La canalización de la energía primordial
Son bastantes las personas que son capaces de detectar la energía primordial que circula del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo. Esta energía se percibe, con gran claridad, en algunos lugares especiales mientras apenas se percibe en el resto de la Tierra. Esta energía puede ser mesurada por medio de los instrumentos sencillos que usan los buscadores de arroyos de agua subterránea y betas de minerales desde tiempos inmemoriales.
La mayoría de seres humanos tienen la posibilidad de aprender a detectar la energía primordial que circula del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo y tienen la posibilidad de aprender a canalizarla, en un grado menor o mayor, aunque este proceso de aprendizaje es distinto en cada persona y no puede ser explicado en forma académica.
Hay bastantes personas que han aprendido a controlar las impresiones negativas y no expresarlas en ningún caso y han comprobado que este ejercicio incrementa la vitalidad, la salud del cuerpo y la realización personal. Estas personas tienen un conocimiento incipiente de la canalización de la energía primordial que alimenta la energía mental del sujeto y tienen la posibilidad de transmitir este conocimiento a sus hijos.
También son bastantes las personas que poseen experiencia acerca de la energía que ha sido invertida y concentrada por medio de las actitudes malvadas de determinados seres humanos que han elegido el lado de la oscuridad y se han mantenido agrupados, siglo tras siglo, por medio de las sociedades secretas que poseen una gran experiencia acerca de los ritos religiosos del lado de la oscuridad que tienen carácter espantoso pero, por esta razón, permiten a sus celebrantes alcanzar el grado elevado de poder mental que exige no desmoronarse ante nada una vez han sido capaces de desprenderse del más pequeño vestigio de compasión.
Lucifer sólo está dispuesto a comprar el alma de los iniciados que han alcanzado un grado muy elevado de poder mental. A estos iniciados les entrega una determinada cuota de poder e incluso de impunidad. Estamos contemplando un tema que resulta inimaginable a cualquier persona que no haya conocido, en persona, a un guerrero del lado de la oscuridad y se haya percatado de que es un hombre que mantiene un grado de control inexplicable sobre los flujos del dinero y el tiempo humano.
El concepto de la energía mental sólo puede explicarse cuando se comprende el fenómeno de la energía primordial y el fenómeno de la energía invertida. Los guerreros del lado de la luz y los guerreros del lado de la oscuridad tienen un poder menor o mayor de canalizar energía primordial o energía invertida por medio de sus mentes despiertas. El poder mental de cualquier ser humano puede ser medido en términos de la energía mental que tiene la posibilidad de canalizar y puede ser estudiado de acuerdo con las reglas de las matemáticas.
Al margen de las influencias del lado de la luz o el lado de la oscuridad no existe el poder mental y, en consecuencia, no existe ninguna clase de poder. Hay personas a las que se atribuye un gran poder por la razón de sus apellidos y los patrimonios inmensos que han heredado de sus progenitores y ya eran cuantiosos un siglo antes. En la mayoría de los casos estas personas son beneficiarias del poder pero no son poseedoras del poder real que, dado el nivel evolutivo de la humanidad, sólo puede ser poseído por guerreros del lado de la oscuridad.
El Laberinto de la Verdad se adentra en el conocimiento tanto de la energía primordial, que procede del manantial inagotable que es la mente de Dios y sostiene todo el Universo, como de la energía invertida que es el verdadero invento de Lucifer y constituye el sustento de todos los sistemas de poder que han existido a lo largo de los siglos y los milenios, incluidos los sistemas de poder religioso lo cual da lugar a la más insoportable de todas las paradojas.
La energía primordial tiene carácter divino y, por tanto, tiene dimensión infinita. En cambio la energía invertida es finita por el hecho de que precisa de un laborioso proceso de inversión. En esta ecuación matemática se sostiene el sentimiento de le esperanza que constituye la esencia de todas las religiones.
De la energía invertida a la energía primordial
La escuela sagrada que ha vertebrado el lado luminoso de la Civilización China ha tenido el mérito de desarrollar la experiencia de la transmutación de la energía invertida en energía primordial. Esta experiencia tiene su origen en la comprensión de los conceptos reales de la correspondencia y la armonía que son piezas esenciales del Laberinto de la Verdad. La comprensión de estos conceptos filosóficos no puede tener carácter intelectual y debe ser fruto de la experiencia personal en el seno de la vida familiar y en un ámbito profesional cualquiera.
La escuela sagrada de China tiene el mérito de haber descubierto, en tiempos inmemoriales, que la energía tiene carácter único pero tiene dos lados a los que se dio el nombre de Yang y Yin. Estos conceptos se han extendido por el mundo pero son muy pocas las personas que conocen su significado.
La experiencia de la transmutación de la energía invertida en energía primordial, en un plano incipiente, está al abasto de muchísimos seres humanos que han seguido un método serio de aprendizaje del arte de mantener la atención de la mente con objeto de blindarla frente a las influencias negativas propias de la vida cotidiana e incluso han aprendido a rebotar estas influencias y usarlas para un propósito positivo.
La experiencia de la transmutación de la energía invertida en energía primordial, en un plano incipiente, permite comprender a millones de personas que el alma se alimenta de energía de la misma manera que el cuerpo se alimenta de azúcares, proteínas y grasas. La compresión de este fenómeno, por medio de la experiencia de la vida, desencadena el despertar progresivo de la mente.
La experiencia de la transmutación de la energía invertida en energía primordial, en un plano más relevante, sólo está al alcance de los guerreros del lado de la luz que han desarrollado un grado elevado de poder mental que es equivalente, e incluso superior, al que poseen los grandes guerreros del lado de la oscuridad que son los dueños del mundo.
Hay que explicar que, en un momento de medianos del Siglo XX, hubo la posibilidad de contrastar las experiencias de la escuela sagrada de China y la escuela sagrada de Occidente. Esto sucedió en el enclave privilegiado de Hong Kong cuando todavía era una colonia británica y mientras la República Popular, heredera del Imperio del Centro, permanecía cerrada a cal y canto lo cual permitiría que algunos políticos, sumamente ignorantes y faltados de escrúpulos, prepararan en sigilo el experimento espantoso que tendría el nombre de Revolución Cultural y produciría daños enormes al país que es depositario de la civilización que ha alcanzado un grado de madurez superior a las demás.
Hay que explicar que, por medio de la fusión de las experiencias de la escuela sagrada de China y la escuela sagrada de Occidente fue posible empezar a comprender, en toda su profundidad, el magisterio de Jesucristo y también fue posible comprender el concepto del Reino de Dios en términos científicos de acuerdo con las leyes de la energía.
La fusión de las experiencias de la escuela sagrada de China y la escuela sagrada de Occidente tuvo entre sus protagonistas a un empresario musulmán asentado en Hong Kong y dedicado al negocio luminoso de las inversiones en forma de capital riesgo. El empresario musulmán descubrió que los elementos definitivos de la revelación que permitirían encajar las piezas de un laberinto que era cuatro veces milenario, tanto por parte de China como por parte de Occidente, habían sido confiados nada menos que al profeta analfabeto de Arabia que fundó la última de las grandes religiones de la humanidad cuando el laberinto ya poseía veinticinco siglos de experiencia acumulada.
En el momento que los hitos esenciales del conocimiento están consolidados, por medio de la experiencia de un número suficiente de personas, existen las condiciones para explicar a millones de seres humanos, de mente despierta, que el concepto del Reino de Dios no es una entelequia filosófica ni un engaño religioso sino una solución real para el mundo del Siglo XXI plagado de desequilibrios e injusticias insostenibles.
En la Iglesia Católica existió una corriente que se denominó “teología de la liberación”. Los inspiradores de aquella corriente, sumamente idealista y generosa, estaban más cerca de la verdad que sus colegas más egoístas que los descalificaron sin piedad y sin decoro, pero se confundieron cuando abrazaron nada menos que las tesis del marxismo que es una más de las filosofías de la mente dormida que encima sucumbe al más abominable de los errores que es la exaltación de la violencia como instrumento de la liberación.
Los discípulos de Jesucristo no se confundirán jamás acerca de este tema tan delicado porque saben que tienen el deber de rebelarse frente a la injusticia pero también saben que por Dios se puede morir pero, en su nombre, no se puede matar ni siquiera al más odioso de los tiranos.
En el momento que se toma conciencia de que los conceptos más importantes del magisterio de Jesucristo todavía no han sido descubiertos por sus discípulos se cae en la cuenta de que todas las propuestas que han sido proclamadas en su nombre han tenido carácter apresurado.
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