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La adquisición de consciencia:  cuestión de elección

La adquisición de consciencia: cuestión de elección

La tesis acerca de la conciencia que ha sido expuesta en varias publicaciones de la página de “El Laberinto de la Verdad” se sostiene en la experiencia de algunas personas que tenían escrito en su destino pasar por la prueba tremenda de no tener más remedio que elegir entre el dios del dinero y el verdadero Dios. Cuando esto sucedió estas personas hicieron la elección correcta, de acuerdo con el impulso que llevaban dentro, pero sin sospechar cual sería el costo de su acción.

Las personas que poseen esta experiencia todavía son muy pocas pero sucede que se trata de una experiencia más singular que cualquier otra por el hecho de que, en todos los casos que conocemos, debieron pasar por las vivencias tremendas de estar al borde de la muerte o contemplar el alejamiento de sus seres queridos y la pérdida de todo lo que habían construido en la vida.

Estos hechos sucedieron porque las sociedades secretas que detentan el poder real en el mundo tienen el deber de conseguir la destrucción de los elegidos con objeto de que no cunda su ejemplo. Las sociedades secretas pueden conseguir sus propósitos por el hecho de que han acumulado una experiencia milenaria en la celebración de los ritos religiosos del lado de la oscuridad que se sustentan en crímenes monstruosos. Estos ritos tienen una potencia destructiva que resulta inimaginable a las personas que tienen la mente despierta mientras que las que la tienen dormida se ríen de estas cosas.

Es imprescindible referirse a la experiencia de los elegidos a la hora de definir el concepto de la conciencia. Esto es así porque son precisamente estos semejantes los que consiguen ascender a los pisos más elevados de la pagoda de la evolución desde los que se contempla un horizonte de máxima profundidad.

Dicho esto, hay que añadir que la experiencia más interesante que tiene el propósito de divulgar el Laberinto de la Verdad no es la de los elegidos sino la del colectivo amplísimo de hombres y mujeres a los que pueda darse el calificativo de llamados. Muchas de estas personas tienen escrita en su destino la posibilidad de vivir a caballo entre la energía del lado de la luz y la energía del lado de la oscuridad hasta el punto de alcanzar un grado de equilibrio razonable entre ambas.

Es demostrable que las personas que tienen la posibilidad de vivir a caballo entre los dos lados de le energía contribuyen al triunfo de la luz el día que su experiencia singular consigue activar la Ley Cósmica de la Armonía. Este hito no es sencillo de alcanzar pero es posible lograrlo aunque exige de un grado de perseverancia muy elevado que debe mantenerse intacto a lo largo de los años que haga falta.

Bernard Mong Tse tuvo la posibilidad de vivir a caballo entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía a lo largo de una docena de años y se convirtió en maestro del arte de la perseverancia. Por fin le sucedió que no tuvo más remedio que elegir el lado de la luz en una situación límite. Esto fue así porque tenía este detalle escrito en su destino aunque dispuso de libertad absoluta a la hora de hacer la elección con lo que pudo comprobar que es verdad que el principio del Libre Albedrío preside las decisiones humanas incluso en las circunstancias más extremas.

En esta publicación remacharemos el clavo del concepto de la conciencia que es fruto de la experiencia de los elegidos. En otras publicaciones, que aparecerán a lo largo del verano, nos referiremos al concepto de la conciencia que es fruto de la experiencia de los hombres y mujeres que tienen la posibilidad de vivir a caballo entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía lo cual constituye, sin duda, la más apasionante de las aventuras que pueden recorrerse en la Tierra.

Los llamados y los elegidos participan de una experiencia común acerca del tiempo humano ya que todos ellos saben muy bien que, en el corto plazo, casi siempre triunfa el lado de la oscuridad de la energía. Estas personas también saben que, en el medio plazo, tiene lugar una confrontación entre los dos lados de la energía que puede resolverse en una dirección u otra en función de multitud de factores.

Las personas que tienen una experiencia religiosa auténtica sospechan que la voluntad de Dios se cumple muy pocas veces en el corto plazo, pero confían en que no tiene más remedio que cumplirse en el largo plazo. En esta reflexión se sustenta nada menos que el fenómeno de la fe que permanece incombustible a lo largo de las vicisitudes de la historia de la humanidad.

Hay una sentencia famosa de Cervantes que dice que la verdad adelgaza pero no quiebra y acaba flotando sobre la mentira como el aceite sobre el agua. Esta sentencia, que sólo pudo ser escrita por un hombre que tenía la mente muy despierta, explica el fenómeno de que en el corto plazo casi nada es verdad, mientras que en el larguísimo plazo se acaba imponiendo la verdad sobre todos los engaños ya que si no fuera así se extinguirían las civilizaciones.

Los elegidos son los únicos que saben que, en el largo plazo, la voluntad de Dios es hegemónica sobre todos los impedimentos que la obstacularizan. El largo plazo muchas veces trasciende la vida del sujeto que es el protagonista de la experiencia. Por esta razón el factor más importante de todos, que es la voluntad de Dios, no puede dar lugar a un concepto filosófico dotado de credibilidad en el plano académico condicionado a las exigencias propias de la mente dormida.

El largo plazo sólo puede ser contemplado desde el parámetro de la religión que ha acuñado el concepto de la esperanza que da sentido a la vida terrenal en el momento que el sujeto tiene la certeza de que hay algo que la trasciende y además tiene asegurado el triunfo aunque nadie puede prever cuando este evento tendrá lugar.

La religión sigue tendiendo sentido en la sociedad del Siglo XXI por la razón principal de que es depositaria del concepto superior de la esperanza que no tiene cabida en las distintas filosofías de la mente dormida.

Dicho esto hay que reconocer que los poderes religiosos han manipulado los conceptos que forman parte de las escrituras sagradas. El resultado de la manipulación, acumulada a lo largo de los siglos, tiene la consecuencia de que las doctrinas religiosas sólo mantengan la credibilidad entre los semejantes que tienen la mente cien por cien dormida, sobre todo los que tienen el corazón comido por el miedo hasta el punto de que para creer en el Dios del Cielo precisan sentirse protegidos por una organización que haya acumulado un patrimonio relevante en la Tierra.

El largo plazo puede ser contemplado por medio del instrumento de la Ley Cósmica de la Armonía que está presente en La Biblia de una manera incipiente, pero fue revelada, con gran rigor, a la escuela sagrada de China que poseía los instrumentos adecuados para arrancar grandes secretos al Cielo a cambio de los sacrificios correspondientes que tenían que ver con la Tierra. Estos instrumentos eran el oráculo sagrado del “I Ching” y los ritos, no menos sagrados, que se celebraban en el Templo del Cielo y permitían obtener buenas cosechas de arroz y trigo hasta el punto de alimentar a una población de cien millones de seres humanos de la que emanaba el mercado interior fabuloso que permitiría dar vida a todos los inventos del mundo antiguo presididos por el cálculo numérico, la mecánica, la medicina, la pólvora, el papel y las artes gráficas.

La experiencia de los elegidos obliga a elevar el listón acerca de un tema muy delicado que es el Plan de Dios en la Tierra y los obstáculos que lo condicionan hasta tal punto que hacen muy difícil creer en su existencia a las personas que tienen la mente dormida.

Las personas que tienen la mente despierta llegan a la conclusión de que es verdad que existe el Plan de Dios y es verdad que existe el Reino de Dios que debe llegar a la Tierra un día u otro, pero sucede que el mundo está férreamente dominado por el entramado de las sociedades secretas que constituyen la pata terrenal del Reino de Lucifer al que es legítimo denominar Infierno verdadero.

La experiencia de los elegidos es muy dura porque se sostiene en un referente que puede trascender su vida material. Esto significa que el signo de identidad principal del elegido es la fe incombustible que permite entregarse al sacrificio que incluso puede alcanzar carácter heroico en los momentos decisivos de la vida.

La experiencia de los elegidos debe ser divulgada con prudencia porque posee una dureza que no puede ser comprendida por las personas ordinarias. Incluso podría surgir un crítico que dijera que si es verdad que Dios trata tan mal a las criaturas que son campeonas de la fe significa que es un ser problemático.

El Laberinto de la Verdad no quiere proporcionar argumentos a los enemigos de la fe. Por esta razón no se ocupará de divulgar la experiencia de los elegidos sino la experiencia de los llamados que tienen la posibilidad de vivir a caballo entre los dos lados de la energía. Esta experiencia exige cultivar el valor de la perseverancia en grado extremo, pero puede tener carácter apasionante para los que consiguen consolidarla.

El Laberinto de la Verdad tiene la posibilidad de divulgar la experiencia apasionante de los hombres y las mujeres, que consiguen vivir a caballo entre los dos lados de la energía, porque goza del carisma de la victoria que es patrimonio de los elegidos que han cumplido su destino en medio de sacrificios que pueden tener carácter heroico. Por esta razón tiene el deber de proclamar el respeto ilimitado por la experiencia de los elegidos aunque ésta no pueda ser divulgada por una cuestión de prudencia.

La experiencia de vivir a caballo entre los dos lados de la energía merece ser divulgada por otra razón muy importante. Resulta que hay millones de parejas jóvenes, en todos los continentes, que tienen la posibilidad de tomársela en serio y hacerla suya. La fuerza con la que se está divulgando la página del Laberinto de la Verdad, en lengua inglesa, en algunos países de Asia y África avala esta posibilidad.

Los niños a los que se da el calificativo de “Índigo”, “Cristal” y “Arco Iris” constituyen un fenómeno idéntico en todos los continentes, pero en algunos países sucede que los maestros de escuela los ponen de ejemplo al resto de los niños mientras que en otros países todavía existen psiquiatras que les recetan pastillas. Las parejas que han traído al mundo a niños de este tipo, y saben muy bien que deben huir de los psiquiatras de mente dormida y sus pastillas, tienen la posibilidad de entregarse a la experiencia de la que estamos hablando.

Esta experiencia también merece ser divulgada entre los intelectuales honestos que contemplan las cosas que suceden en el mundo con la angustia que va asociada a la incomprensión y la incertidumbre. Estos profesionales veteranos tendrán la posibilidad de documentarse acerca de tesis inesperadas que, sin duda, aportan soluciones no menos inesperadas. Podemos garantizar a estas personas que las tesis inesperadas les resultarán sugerentes cuando descubran que se sostienen en el sentido común y el método científico de conocimiento.

Existe una última razón que indica que no sería correcto divulgar una experiencia, que puede tener carácter apasionante, sin haber hecho referencia a la experiencia de los elegidos que, sin duda, es muy dura. Sucede que la experiencia de los elegidos es la única que permite acercarse al concepto correcto de Dios que ha sido manoseado, sin ningún decoro, por los poderes religiosos.

Hemos dicho en otra ocasión que el Dios de los protestantes acostumbra a tener carácter mental y especulativo hasta el punto de haberse convertido en un mero concepto filosófico que resulta frío y distante para el sujeto que lo contempla sentado en el banco de un templo confortable. En cambio el Dios de los católicos acostumbra a tener carácter sentimental hasta el punto de admitir el calificativo del padrecito que se manifiesta suplicante con los brazos abiertos y haciendo un discurso acerca del pecado y la misericordia que resulta ridículo a cualquier persona que tiene la mente despierta.

El Dios del que tienen experiencia los elegidos no tiene nada que ver con los distintos arquetipos de la divinidad que han cultivado las religiones por razones muy diversas que tienen su origen en la buena fe de los adoctrinadores de mente dormida, pero también lo tienen en la mala fe de las sociedades secretas que mantienen el control sobre los poderes religiosos que son más importantes que los demás.

Debemos terminar esta publicación divulgando la experiencia de Dios de un elegido que fue un hombre de negocios musulmán que ejerció de anfitrión del encuentro que celebraron las escuelas sagradas de China y Occidente, en la ciudad de Hong Kong, a medianos del siglo pasado.

El hombre de negocios al que nos referimos había nacido en Bengala, había estudiado en Inglaterra y se había especializado en las inversiones de capital-riesgo tanto en el sector de la industria como del comercio. Es importante explicar que el concepto del capital-riesgo no tiene nada que ver con el concepto del capital financiero que tiene la forma de un préstamo que devenga un interés y permanece cubierto con una garantía. El modelo de inversión de capital-riesgo permanece poco generalizado, pero permite proseguir la experiencia del lado luminoso del capital que fue inventado por los Caballeros Templarios en el Siglo XIII.

El hombre de negocios musulmán, residente en Hong Kong, había llegado a la conclusión de que “Dios es fuego que abrasa, lanza que hiere, ácido que corroe, látigo que sacude, maestro que abruma, que humilla, que transforma, que ilumina y que, al final, recompensa”.

No es posible añadir ningún comentario a una reflexión grandiosa acerca de Dios que hizo un hombre que sin duda poseía una experiencia de la vida que estaba mucho más arriba de la que es propia de la inmensa mayoría de seres humanos.

El hecho de que la reflexión acerca de Dios, que puede tener carácter definitivo, fuera aportada por un musulmán, residente en una ciudad que esconde una gran pluralidad religiosa tras la cultura pagana aparente, hace pensar que la última de las grandes religiones de la humanidad juega un papel decisivo en el Plan del Creador del Universo.

Hay que reconocer que esta posibilidad resulta difícil de encajar cuando se contempla la potencia del lado oscuro del Islam que, en los primeros dos decenios del Siglo XXI, ha ocupado un espacio desmesurado. Dicho esto debemos añadir que tenemos el deber de poner sobre la mesa todas las piezas del laberinto. Si no lo hacemos así, éste no podrá construirse.

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