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La misteriosa belleza de los cristales de hielo:  ¿expresión natural de la simbología?

La misteriosa belleza de los cristales de hielo: ¿expresión natural de la simbología?

Hemos decidido recrear cristales de hielo en las publicaciones durante varias semanas. Estos cristales que se forman en los vidrios de las casas sencillas del campo, las madrugadas de invierno mientras tiene lugar una gran helada, forman estructuras hermosas ilimitadas que, en todos los casos, permanecen vertebradas por la figura geométrica del hexágono.

Es posible hacer la hipótesis de que los cristales de hielo, que se conforman por medio de la figura del hexágono, que posee la extraña coincidencia con la figura que eligieron las abejas para construir sus panales, dieran lugar a un mensaje misterioso de la naturaleza que permitió a algún chamán iluminado que comandaba una de las tribus, de cazadores y recolectores de frutos y legumbres, que poblaban las cuencas de los ríos, de hace más de diez mil años, empezar a comprender el concepto de la simbología sagrada que, al cabo de unos cuantos miles de años, daría lugar al concepto del mandala por medio del arte de anudar una alfombra o tejer un cojín de lana.

Hemos explicado, en otra publicación, que es lícito dar al mandala el título de símbolo sagrado de la humanidad. Ahora nos limitamos a hacer la observación de que todos los cristales de hielo son mandalas que tienen formas muy distintas. Algunas de estas forman hexagonales pudieron inspirar el diseño de una alfombra, un cojín de lana, una clave de volta que coronaba una bóveda o un motivo de la forja y la ebanistería. Estamos seguros que esta posibilidad invitará a pensar a algunas personas que lean este texto.

En la época que la técnica de la microscopía alcanzó prestaciones elevadas hubo un investigador japonés que descubrió cosas insólitas que afectan a los cristales de hielo.

Resulta que cuando el agua cristaliza lo hace por medio de formas distintas en función del ambiente en que tiene lugar el fenómeno de la formación de los cristales. El investigador japonés demostró que los cristales de hielo que se forman mientras un violinista reproduce una melodía de Juan Sebastián Bach son distintos de los que se forman mientras un hombre hace un discurso agresivo con el corazón lleno de rencor.

Resulta que, por causa de un fenómeno difícil de explicar, las estructuras cristalinas se agrupan de una forma distinta en un caso o en otro.

Cuando lo hacen, arrullados por la melodía de Juan Sebastián Bach, la observación de la preparación de microscopio permite contemplar mandalas bellísimos.

En cambio la preparación de microscopio obtenida, mientras resuena el discurso agresivo propio del sujeto que tiene el corazón lleno de rencor, permite observar formas extrañas, de apariencia desagradable, entre las estructuras hexagonales. Es probable que las formas extrañas se correspondan a gotículas de aire atrapadas en el cristal o quizás tienen otra explicación.

Algunas fotografías de microscopio obtenidas por el investigador japonés acerca de la formación de hielo en un ambiente, presidido por el sentimiento del odio, hacen pensar que el agua se empiece a solidificar, de manera inevitable, cuando la temperatura se acerca al punto de congelación, pero no lo hace por medio de una estructura de cristales hexagonales sino de un conglomerado amorfo que incluso puede adquirir un color parduzco desagradable cuando refleja la luz.

En la medida que la nieve que cae del cielo, en el invierno de las regiones templadas y en las cumbres de las cordilleras en las regiones del trópico, siempre está formada por cristalitos impolutos, que muestran un color blanquísimo cuando reflejan la luz, puede hacerse la deducción de que, en el plano cósmico, rige la hegemonía del amor sobre el odio y otras emociones negativas.

La demostración de que las emociones humanas influyen nada menos que la cristalización del agua da mucho que pensar. Debemos recordar que los tejidos que conforman todos los órganos del cuerpo humano están formados principalmente por agua y los procesos bioquímicos tienen lugar en presencia de agua.

El investigador japonés demostró que el agua es sensible a los sentimientos humanos a la hora de cristalizar. Este descubrimiento tiene unas posibilidades inmensas e incluso podría dar lugar a una técnica que permitiera escribir tesis doctorales serias acerca de las propiedades de la energía mental estudiada de acuerdo con su atributo de influir la cristalización del agua. Para ello habría que demostrar que este fenómeno natural puede constituir un parámetro objetivo en la medida que su comportamiento sea coherente y pueda ser examinado por medio del método científico de conocimiento.

Es posible que haya personas que estén llevando a cabo esta investigación, en algún lugar del mundo, pero no tenemos constancia de ello.

La relación entre fenómenos materiales y fenómenos espirituales

Los descubrimientos que podrían permitir abrir la puerta a la investigación rigurosa, acerca de la relación que debe existir entre fenómenos materiales y fenómenos espirituales, no son del agrado de los individuos que viven enganchados al cuerno del Diablo de la filosofía racionalista y tampoco lo son a los que viven enganchados al cuerno del Diablo de la doctrina religiosa. Este despropósito es el responsable de que los descubrimientos del investigador japonés no hayan sido divulgados como se merecen.

Hace unos treinta años apareció un libro muy interesante que relataba las vivencias asombrosas de un número relevante de personas que habían estado clínicamente muertas, un determinado período de tiempo, pero habían regresado a la existencia terrenal.

A lo largo de los últimos treinta años ha habido unos cuantos investigadores que se han ocupado de este fenómeno extraordinario que puede dar mucha luz acerca de lo que se denomina vida después de la muerte.

En un libro de Bernard Mong Tse se describe uno de estos casos que tuvo carácter contundente. Este caso podría dar vida a una tesis doctoral seria por el hecho que tuvo lugar en un hospital comarcal donde quedó todo documentado por el médico que firmó dos certificados de defunción del mismo paciente: uno con fecha martes y el otro con fecha viernes. El médico dejó anotado que el paciente no precisó tomar ninguna medicación y apenas ingirió alimentos a lo largo de los tres días de regalo que estuvo en la Tierra ocupado en relatar las vivencias que tuvo, en medio de las horas que estuvo en el otro mundo, donde participó de sensaciones y emociones difíciles de describir pero que incluían mensajes muy claros que tenía el deber de transmitir a sus seres queridos y a los profesionales del hospital.

En este caso también ha sucedido que los representantes del mundo académico, que permanece sometido a la dictadura de la filosofía racionalista que no es capaz de contemplar la hipótesis de la existencia del mundo espiritual, han obsequiado con una cortina de silencio los descubrimientos acerca de la vida después de la muerte.

Lo más insólito de todo, acerca de este tema, ha sido la conducta de los poderes religiosos que se han añadido a la cortina de silencio edificada por el mundo académico ante un tema que debe interesar a todos los seres humanos que deben morirse al igual como se murieron sus antepasados sin ninguna excepción.

Por medio de su conducta los poderes religiosos han demostrado que la investigación rigurosa acerca de la vida espiritual, que sigue a la muerte del cuerpo físico, no les conviene ya que puede poner en cuestión las creencias, acerca del Cielo, el Purgatorio y el Infierno, que han edificado las distintas iglesias cristianas con objeto de mantener encuadrados, a lo largo de los siglos, a rebaños de fieles de mente dormida.

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