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De cómo el Magisterio de Jesuscristo permanece indemne a los ataques

De cómo el Magisterio de Jesuscristo permanece indemne a los ataques

Debemos preguntarnos si existe algún destello relevante de conocimiento al margen de las escuelas sagradas. La respuesta es afirmativa. En La Biblia existen destellos muy potentes de conocimiento aunque, en algunos casos, permanecen emborronados por la manipulación maliciosa que fue la obra de individuos, encuadrados en sociedades secretas, que tenían la pretensión de crear el poder religioso y lo consiguieron hasta el punto de que este poder alcanzaría carácter totalitario a lo largo de varios siglos que son los que estuvo vigente la autoridad del temible Tribunal de la Santa Inquisición Pontificia cuyos tentáculos alcanzaban todos los reinos del Occidente de Europa.

En la obra de Bernard Mong Tse se demuestra, por medio de argumentos muy difíciles de refutar, que algunas páginas que contienen nada menos que la esencia de la revelación del Nuevo Testamento fueron manipuladas con extrema malicia. Sin embargo la manipulación no afectó al hilo conductor de la revelación lo cual permite suponer que el magisterio de Jesucristo ha estado protegido siempre por el poder supremo del Dios único de todas las religiones.

Hay que reconocer que hubo manipulación maliciosa de los textos sagrados y que ésta consiguió su propósito que era la creación de las estructuras del poder religioso que es un fenómeno contrario a la voluntad de Dios. También hay que dejar claro que este hecho negativo no pudo ocluir la esencia de la revelación que se mantiene intacta en los textos canónicos y también lo hace en algunos textos apócrifos y algunas revelaciones privadas que juegan un papel complementario pero no sustitutorio de las grandes perlas que se mantienen intactas en La Biblia.

La forma fraudulenta como se crearon los poderes religiosos hace pensar que estas estructuras artificiales deberán desaparecer sin dejar rastro, un día u otro, como condición ineludible para que el Reino de Dios venga a la Tierra tal como piden los cristianos cuando rezan la oración del Padrenuestro.

En la publicación de fecha 19 de enero explicamos como el poder religioso, de carácter totalitario, demostró ser el instrumento del poder del mal en la Tierra el día que procedió a disolver la Orden del Temple. Este hecho tuvo como consecuencia que el invento de la banca comercial que tenía un origen cien por cien luminoso por el hecho de que era un servicio eficiente de financiación del comercio, en el marco del libre mercado, y se alimentaba de un margen justo del negocio al tiempo que era administrado, con absoluta escrupulosidad, por hombres que habían profesado el voto de pobreza, pasó a ser controlado por los usureros judíos de toda la vida y los banqueros cristianos recién nacidos con el objeto de beneficiarse del expolio.

Sólo hace falta añadir que a partir del expolio de la banca comercial, inventada por la Orden del Temple, el capital que tenía carácter luminoso adquirió carácter oscuro hasta el punto de que uno de los principios del pensamiento liberal proclamaría que el capital tiene más derechos que los seres humanos lo cual constituye una aberración tan grande que hasta parece mentira que sea verdad.

Los filósofos modernos y posmodernos han pensado en muchas cosas respetables pero pocos han pensado porque la ley permite echar de su vivienda a una familia que se ha quedado sin recursos para pagar el alquiler. Este hecho, que sucede todos los días, demuestra, de forma dramática, que el sistema económico vigente se sostiene en el principio de que el capital tiene más derechos que los seres humanos.

Las corporaciones japonesas, que se merecen el calificativo de honorables, no tienen derecho a despedir a un empleado veterano por la razón de que precisan restructurar la producción y el puesto de trabajo del empleado ya no es necesario. Cuando esto sucede tienen el deber de reciclar al empleado y asignarle otro puesto de trabajo. Esto significa que en el Japón hay un cierto equilibrio entre los derechos del capital y los derechos de los seres humanos mientras que en los Estados Unidos el desequilibrio de derechos es absoluto lo cual da lugar a uno de los problemas mayores que sufre aquel país.

Jesucristo puso el dinero en el mismo nivel que Dios cuando enseñó que es imposible servir a dos señores que son precisamente Dios y el dinero. Es posible hacer la hipótesis de que el verdadero dios del mundo siempre haya sido el dinero por el hecho de que resulta imprescindible para financiar los sistemas de poder de todos los tipos incluidos los sistemas de poder religioso y porque el dinero en mayúsculas tiene la posibilidad de tapar todas las bocas y comprar todas las voluntades.

La hipótesis de que el dinero es el verdadero Dios del mundo se afianza cuando se comprueba que en las sociedades antiguas los dueños del dinero eran los usureros que expoliaban, sin piedad, a sus semejantes y luego financiaban a los reyes, en condiciones razonables, pero de acuerdo con la conveniencia de su dios.

Nadie ha pensado lo suficiente en el hecho de que el desarrollo de los conceptos de la letra de cambio (antecesora de la carta de crédito irrevocable) y la póliza de seguro marítimo, que constituyen los fundamentos de la banca comercial, tuviera lugar al margen de la trama de los usureros judíos fieles adoradores del dios del dinero a pesar del poder inmenso que tenía la trama, que los encuadraba, cuando ya poseía dos milenios de experiencia.

Lo cierto es que la banca comercial sería inventada por los caballeros cristianos que habían profesado el voto de pobreza lo cual da lugar a una de las paradojas más grandes de la historia de la humanidad.

Hay que recordar que el concepto de la letra de cambio tenía una diferencia esencial, con el concepto moderno de la carta de crédito, por el hecho de que quien iniciaba la operación comercial era el comprador en el momento que depositaba una bolsa, repleta de monedas de plata, en la casa de la Orden del Temple y ésta emitía el documento de cambio y la póliza que harían posible que llegara la mercancía desde un lugar lejano. Este detalle del procedimiento demuestra que los Caballeros Templarios se habían ganado la confianza absoluta de todos los agentes que intervenían en el comercio y conformaban sus opiniones de acuerdo con el procedimiento ancestral del boca-oreja.

El concepto antiguo de la banca comercial hacía inviable que pudiera entrar en la actividad del comercio internacional alguien que no dispusiera de unos ahorros suficientes que habían sido generados en la misma actividad, pero en una escala más modesta del mercado. Estamos contemplando un criterio sabio que se extinguiría a medida que el capital iría consolidando el carácter oscuro y el motor de la economía ya no sería la producción y el intercambio de bienes, sino la especulación exitosa que se sostiene en la información privilegiada y la corrupción de las autoridades.

En el marco estrecho de una publicación, de la página del Laberinto de la Verdad, no es posible desarrollar la hipótesis consistente que explica porque los Caballeros Templarios consiguieron la proeza de crear el concepto luminoso del capital lo cual permitió burlar el poder del dios del dinero por lo menos en el ámbito del comercio, entre las ciudades libres de Europa, a lo largo de la segunda mitad del Siglo XIII.

Es probable que puedan explicarse otros casos terribles que demuestren hasta que punto el lado oscuro de la Iglesia Cristiana fue el instrumento del poder del Infierno a lo largo de los siglos en que dispuso de un instrumento de dominio totalitario sobre la sociedad de la época que fueron los tribunales de la Santa Inquisición Pontificia. Es una cosa buena hallar más ejemplos, de la máxima oscuridad, para tener la oportunidad de hallar ejemplos comparables de la máxima luz en la Iglesia Cristiana. Por medio de unos y otros ejemplos se demuestra que las cosas no pudieron suceder de otra manera de acuerdo con la Ley Cósmica de la Correspondencia.

Conviene recordar que el poder totalitario que se sustentaba en los tribunales de la Santa Inquisición Pontificia no se extinguió por medio de una reforma de la Iglesia, sino por la presión de los reinos cristianos en el momento que tuvieron la posibilidad de emanciparse de la injusticia escandalosa que había prevalecido a lo largo de varios siglos.

Algunos historiadores han mostrado la extrañeza por el hecho de que los maestres de la Orden del Temple que escaparon a la conspiración infame, que estuvo encabezada por el Rey de Francia y el Papa de Roma, no tomaran la decisión de armar un gran ejército con el objeto de someter a la corona de Francia y el reino del Papa de Roma y mantener vivo el carácter luminoso de la banca comercial.

Es lícito hacer la hipótesis de que los Caballeros Templarios tuvieron la oportunidad de convertirse en los dueños de la Europa del Siglo XIV por el hecho de que dominaban el arte de la guerra mejor que nadie y disponían de más dinero que nadie para organizar un ejército invencible. Sin embargo las cosas no sucedieron de esta manera. Lo cierto es que la Orden del Temple se extinguió y el capital adquirió carácter oscuro y no dejó de tenerlo, siglo tras siglo, hasta nuestros días en que sucede que la oscuridad se hace asfixiante a todas las personas que tienen la mente despierta y han elegido el lado de la luz de la energía.

A estas alturas de la película no hay más remedio que hacer la hipótesis definitiva acerca del gran misterio de la Orden del Temple. Hay que suponer que los maestres de la orden que escaparon a la conspiración infame tuvieron que enfrentarse con una disyuntiva muy difícil. Parece evidente que los titulares de la banca comercial y la banca pública de la época, a la que el Rey de Francia y el Papa de Roma, residente en Aviñón, debían mucho dinero, tenían la posibilidad de armar un gran ejército que habría sometido a sus deudores y a los aliados que el pontífice tenía la posibilidad de movilizar en los otros reinos de Europa. Pero aquellos hombres iluminados sabían muy bien que si tomaban esta decisión sucedería que se generaría, de forma inevitable, el lado oscuro de la orden una vez ésta se convirtiera en una gran estructura de poder.

La única decisión coherente con el magisterio de Jesucristo, en aquel momento dramático, fue la de parar la otra mejilla frente a la conspiración infame. El resultado de parar la otra mejilla sería que la Orden del Temple no sólo sería disuelta sino que sería cubierta por el estiércol de la calumnia a lo largo de unos cuantos siglos aunque, muy pronto, actuaría la Ley Cósmica de la Correspondencia y el genio de Dante se encargaría de dejar escondidos en “La Divina Comedia” los códigos de la leyenda más potente de todas las que existen en la Iglesia Cristiana.

Es probable que tuviera lugar una larga reunión sosegada, en algún lugar sumamente discreto, que juntó a los maestres de la Orden del Temple que habían escapado a la conspiración infame y en ella se sopesara la posibilidad de armar un gran ejército que habría puesto las cosas en su lugar. Es probable que la reunión llegara a su fin cuando alguien, dotado de más autoridad que otros, repitió la frase imperecedera de Jesucristo que reza: “Nuestro reino no es de este mundo”.

La leyenda de los Caballeros Templarios, pasados siete siglos de la conspiración infame, tiene la posibilidad de hacer posible la regeneración de la Iglesia Cristiana que va más allá de la Iglesia de Roma porque los discípulos de Jesucristo que no son católicos quizás son incluso más que los que fueron bautizados en un templo de esta iglesia. También sucede que cada vez hay más católicos que miran como un bicho raro al señor que va vestido con la sotana de color blanco y hace algunas acciones teatrales, de tanto en tanto, pero muestra que no tiene poder para revocar la bula que disolvió la Orden del Temple y abrir un debate serio acerca de los hechos realmente importantes que han sucedido a lo largo de la historia de la Iglesia.

La leyenda de los Caballeros Templarios tiene una segunda posibilidad en la que pocas personas han pensado que es hacer posible nada menos que la regeneración del sistema económico, porque es verdad que ellos fueron los inventores de la banca comercial y la banca pública y también es verdad que, a lo largo de la segunda mitad del Siglo XIII, el cuantioso capital circulante acumulado por estas instituciones tuvo carácter luminoso porque, en lo esencial, procedía del margen del comercio entre las ciudades libres de la época y, en todos los casos, era administrado por hombres que habían profesado el voto de pobreza.

Se han escrito centenares de libros que tratan de dar explicaciones a los grandes enigmas de la Orden del Temple, pero son muy pocos los que han pensado en el sentido histórico del sacrificio que hicieron los bravos caballeros cristianos cuando se resignaron a ser víctimas de la envidia, la traición, la calumnia y el expolio, sabiendo muy bien que el gran sacrificio tendría un sentido un día u otro.

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