El poder mental
Extracto del diálogo que mantienen Ismael, Yasmina, Joan y Pierre y que forma parte del libro, “El Laberinto de la Verdad”. Capítulo 65
– ¿Cuál fue la lección más penetrante que aprendisteis tu amigo y tú, guiados por vuestro maestro? – preguntó Pierre.
– La lección más penetrante que aprendimos no pudo ser extraída de ninguna de las reuniones que formaban parte de mi experiencia profesional en la medida que el Reino de Castilla estaba muy alejado del Reino de Egipto y no tenía ninguna posibilidad de tener un conflicto con él – dijo Ismael -. La lección más penetrante que aprendimos procedió de varias reuniones que mantuvieron los tres personajes, que jugaban el papel clave en la corte del sultán, con los embajadores de dos reinos que se expresaban por medio de dos variantes de la lengua de los turcos. Debo explicar que, en aquellas reuniones, sucedieron algunos acontecimientos que tuvieron carácter positivo y el artífice de los mismos fue nada menos que mi amigo en calidad de traductor.
– ¿Cuáles fueron los acontecimientos de carácter positivo que tuvieron lugar en aquellas reuniones en las que tu amigo ejercía de traductor? – preguntó Pierre.
– En aquellas reuniones sucedió que mi amigo, por medio de las argucias que puede permitirse el traductor en el momento que ya están claros los argumentos de las dos partes, consiguió que tanto los tres hombres que tenían el poder en la Corte del Sultán de Egipto como los embajadores de los dos reinos que usaban dos variantes de la lengua de los turcos, percibieran a los mongoles como un enemigo común que podía ser el más poderoso de todos y decidieran que no les convenía desgastarse entre ellos por medio de una guerra que, en el comienzo de la reunión, daban como inevitable tanto unos como el otro – respondió Ismael.
– El desenlace de las reuniones que juntaron a los tres hombres que tenían el poder en la Corte del Sultán de Egipto y los embajadores de los reinos que usaban dos variantes de la lengua de los turcos y fueron manejadas hábilmente por el traductor hasta el punto de que tuvieron el resultado de evitar una guerra debería ser escrito en alguna parte con letras de oro – dijo Pierre.
– La reflexión que hicimos mi amigo y yo, guiados por nuestro maestro, es que el poder real siempre tiene carácter mental y esto sucede en todos los ámbitos y en todas las situaciones de la vida – dijo Ismael -. Una vez hecho este descubrimiento hay que añadir que el poder mental puede tener carácter luminoso o puede tener carácter oscuro hasta el punto de que es posible contemplar un pulso entre uno y otro en el seno de una reunión que puede detener una guerra que está justo en su inicio. Esto significa que, al margen de la influencia del lado de la luz y la influencia del lado de la oscuridad, no existe el poder mental y, en consecuencia, no existe ninguna clase de poder.
Joan y Pierre asintieron con la cabeza con objeto de mostrar su acuerdo con una afirmación que sólo puede salir de los labios de un hombre que tiene la mente completamente despierta y ha acumulado una experiencia colosal a lo largo de su vida.
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