Los centros conscientes de la luz y la obscuridad: la gran elección
Los hombres y las mujeres que tienen más información acerca del mundo del más allá se adhieren a la tesis de la Escuela Sagrado de China acerca de los centros conscientes del lado de la luz y el lado de la oscuridad. Estas personas se percatan de que la tesis milenaria tiene la posibilidad de explicar su experiencia personal acerca de los temas que son más claros que todos los demás porque afectan al sistema de poder que tiene un dominio férreo sobre el mundo desde hace siglos y milenios.
Las personas, de las que hablamos, tienen el convencimiento de que el centro consciente del lado de la oscuridad es mucho más potente que el centro consciente del lado de la luz, pero este último tiene una ventaja muy grande porque no alberga ningún conflicto, en su seno, en la medida que su existencia no gira en torno del propósito de poseer el poder sino que lo hace marcado por el hecho de que todos los seres, que acceden al mismo, poseen la experiencia de la sumisión incondicional a la voluntad del protector del lado de la luz, que ha guiado su vida, con independencia de que su referente religioso sea el Dios de la Biblia, el Dios del Corán, el Dios del Hinduismo o el Cielo de las tradiciones sagradas de Asia.
Hay que recordar, en este momento, el elemento esencial del magisterio de Jesucristo que proclama que es imposible servir a dos señores que son Dios y el dinero. Nadie puede discutir que el maestro exhorta a hacer la elección entre el dios del dinero y el verdadero Dios. Esta elección deben hacerla algunos guerreros en un momento u otro de su proceso de evolución lo cual les obliga a pasar por una prueba de fuego en la medida que el dinero es un recurso ineludible a la hora de dar lo mejor a los hijos.
Es fácil demostrar que la mayoría de los individuos que forman parte de los poderes religiosos han hecho la elección del dios del dinero sobre el verdadero Dios. En algunos casos la elección tiene carácter escandaloso e incluso grotesco. Esto sucede cuando se descubre que hay algunos cardenales que precisan residir en apartamentos que ocupan quinientos metros cuadrados y están atestados de obras de arte. En otros casos la elección responde a una maniobra muy estudiada y extremadamente hipócrita que se plasma en una vivienda austera y funcional, pero puede adivinarse que la ambición material del sujeto es si cabe mayor que la de su colega que precisa vivir rodeado de lujos, sirvientes y obras de arte. Los casos, de un tipo y el otro, conforman dos cuernos del Diablo que tienen el cometido de alimentar la ceremonia de la confusión.
Las personas que tienen la mente despierta, y han elegido el lado de la luz de la energía, contemplan, con serenidad, los dos cuernos del Diablo, que se retroalimentan entre ellos, en el ámbito de los poderes religiosos. Esta vivencia inequívoca les impide sucumbir a la ceremonia de la confusión aunque mantienen la boca cerrada porque no creen prudente escandalizar a sus semejantes que todavía tienen la mente demasiado dormida.
La vivencia de pasar unos días, todos los años, en un monasterio de la Orden del Císter, en calidad de huésped, es una de las más interesantes a las que tiene acceso un miembro del género masculino. En el momento que el huésped ha cumplido unas cuantas estancias en el monasterio, que alberga espacios serenísimos repletos de botánica elegante y protegidos por muros robustos que han cumplido ocho o nueve siglos, puede sucederle que tenga acceso a las confidencias de un monje veterano. Las vivencias del monje, parco de palabras, son testimonio de la existencia del lado luminoso incombustible de la Iglesia Católica y sólo puede poseerlas un hombre que contempla, con la máxima serenidad, el lado oscuro de la institución personificado por el Estado y la Curia del Vaticano que esconden un montaje de poder político y financiero que es mucho más tenebroso de lo que puede imaginar una persona faltada de información.
No es fácil toparse con los escasos hombres y mujeres, dotados de mentes extremadamente despiertas, que, en el momento culminante de su carrera profesional, tuvieron la oportunidad de elegir entre el dios del dinero y el verdadero Dios e hicieron la elección correcta. Estos hombres y mujeres son muy pocos, pero tienen tras ellos vivencias inequívocas en las que hay muchos elementos en común lo cual les permite entenderse a la perfección entre ellos.
Describiremos los perfiles de algunos de estos hombres y mujeres con objeto de que no haya ninguna confusión acerca de su identidad. Nos referimos al propio Bernard Mong Tse que fue un emprendedor de negocios que demostró ser extremadamente creativo, en ámbitos distintos y naciones distintas, al igual como lo sería el día que se puso a escribir relatos novelados. Nos referimos a un profesional de la intermediación financiera que, en calidad de ejecutivo de un banco de negocios, accedió a fuentes de información mejores que las de la mayoría de sus colegas que no tenían la mente tan despierta como él lo cual le permitió ganarse muy bien la vida sin arrimarse al lado de la oscuridad. Nos referimos a una mujer, muy especial, dotada de cualidades singulares en calidad de vidente, y sobre todo de médium, hasta el punto de que es posible que las personas de este tipo sean poquísimas en el mundo. Nos referimos, por último, a un profesional de la informática que tuvo la oportunidad de subastar sus servicios, en calidad de hacker habilísimo, y ganar el dinero que le hubiera dado la gana, pero no lo hizo.
El Laberinto de la Verdad se sustenta en la experiencia de las cuatro personas a las que nos hemos referido y de unas cuantas más que, por razones obvias, no pueden ser muchas. Estas personas son las únicas que tienen derecho a considerarse discípulos o discípulas incondicionales de Jesucristo, por el hecho de que acataron un mandato esencial del maestro en el momento determinante de su vida profesional, cuando tuvieron la oportunidad de no hacerlo sin dejar de ser fieles devotos, entre comillas, en la medida que el referente de la elección del dios del dinero está muy bien instalado en las organizaciones laicales de la Iglesia Católica y en algunas iglesias protestantes, de tradición presbiteriana y metodista, que son más elitistas que todas las demás aunque también demuestran ser las campeonas en la tarea de recaudar dinero destinado a obras de caridad.
Los hombres y las mujeres que no han pasado por la prueba tremenda de verse obligados a elegir, entre el dios del dinero y el verdadero Dios, no tienen ninguna posibilidad de saber lo que habrían hecho ellos en una situación idéntica. En consecuencia no tienen más remedio que contemplar, con el máximo respeto, la experiencia de las personas que han aprendido lecciones de la vida que ellos también tienen la oportunidad de aprender por medio de un procedimiento más tranquilo y menos dramático.
El maestro de Bernard Mong Tse perfeccionó la tesis de la Escuela Sagrada de China, acerca de los centros concientes del lado del Yin y el lado del Yang, por medio de añadir a la misma dos conceptos filosóficos clásicos que son el predominio y la hegemonía.
Las personas que tienen la mente más despierta que las demás son capaces de asimilar el concepto del predominio, incluso agobiante, al lado de la oscuridad de la energía. Estas personas reafirman su conclusión, día tras día, cuando contemplan los informativos, en la pantalla del televisor, mientras se quedan asombradas porque, en el momento decisivo, pueden asistir al hecho inesperado de contemplar la hegemonía del lado de la luz que disuelve la oscuridad al igual como sucede con un terrón de azúcar en una taza de café aunque este hecho, más importante que los demás, casi nunca de lugar a un informativo que exige el talento singular de un periodista que no puede ser un profesional dotado de una mente sumida en el estado del sueño psíquico.
Estos fenómenos resultan sencillos de explicar cuando se cae en la cuenta de que las sociedades secretas, que ejercen el poder en el mundo, poseen muchos siglos de experiencia en el uso y el abuso de la Ley Cósmica de la Correspondencia por el procedimiento de edificar cuernos del Diablo que se retroalimentan entre ellos, pero tienen un límite que aparece en el momento que se manifiesta la Ley Cósmica de la Armonía sobre la que no pueden tener ningún control.
Algunas publicaciones de la página de El Laberinto de la Verdad han desencadenado el debate acerca del concepto de la verdad. Ahora mismo disponemos de una larga lista de definiciones de la verdad que van desde la opinión que sostiene que la verdad no existe ni tiene ninguna posibilidad de existir en el mundo humano donde todo es forzosamente relativo, hasta la opinión que afirma que la verdad es un misterio que da sentido a la vida de las personas que deciden tratar de desentrañarlo aunque muy pocos lo consigan sin pagar el precio de volverse locas. Por supuesto que entre estas dos opiniones hay otras muchas que asimilan la verdad con la creencia religiosa o secular que resulta satisfactoria al sujeto.
Las personas que tenían escrito en el destino pasar por la prueba tremenda de no tener más remedio que elegir entre el dios del dinero y el verdadero Dios, e hicieron la elección correcta, se percatan de que la definición más acertada del Creador del Universo trasciende los conceptos filosóficos clásicos de absoluto, inmutable, infinito y eterno, que se desarrollan hasta la saciedad en la Biblia y sobre todo en el Corán, y encaja mejor con el concepto definitivo de suprema armonía que también fue acuñado por la Escuela Sagrada de China a pesar de que no le había sido revelado el concepto de Dios.
La profecía enigmática de Jesucristo que asegura la salvación sólo a los que sean capaces de aguantar firmes hasta el final, puede ser interpretada de acuerdo con las leyes cósmicas de la energía. Debemos hacer la hipótesis de que, a estas alturas de la película, Lucifer tiene un dominio casi absoluto de la Ley Cósmica de la Correspondencia. Esto significa que tiene la posibilidad de crear todos los pares de cuernos del Diablo que precisa para idiotizar a miles de millones de seres humanos de mente dormida y enloquecer a decenas de millones de semejantes de mente despierta que no hayan desarrollado la psicología del guerrero.
A estas alturas de la película también hay evidencias suficientes que permiten tener el convencimiento de que el dios del mundo no ha conseguido obtener el control de la Ley Cósmica de la Armonía y ésta actuará, un día u otro, aunque nadie puede adivinar ningún detalle acerca de este evento. Sin embargo debemos mantener la esperanza de que lo que sucederá se corresponderá a la voluntad de Dios cuyo Plan tiene prevista la llegada de su Reino a la Tierra tal como piden los cristianos cuando rezan la oración del Padrenuestro.
Las personas que gozan de percepciones extra-sensoriales tienen el convencimiento de que está cerca de producirse algún hecho de carácter general y positivo que permita alimentar la esperanza de los hombres y las mujeres que han elegido el lado de la luz. Es obvio que nadie puede saber cuando ni como sucederá un hecho que podría ser incluso el más importante de la historia de la humanidad. En consecuencia, no hay más remedio que estar dispuestos a aguantar firmes hasta el final sin saber si los testigos del final seremos nosotros o serán nuestros hijos.
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