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El concepto de consciencia:  intercambio con lectores

El concepto de consciencia: intercambio con lectores

En una publicación anterior expresamos la opinión de que la humanidad todavía no dispone de una definición de conciencia que pueda ser puesta a prueba por medio del método científico de conocimiento.

Hubo varias personas que expresaron una opinión contraria a la nuestra. Entre estas personas había un profesor de filosofía y un profesional de la psicología clínica. No tenemos más remedio que proseguir la polémica con estos profesionales que tienen la gentileza de seguir las publicaciones del Laberinto de la Verdad hasta el punto de añadir sus opiniones a las mismas.


Es verdad que existen definiciones de la conciencia pero tienen carácter filosófico y no científico. Esto significa que proceden de la especulación intelectual de un ser humano, que quizás era más inteligente que sus semejantes, pero no han sido sometidas a un método racional de conocimiento cuya validez pueda ser aceptada por otras personas que también reúnan la condición de ser muy inteligentes.


El único método de conocimiento que tiene carácter ciento por ciento racional es el que procede de la experimentación práctica. Este método de conocimiento es el primero que inventó el ser humano en épocas remotas.
Pensemos, por un momento, en el hombre o la mujer que descubrió que el líquido que desprendían las hojitas de una determinada hierba aliviaba el escozor de la picadura de una abeja. Este hallazgo pudo surgir de un hecho fortuito que fue perfeccionado por medio de la experimentación práctica de los miembros de una tribu, de cazadores y recolectores, hasta que adquirió carácter definitivo.


El método práctico de conocimiento está presente en todas las civilizaciones humanas y tiene un efecto determinante en el desarrollo de las mismas. Los sabios chinos de la antigüedad seguramente fueron los campeones de este método de conocimiento y, por esta razón, hicieron el invento colosal del ábaco que daría lugar al nacimiento del cálculo numérico y también hicieron los inventos de la rueda dentada y la leva que harían posible el nacimiento de la mecánica.
Es posible hacer la hipótesis de que desde que a alguien se le ocurrió usar piedrecillas alineadas en unos surcos de la tierra, con objeto de hacer una suma, hasta que otro semejante construyó el primer ábaco pudieron pasar varios siglos de experimentación práctica.


El invento de la pólvora pudo surgir en el seno de la labor de alguien que se ocupaba de buscar los mejores abonos para la tierra. Debemos suponer que fue necesario un período de experimentación muy largo hasta que se hallaron las proporciones más adecuadas de nitrato, azufre y carbón que daban lugar a un polvo negro que se inflamaba en un instante.
El invento de la brújula pudo surgir en cualquier parte porque resulta que un cristal de magnetita, dispuesto sobre una hoja de árbol que flota en un charco, se orienta hacia un determinado punto del horizonte que se corresponde al norte geográfico. Sin embargo este invento se hizo en el Imperio del Centro y no se hizo en ningún otro lugar y por alguna razón debió suceder así.


El invento del papel y las artes gráficas es específico de la Civilización China. Los europeos tardaron muchos siglos en adoptar estos inventos a los que añadieron la tipografía que los chinos no pudieron inventar jamás por el hecho de que poseían el tesoro de la escritura ideográfica que ayuda a los seres humanos a mantener la mente despierta, por lo menos en el momento que se asocia un determinado ideograma con un hecho real que incluso puede ser el sentimiento de la bondad asociado a una madre que protege a un niño en su regazo.


En distintos momentos de la Edad Media los inventos de los chinos llegaron a Europa. La Civilización Occidental conocía el método científico de conocimiento que había permitido a los farmacéuticos elaborar remedios, que funcionaban mejor o peor, aunque estaban a gran distancia de los que había desarrollado la medicina de los chinos que comprendía que el ser humano lleva dentro un elemento armonizador, de la salud del alma y la salud del cuerpo, al que se daría el nombre de sistema inmunológico el día que los seres humanos serían capaces de trasladarse, de un continente al otro, montados en aviones.


Los europeos se convirtieron en los campeones del método científico de conocimiento cuando tuvieron acceso a los inventos de los chinos. En el momento que conocieron la pólvora fueron capaces de desarrollar armas de fuego eficaces que les permitirían dominar el mundo entero. Mientras tanto el invento de la tipografía hizo posible la impresión de centenares de miles de ejemplares de La Biblia en alemán, inglés y holandés lo cual traería consigo que una parte relevante de los cristianos pudieran liberarse del poder de la Iglesia de Roma y reflexionar, por su cuenta, acerca del magisterio de Jesucristo.


El método científico de conocimiento exige que existan varios observadores independientes y que todos ellos usen un sistema de trabajo que se sustenta en la prueba repetida que permite identificar el error, tantas veces como haga falta, hasta que se alcanza un resultado que podrá ser perfeccionable, pero ya permite resolver un determinado problema.


La mente humana tiene la posibilidad de observar hechos reales y también tiene la posibilidad de hacer abstracciones. La abstracción permite ampliar las posibilidades del método empírico pero también permite alejarse del mismo. La abstracción da lugar al nacimiento de la filosofía que se convierte en un arma fabulosa cuando se desarrolla en armonía con la ciencia empírica y da lugar al pensamiento realista que en algunas civilizaciones tienen gran importancia y en otras tiene menos.


Cuando la filosofía se desarrolla al margen de la ciencia empírica tiene la posibilidad de definir todo lo que se propone aunque lo hace sin ningún rigor. Éste es el caso de las definiciones de la conciencia.
Por medio de este procedimiento sucede que la conciencia, que es un hecho real que puede ser mesurado por un procedimiento práctico, se convierte en una idea abstracta que es completamente irreal hasta el punto de que el sujeto cree que posee este atributo, cuando la verdad es que tiene la mente profundamente dormida por causa de un rosario de somníferos entre los que se cuenta la idea abstracta a la que da el nombre de conciencia.


Este despropósito conlleva un problema añadido ya que es posible elaborar ideas abstractas distintas para definir el concepto de la conciencia. Por ejemplo la conciencia de ser un individuo, la conciencia de formar parte de una nación, la conciencia de pertenecer a una clase o un grupo social, la conciencia de poseer una creencia religiosa, etc. Por este procedimiento se consigue que los distintos tipos de conciencia, entre comillas, se conviertan en somníferos poderosos que alcanzan la condición de cuernos del Diablo que se retroalimentan entre ellos con los que sucede que la mayoría de la población se mantenga sumida en el estado del sueño psíquico.


Existe una definición científica de conciencia que procede de la escuela sagrada de China y se sustenta en la alegoría de la pagoda de la evolución. Es demostrable que el ser humano, que sigue el proceso de iniciación propio de esta escuela sagrada, le sucede que su vida puede contemplarse como el ascenso a sucesivos pisos de la pagoda y también es demostrable que, cada uno de ellos, tiene la peculiaridad de permitir descubrir, con la vista, algún detalle del horizonte que no era visible desde el piso inferior.


La definición científica de conciencia asocia este atributo a la evolución. Esto significa que la conciencia cuando existe siempre permanece en estado de evolución y si no es así significa que no existe.
La definición científica de conciencia deberá ser plasmada algún día en letras muy grandes con objeto de que presida las aulas de las escuelas secundarias de todos los países del mundo

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