El diálogo de Joan y Pierre: el miedo, el poder, el amor
Extracto del diálogo que mantienen Joan y Pierre y forma parte del capítulo 33 del libro que tiene el título de “El Laberinto de la Verdad”. El diálogo lo inicia el primero de ellos.
– De acuerdo con mi experiencia la fuerza oscura siempre es el miedo o tiene la raíz en el miedo. Date cuenta que el rencor, la envidia, el odio, la codicia y otras pasiones negativas tienen la raíz en el miedo. Incluso la ambición de poder tiene la raíz en el miedo y sobre todo en la cobardía. Todos los hombres que precisan tener poder es porque tienen mucho miedo y esto sucede incluso en el caso de que el hombre poderoso lleve una corona o una tiara sobre la cabeza.
– Tienes razón – respondió Pierre.
– El grado de poder que precisa tener un hombre es indicativo del grado de miedo que anida en su corazón. Por esta razón jamás ha habido ningún hombre valiente que haya recurrido al ejercicio del poder y todos los autócratas, de los que hablan los libros de historia, fueron grandes cobardes.
– Tienes razón – repitió Pierre mientras los dos amigos y sus corceles permanecían quietos en medio del camino.
– La Orden del Temple daba un valor muy grande a la virtud de la humildad que sólo es auténtica en el caso de un hombre que ha trascendido tanto el impulso del miedo como el impulso del ejercicio del poder. El hombre de este tipo no sólo es humilde sino que también es valiente y tiene un único secreto que es que ha conseguido que su corazón siempre esté lleno de amor.
– Tienes razón, el antídoto del miedo sólo puede ser el amor.
– La fuerza luminosa que guía y ayuda a los hombres que hacen el bien a conciencia sólo puede ser el amor de Dios. Pero el amor debe expresarse por medio de las obras materiales. En el caso que estamos contemplando el amor se ha expresado por medio de una mula cargada con dos alforjas llenas de panes y conducida por un hombre, vestido con un hábito de color blanco, por un sendero de la ladera del valle una mañana que soplaba el viento maligno del final del invierno.
Joan detuvo su discurso. Apretó los labios un instante corto y concluyó:
– El amor siempre tiene carácter práctico y sino es así es que no es verdadero amor.
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