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El sueño psíquico

El sueño psíquico

El sueño psíquico, en el que se mantienen sumidos la gran mayoría de seres humanos a lo largo de toda la vida, tiene carácter hipnótico. Esto significa que existen agentes que poseen naturaleza espiritual y actúan como hipnotizadores. Estos agentes gozan de elevado poder mental y tienen la posibilidad de manipular las mentes de la mayoría de los seres humanos que no han construido la psicología del guerrero.

El concepto del sueño psíquico sólo ha podido ser contemplado en el ámbito resbaladizo de la ciencia-ficción que ha construido el concepto de “La Matrix” y otros parecidos. Estos conceptos se han divulgado mucho por medio de producciones de cinema muy imaginativas. Es obvio que el concepto del sueño psíquico que ha sido divulgado, por medio de la ciencia-ficción, tiene carácter apresurado y debe ser contemplados con extrema prudencia.

El concepto apresurado se ha divulgado mucho entre las personas que tienen la mente despierta por causa de que la filosofía racionalista tiene carácter totalitario en el mundo académico a pesar de que no haya conseguido iluminar centenares de habitaciones oscuras del edificio del paradigma vigente. Esta gran contradicción sólo podrá ser rota por medio de tesis doctorales serias que empezarán a ser factibles en el tercer decenio del Siglo XXI. Es posible que estas tesis doctorales aparezcan en Asia, África y América Latina antes de que lo hagan en Europa y los Estados Unidos.

Hay bastantes personas que tienen el convencimiento de que su mente fue manipulada por un agente del mundo espiritual en algún momento importante de la vida con el propósito de empujarlas a cometer un error que quizás tuvo carácter irreparable. Todavía son más las personas que se añaden a la reflexión que hizo Descartes en el momento culminante de su vida y es reproducida por la publicación del Laberinto de la Verdad del día 18 de noviembre del año 2018.

Hay bastantes personas que han adivinado que algunas grandes concentraciones de masas esconden operaciones misteriosas de absorción de energía mental de los asistentes. La concentración de masas puede tener carácter deportivo, cultural o religioso pero el objeto verdadero es el mismo en todas ellas desde el momento de gira entorno de algo que desencadena una estado emocional elevado. Este algo puede ser una frase del evangelio, un cantante de rock o un bólido de Fórmula I. En el plano del que estamos hablando los tres conceptos pueden dar lugar a un somnífero de elevada potencia capaz de mantener en el estado del sueño psíquico a centenares de miles de seres humanos que dejan escapar gran cantidad de energía mental sobre todo si son jóvenes. Estas cosas pueden adivinarse pero sólo podrán ser estudiadas, con rigor, por medio de tesis doctorales serias.

En la Civilización Occidental la psicología del guerrero constituye la esencia del mito de los Caballeros Templarios. Hay que decir, en este momento, que todas las leyendas que se desprenden del mito y no se sustentan en la psicología del caballero iniciado, que es capaz de alcanzar la conducta impecable tanto consigo mismo como en el trato con sus semejantes, son fraudulentas.

Las escuelas sagradas de China y Occidente coinciden en el hecho de haber acumulado la misma experiencia en relación a varios temas esenciales del proceso de iniciación que es preciso seguir para construir la psicología del guerrero asiático o el caballero cristiano que se guiaba por la máxima que proclama: “Sólo es válido el que sirve”.

La predisposición al servicio se desarrolla de manera paralela a la conquista del valor de la humildad. La escuela sagrada de China se forjó por medio de la experiencia de los funcionarios públicos que habían superado la cadena de exámenes y estaban al servicio de los altos dignatarios del estado y todos ellos debían permanecer con las rodillas clavadas en el suelo en presencia del emperador al que se había otorgado el título de “Hijo del Cielo” que poseía una fuerza inmensa a la hora de cohesionar el Imperio del Centro donde vivía la mitad de la población del mundo.

Aquellos guerreros colosales, mientras permanecían con las rodillas clavadas en el suelo, lograron que se promulgara el decreto imperial que ordenó la construcción del “Gran Canal” que cruzaría el país de norte a sur y haría posible el comercio del arroz desde el sur hasta el norte y el trigo desde el norte hasta el sur. De esta manera se construyó el mercado interior fabuloso propio de un país que alcanzó la población de cien millones de habitantes. El mercado interior hizo posible los grandes inventos prácticos del mundo antiguo que fueron el cálculo numérico, la mecánica, la medicina, la pólvora, el papel y las artes gráficas.

Debemos hacer la hipótesis de que tanto los funcionarios del estado que concibieron el concepto de un canal que cruzaría el país de norte a sur, con objeto de abastecer de agua a varias ciudades y ser la vía principal del transporte de las mercancías estratégicas, eran guerreros del lado de la luz al igual que los ingenieros que construyeron el canal por medio de resolver problemas técnicos comparables a los que resolvieron los constructores de las pirámides de Egipto, pero con la diferencia de que la obra pública de los chinos cumpliría la función práctica de crear el gran mercado interior que haría posible los grandes inventos del mundo antiguo que conseguirían que la humanidad empezara a escapar del dominio, de las fuerzas cósmicas del lado de la oscuridad, antes del nacimiento de Jesucristo. 

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