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La alegoría de la pagoda de la evolución y el  mundo del siglo XXI  ( I )

La alegoría de la pagoda de la evolución y el mundo del siglo XXI ( I )

La alegoría de la pagoda de la evolución permite explicar muchas cosas entre otras las que suceden en el mundo del Siglo XXI y las que seguirán sucediendo y cada vez serán más difíciles de explicar.

Las personas que no han tenido más remedio que forjar una experiencia singular acerca de la confianza en la protección de Dios puede que tengan las vivencias de haber ascendido a la primera planta, eincluso a la segunda planta de la pagoda de la evolución, sin haber seguido el proceso de iniciación propio de las escuelas sagradas ni saber nada acerca de un tema que nunca ha tenido visibilidad.

Las personas que han ascendido a la primera planta, e incluso a la segunda planta de la pagoda de la evolución, conforman una minoría consistente de la sociedad en el segundo decenio del Siglo XXI. Estas personas no han tenido más remedio que aprender el arte de desprenderse de las vigas, que tapaban sus ojos y no les permitían contemplar la luz, a medida que las descubrían por medio de las pajas que contemplaban en lo ojos ajenos. Estas personas también han hallado la manera de no expresar impresiones negativas mientras han aprendido a escuchar, con atención, el discurso de sus interlocutores y lo han hecho sin tener conciencia de ello.

Las personas de las que estamos hablando han hecho un aprendizaje que ha sido incompleto y tiene lagunas, pero, de una forma u otra, se han convertido en guerreros e incluso les ha sucedido que han tenido la oportunidad de elegir entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía y han hecho lo correcto por la simple razón de que llevaban dentro el impulso a elegir el lado de la luz incluso a costa de renunciar a un elevado nivel de vida, pero sucedió que tomaron la decisión correcta porque adivinaron que a sus hijos jamás les faltarían las cosas imprescindibles incluidas las matrículas en una universidad de primer nivel.

Cuando se examinan los perfiles de los seguidores de la página del Laberinto de la Verdad se descubren a muchos jóvenes y veteranos de ambos géneros que responden al concepto del guerrero. Estas personas tienen la piel de todos los colores, han elegido las profesiones más diversas y hablan en varias docenas de lenguas incluso en alguna que es extremadamente minoritaria. Estas personas poseen la experiencia de haber ascendido a la primera o la segunda planta de la pagoda y pueden entender cosas que no tienen ningún sentido para la mayoría de sus semejantes que permanecen en la planta baja del edificio.

Las personas a las que nos referimos acostumbran a formar parte del abanico de las clases medias laboriosas y las clases trabajadoras cualificadas y, en especial, de los segmentos de profesionales autónomos de los ámbitos más diversos. Es difícil contemplar procesos de evolución, que tengan carácter luminoso, más allá del conjunto amplio de clases sociales que hemos enumerado.

Llama la atención el hecho de que la sociedad contemporánea contemple fenómenos de descomposición parecidos en los dos extremos de la pirámide social – cuando ésta se representa por medio de la curva que se denomina campana de Gauss – y que suceda lo mismo en países que permanecen entroncados en culturas muy distintas.

Esta observación tiene como contrapunto el hecho de que existan unas elites formales que, sobre el papel, ejercen el liderazgo de la sociedad, pero, en la práctica, son colectivos de personas que tienen la mente cien por cien dormida y no se enteran de nada a pesar de mostrar un sentimiento de importancia monumental, en el rostro, que es paralelo a la renta exagerada que perciben por una labor profesional que no es más complicada que la que ejercen miles de ejecutivos, de ambos géneros, que son explotados, sin piedad, por las corporaciones respectivas.

El examen de las páginas de los seguidores del Laberinto de la Verdad permite descubrir a discípulos de Jesucristo, que muestran tener la mente especialmente despierta, en países donde la Religión Cristiana se ha divulgado de una forma singular. Ejemplos de estos países son Etiopia y Madagascar. El testimonio de las personas a las que nos referimos permite hacer la hipótesis de que el magisterio de Jesucristo funciona mejor cuando se extiende al margen de las estructuras de poder eclesiástico que han sido concebidas con el objeto de encuadrar rebaños de fieles de mente dormida, pero pierden el sentido en universos conformados por ciudadanos de mente despierta que saben muy bien lo que deben hacer en la vida.

Trataremos de usar la alegoría de la pagoda de la evolución para entender las cosas que les suceden a algunos seguidores del Laberinto de la Verdad de acuerdo a lo que dejan entrever en sus páginas. Para ello hay que recordar que dentro de la pagoda hay una escalera y ésta está provista de peldaños. Cada peldaño de la escalera es distinto del anterior y puede ser mesurado, de una manera práctica, por medio de vivencias que tiene que ver con la experiencia del amor a los seres queridos y la experiencia de la empatía con el resto de los semejantes.

Debemos recordar que los maestros de la Escuela Sagrada de China no consideraban necesario el desarrollo de la experiencia de la fe, en la protección del poder superior al que daban el nombre de El Cielo, hasta que el discípulo había alcanzado la tercera planta de la pagoda. Hasta este momento éste debía limitarse a desarrollar la confianza en si mismo por medio de la experiencia del amor a los seres queridos y la experiencia de la empatía con el resto de los semejantes.

Los caballeros templarios habían acuñado la máxima que proclama: “Sólo es válido el que sirve”. Debemos suponer que la Orden del Temple desarrolló una experiencia continuada del valor del servicio nada menos que a los hombres que se ganaban la vida por medio del comercio. Debemos suponer que, como fruto de esta experiencia, sucedió algo tan insólito como que los caballeros, que había profesado el voto de pobreza, desarrollaran dos conceptos que ya existían que fueron la letra de cambio y la póliza de seguro marítimo y, el resultado de ello, fue nada menos que el invento de la banca comercial.

No tenemos información acerca de los inventos que hicieron los maestros chinos de la antigüedad en el ámbito del servicio a sus semejantes que se ocupaban del comercio. Debemos recordar que el tránsito de mercancías por el Gran Canal, que cruzaba el país de norte a sur, era muy superior al que transportaban las galeras que comunicaban las ciudades libres de la ribera del Mar Mediterráneo en la misma época. Este detalle hace suponer que los inventos que hicieron los Caballeros Templarios en Europa ya existían en el Imperio del Centro que había inventado todas las cosas prácticas del mundo antiguo. Sin embargo los maestros de la escuela sagrada de China, por encima de la experiencia del servicio, dieron importancia a la experiencia de la empatía como hilo conductor del proceso de evolución de los seres humanos.

Debemos celebrar que la experiencia de la empatía esté presente en la mayoría de las escuelas modernas de psicología y pedagogía hasta el punto de que un cometido de muchos maestros de escuela es educar a los pequeños en el arte de desarrollar la empatía con sus compañeros de clase con independencia de que les caigan mejor o peor.

Los maestros de la escuela sagrada de China habían desarrollado la experiencia de que, a medida que una persona lleva a cabo el proceso de evolución correcto, aparecen en su vida semejantes inesperados con los que tiene la oportunidad de desarrollar empatía o no hacerlo. Incluso puede suceder que, en el momento más inesperado, aparezca una persona que plantea al sujeto un tipo de relación que a éste no le resulta cómoda, pero es justo esta experiencia la que le permitirá entender algo que resulta imprescindible para ascender al nuevo peldaño de la escalera que lleva a la siguiente planta de la pagoda.

La experiencia de la empatía tiene un parecido con la experiencia de la fe hasta el punto de que llega un momento en que se comprende que la empatía y la fe son dos caras de una moneda que es nada menos que la conciencia. Este tema no puede ser desarrollado en esta publicación por razones obvias, pero se explica, con la máxima profundidad, en la obra de Bernard Mong Tse.

La experiencia de la empatía con los semejantes no puede tener ningún límite ni ninguna excepción por extraño que sea el último personaje que llega a la vida del guerrero.

Algunas escuelas modernas de psicología han elegido el desarrollo de la empatía como el eje vertebrador de la personalidad sana. Al parecer el descubrimiento de la importancia de la empatía se hizo cuando se analizaron las personalidades de los líderes nazis y se cayó en la cuenta de que eran individuos desprovistos de empatía.

Hay una película famosa que narra el juicio al que fueron sometidos un colectivo de líderes nazis acaba la Segunda Guerra Mundial. El personaje clave de la trama es un psicólogo militar que se ocupa de examinar las personalidades de los encausados con los que mantiene largas conversaciones. En uno de los últimos planos de la película el profesional de la psicología llega a la conclusión de que el mal debe ser definido como ausencia de empatía.

Hay que explicar que las sociedades secretas que agrupan a los hombres y las mujeres que tienen el propósito de seguir el proceso de iniciación que podrá permitirles entregar el alma al dios del mundo a cambio de que éste les conceda el poder, en el ámbito de su interés, eligen a individuos desprovistos de empatía. No es absurdo hacer la hipótesis de que el Club de los Dueños del Mundo agrupe a una docena de semejantes totalmente desprovistos de empatía al igual que los que conformaban la cúpula del Nazismo.

En otras publicaciones hemos hecho la hipótesis de que la energía primordial que circula del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo sea el amor del Creador del Universo. También hemos hecho la hipótesis de que el gran invento de Lucifer fue la inversión de esta energía lo cual habría dado lugar a la aparición del más extraño de los sentimientos negativos que es el odio. Al parecer el proceso de iniciación que siguen los grandes guerreros del lado de la oscuridad, y se sostiene en ritos religiosos monstruosos, tiene el propósito de cultivar el sentimiento del odio a ellos mismos, a sus semejantes y al propio maestro lo cual da lugar a la mayor de las perversidades imaginables. Es obvio que sólo puede adentrarse en un proceso de iniciación de este tipo un individuo desprovisto de empatía.

El descubrimiento de los secretos en los que se sostiene el sistema de poder que ha permitido a Lucifer ejercer el dominio sobre el mundo, a lo largo de los siglos y los milenios, no debe turbar, ni un instante, a la maestra de escuela que, día tras día, trata de educar a los niños y las niñas con el objeto de que todos ellos desarrollen la máxima empatía hacia sus compañeros de clase.

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