los que los protagonistas recurren al Oráculo sagrado del “I Ching”. Por medio de estos pasajes se lleva a cabo un curso bastante completo de la enseñanza del uso del oráculo de acuerdo con la experiencia de la escuela sagrada que lo inventó en épocas inmemoriales y lo desarrolló a lo largo de los siglos y las vicisitudes de la historia.
Desde tiempos inmemoriales los maestros de la escuela sagrada de China usaban un procedimiento, para consultar el oráculo, que se sustentaba en tallos de Artemisa. Por este procedimiento obtenían el exagrama que les daría información acerca de lo que querían saber. La información poseería un número incontable de matices cuando el exagrama mutaría en otro por medio de una de las más de cuatro mil situaciones arquetípicas a las que nos hemos referido.
El libro del evangelista Lucas que tiene el título de “Los hechos de los apóstoles” explica el procedimiento que usaron los once apóstoles, liderados por Pedro, cuando decidieron elegir un sustituto de Judas que sería Matías. El procedimiento tiene un parecido con el que usaban los maestros chinos para leer el Oráculo sagrado del “I Ching”.
En tiempos de la última dinastía, del Imperio del Centro, los tallos de Artemisa fueron sustituidos por monedas de bronce muy pequeñas que pesan muy poco. Si se usan monedas grandes de níquel u otro metal, para consultar el oráculo, la respuesta que se obtiene puede ser tan o más coherente que cuando se usan monedas pequeñas de bronce, provistas de un agujero de forma cuadrada como todas las que fueron acuñadas en el Imperio del Centro, pero el consultante no tiene la garantía de que el mensaje proceda del lado de la luz de la energía.
Este mismo problema tiene lugar cuando un grupo de personas recurren al procedimiento que recibe el nombre de La Ouija y se sostiene en un vaso de cristal que se mueve sobre una mesa y elige letras que conforman una frase. Este tema se presta a la sugestión mental de los asistentes ya que todos ellos deben tener un dedo dispuesto sobre el vaso. En el supuesto de que estas personas realicen el experimento, de forma correcta, sucede que para mover la masa del vaso de cristal hace falta que intervenga energía invertida de una determinada densidad y esta energía sólo puede proceder del lado de la oscuridad. En este caso no puede haber confusión posible.
El experimento del que hablamos se ha hecho en relación a los oráculos que usan el instrumento de los naipes o cartas de una baraja. En este caso lo que sucede es que, cuando las cartas son pequeñas y livianas, pueden ser movidas tanto por la energía que procede del lado de la luz como por la que procede del lado de la oscuridad. En cambio, cuando las cartas son grandes y pesadas, sólo pueden ser movidas por la energía invertida y provista de elevada densidad que procede del lado de la oscuridad.
Hay que recordar que el conocimiento verdadero existe tanto en el lado de la luz como en el lado de la oscuridad por el hecho de que, en el plano espiritual de la existencia, existe el centro consciente del lado de la luz y existe el centro consciente del lado de la oscuridad. Es legítimo buscar el conocimiento por ambos lados de la energía, pero el consultante debe ser capaz de dilucidar el origen del mismo. Esto es muy importante a partir de la tercera planta de la pagoda de la evolución de la conciencia que es el lugar que se denomina punto de la bifurcación de los caminos.
Hay personas que conocen la experiencia de lo que se llama escritura automática. Este fenómeno tiene lugar cuando alguien toma un bolígrafo y una hoja de papel y escribe un relato coherente sin tener cognición de ello.
Bernard Mong Tse vivió la experiencia tremenda de escribir un relato que no sólo era coherente, sino extremadamente brillante, mientras alguien movía sus dedos sobre el teclado del ordenador. En las varias ocasiones que le sucedió este fenómeno se percató de que el contenido del texto transmitía oscuridad muy refinada. El autor del experimento no desechó los textos obtenidos, de una forma tan original, sino que los metió en diálogos donde serían contrastados con otros textos que tendrían carácter cien por cien luminoso con objeto de que los lectores no pudieran caer en la confusión.
Es imprescindible tener claro que los mensajes que proceden del lado de la oscuridad de la energía pueden ser igual de importantes que los que proceden del lado de la luz de la misma. Pero es imperdonable que el receptor del mensaje no tenga conciencia del origen de los mismos.
Es legítimo beneficiarse de mensajes que proceden del lado de la oscuridad de la energía. También es legítimo vivir, a caballo, entre los dos lados de la energía, pero, para ello, hay que ser un guerrero del lado de la luz que se limita a entregarse al destino que tiene escrito en el Cielo sea el que sea.
Los mensajes nítidos del lado de la luz sólo se manifiestan a un consultante que ha conseguido alcanzar un equilibrio elevado entre la parte racional, la parte emocional y la parte sensorial del ser que lleva dentro. El proceso de iniciación propio de la escuela sagrada de China busca, en todo momento, el desarrollo de la personalidad del sujeto en el marco de equilibrio entre el cuerpo, el corazón, la mente y el alma que son los cuatro brazos del mandala interior del ser humano.
El equilibrio de los cuatro atributos humanos hace posible alcanzar la percepción acerca de un nuevo equilibrio que tiene que ver con los cuatro principios cósmicos que afectan a todas las cosas y son el espíritu, la materia, la luz y la oscuridad.
En los libros de Bernard Mong Tse se desarrolla el sistema de conocimiento que exige alcanzar un equilibrio superior entre los cuatro atributos humanos y los cuatro principios cósmicos. El método de trabajo que permite avanzar en la construcción del equilibrio superior se sustenta en la experiencia humana acerca de las manifestaciones de las Leyes Cósmicas de la Correspondencia y la Armonía.
El tema del que estamos hablando deberá dar lugar a gran número de tesis doctorales serias que podrán conseguir una revolución en las ciencias de la mente que ahora forman parte del ámbito de la mente dormida y deberán formar parte del ámbito de la mente despierta.
Hay muchos libros de espiritualidad que explican cosas interesantes, pero tienen el defecto de que el origen luminoso u oscuro de las ocurrencias se entremezcla constantemente. El hecho de separar el grano de la paja y la cizaña constituye un hito muy difícil de conseguir por causa de la confrontación constante que mantienen las fuerzas cósmicas de un lado y el otro de la energía. Esta confrontación influye, de forma inexorable, la mente de cualquier autor que ha alcanzado el estado de la mente despierta.
En uno de los libros de Bernard Mong Tse se relata la historia de un médico que había sido nombrado director general de un gran hospital psiquiátrico. La historia, extraída de un caso real que sucedió en Nueva York y era conocido por el autor de los libros, explica que el médico se extraña de que su guía espiritual sea nada menos que un experto en un tema tan terrenal como es el de la contabilidad y las finanzas además de un gran conocedor de las enseñanzas de la Torá y el Talmud. Este detalle permite hacer la hipótesis de que el guía espiritual hubiera sido un hombre de negocios judío en una existencia terrenal que pudo tener su fin en los años treinta del pasado siglo.
La Religión Judía agrupa a unas pocas decenas de millones de fieles. A pesar de ello merece ser contemplada como una de las grandes religiones de la humanidad por el hecho de que es la madre de la Religión Cristiana y la Religión del Islam y por una segunda razón en la que han pensado pocas personas. Es demostrable que esta religión posee un lado oscuro extremadamente potente que, al parecer, permanece articulado por el culto a la Diosa Mamona que Jesucristo denunció en el marco de su famoso discurso sobre el dinero. Es sabido que el centro de gravedad de este discurso es la sentencia que proclama que nadie puede servir a dos señores que son Dios y el dinero.
Es posible hacer la hipótesis de que la religión del lado de la oscuridad que agrupa a las sociedades secretas que poseen el control sobre los centros de poder tenga su origen en la religión secreta que agrupaba, desde tiempos antiguos, a los usureros judíos adoradores de la Diosa Mamona. Se sabe que esta religión secreta se sustentaba en el rito terrible del sacrificio de un hijo nacido fuera del matrimonio del adepto y se saben algunas cosas más, acerca de ella, que no es conveniente poner por escrito porque tienen un carácter demasiado sobrecogedor.
De acuerdo con la Ley Cósmica de la Correspondencia ha sucedido que la Religión Judía que sería capaz de generar un lado oscuro, dotado de potencia extrema, también sería capaz de lograr el mismo fenómeno por el lado de la luz hasta el punto de que los seres inmateriales, que poseen una experiencia más notable acerca del lado luminoso del dinero, transmiten sus mensajes en el marco de la tradición religiosa que tiene sus signos de identidad en la Torá y el Talmud.
La Iglesia Católica tiene un cierto parecido con la Religión Judía por el hecho de que también posee un lado luminoso muy potente junto con un lado oscuro no menos potente. Los fieles católicos que tienen la mente despierta saben muy bien que como mayor es la oscuridad que se descubre en la cabeza de su iglesia, en forma de adoctrinadores que son profesionales del engaño y la manipulación malintencionada, cuando no son encubridores de redes de pederastas o cosas peores que todavía permanecen muy bien tapadas, están contemplando la señal evidente de que la luz que permanece viva en las comunidades parroquiales, las órdenes religiosas e incluso la jerarquía de la Iglesia Católica también es inmensa y además tiene la cualidad de que no posee apenas visibilidad por lo que es muy raro que de lugar a una noticia que aparezca en el periódico o el informativo de la televisión.
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