La iglesia de Jesucristo: cómo explicar la coexistencia de la luz y la obscuridad
Extracto del diálogo que mantienen Ismael, Yasmina, Joan y Pierre y que forma parte del capítulo 73 del libro, “El Laberinto de la Verdad”.
– Tengo el convencimiento de que en la Iglesia fundada por Jesucristo coexiste la máxima oscuridad con la máxima luz – dijo Pierre -. La máxima oscuridad emana de los muros del Palacio de los Papas de Aviñón y todas las personas que gozan de una cierta sensibilidad, acerca de los flujos de la energía, pueden constatarlo si viajan a aquella ciudad de Francia bañada por el Río Ródano y rodeada de campiñas pintorescas.
Pierre detuvo su discurso un instante con objeto de reclamar la atención de Ismael y Yasmina por medio de sus manos colocadas frente a su rostro apuntando el techo de la sala de estar. El abogado dejó pasar unos instantes y prosiguió la explicación mientras padre e hija mantenían los ojos enfocados en su rostro.
– Debo explicar que en la Iglesia, fundada por Jesucristo, es posible descubrir la máxima luz que ahora mismo puede contemplarse en el mundo. Esta máxima luz emana de la organización de los terciarios franciscanos que se está extendiendo por todos los reinos de Europa. He tenido la oportunidad de conocer, con una cierta profundidad, esta organización desde que mi mujer decidió vestirse con el hábito que es propio de los frailes franciscanos.
– ¿Por qué tu mujer decidió vestirse con un hábito? – preguntó Yasmina.
– Mi mujer recibió de la naturaleza el regalo de poseer un cuerpo de diosa del Olimpo que es lo mismo que te sucedió a ti – respondió Pierre mientras enfocaba sus ojos en el rostro de la señora de la casa -. Mi mujer abusó un poco del impulso de la vanidad humana que la llevó a lucir unos cuantos vestidos bonitos que resaltaban sus atributos corporales. Los vestidos bonitos los confeccionaba una modista muy buena y eran regalos que yo hacía a la madre de mis hijos. Podía hacerlo porque me ganaba bien la vida y me gustaba hacerlo porque participaba de la vanidad incluso más que la titular del vestido. Un buen día mi mujer decidió cortar en seco la vanidad de los vestidos y lo hizo, después del tercer parto, cuando su cuerpo había alcanzado el máximo esplendor de una diosa del Olimpo. A partir de aquel día el sacrificio principal no lo hizo ella sino que lo hice yo en la medida que mi mujer también decidió que los dos esposos durmiéramos en camas separadas.
– Entiendo muy bien el sacrificio que hubo en tu vida – dijo Yasmina mientras contemplaba el rostro del abogado con mucho respeto.
– El sacrificio que hubo en mi vida tuvo la compensación el día que mi mujer me explicó que los terciarios franciscanos, que dedican dos tardes de cada semana a hacer una labor de asistencia en un hospital o una casa de caridad, habían hecho el más importante de todos los descubrimientos religiosos que consiste en aprender a contemplar el Dios del Cielo en los ojos de los desamparados de la Tierra – dijo Pierre empleando un tono de voz de máxima solemnidad -. Entiendo que el descubrimiento que hicieron los terciarios franciscanos constituyó una manifestación muy clara de la Ley Cósmica de la Correspondencia una vez la cabeza de la Iglesia Católica, instalada en la Ciudad de Aviñón, había caído en las manos del poder del Infierno.
– Puedo entender muy bien que en la Iglesia Católica haya surgido una organización de padres y madres de familia que hayan aprendido a contemplar el Dios del Cielo en los ojos de los desamparados de la Tierra – dijo Ismael -. En la Religión del Islam este descubrimiento lo han hecho algunas personas aisladas pero es impensable que pueda dar origen a una organización que se extienda por los distintos reinos musulmanes. Es evidente que en la Iglesia Católica ha actuado la Ley Cósmica de la Correspondencia a un nivel que jamás ha sucedido en el mundo. Debemos suponer que, a lo largo de los próximos siglos, la humanidad podrá contemplar las máximas expresiones de la bondad humana en la Iglesia Católica de la misma manera que podrá contemplar, en la misma iglesia, las máximas expresiones de la perversidad. Este escenario, de máxima contradicción, tendrá unas posibilidades de despertar las mentes de los fieles católicos más perspicaces que será muy superior a la de las estatuas de hielo que inventó un sabio chino de la antigüedad. Por supuesto que el escenario, de máxima contradicción, que está destinado a conformar la Iglesia Católica, a lo largo de los próximos siglos, constituirá una manifestación continuada de la Ley Cósmica de la Correspondencia.
– El hecho de que la Iglesia Católica haya sido objeto de la Ley Cósmica de la Correspondencia a un nivel que jamás ha sucedido en el mundo y tenga la misión de albergar en su seno la máxima luz y la máxima oscuridad, que es posible contemplar sobre la Tierra, supongo que puede ser interpretado como una señal de predilección divina – dijo Joan.
– Estoy de acuerdo en que el hecho de que la Iglesia Católica albergue en su seno la máxima contradicción puede ser interpretado como una señal de predilección divina en la medida que queda claro que la Iglesia, fundada por Jesucristo, jamás podrá resolver su problema por medio de las manifestaciones sucesivas de la Ley Cósmica de la Correspondencia y sólo podrá hacerlo por medio de una manifestación, en un grado muy elevado, de la Ley Cósmica de la Armonía – respondió Ismael en un tono muy claro de voz que indicaba que no albergaba ninguna duda acerca de aquel tema tan delicado.
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