China: un país extraordinario
Extracto del diálogo que mantienen Ismael, Yasmina, Joan y Pierre y forma parte del capítulo 72 del libro, El Laberinto de la Verdad.
– Mi amigo y yo llegamos a la conclusión de que China alberga, por lo menos, a la mitad de la población del mundo – dijo Ismael -. Esto sucedió en medio de una conversación con el hombre que se convirtió en nuestro traductor. El hombre nos explicó que en el este del país había cuatro ciudades que eran casi tan grandes como la que nos acogía a nosotros y dos de ellas poseían un censo que se acercaba al millón de habitantes y recibían gran cantidad de inmigrantes que eran hijos de campesinos que hallaban un empleo en miles de industrias que confeccionaban vestidos de seda y fabricaban el papel, la porcelana y otros productos manufacturados de los que el mercado aumentaba la demanda cada año que pasaba.
– ¡Qué país más extraordinario es China! – dijo Pierre en tono de exclamación -. Sólo puedo creer las cosas que escucho porque me son explicadas por alguien que las contempló con sus propios ojos
– Nuestro traductor nos explicó que aquellas ciudades del este de China estaban comunicadas por un canal que cruza el país de norte a sur y tiene el cometido de abastecer de agua a las ciudades inmensas y transportar el trigo desde el norte hasta el sur y el arroz desde el sur hasta el norte – prosiguió Ismael -. Hay que pensar que un país en el que se ha construido una obra pública que tiene este cometido y lleva varios siglos funcionando debe haber alcanzado una población muy elevada que ha dado lugar a un mercado interior fabuloso y este mercado interior es precisamente la causa que ha hecho posible que se hayan hecho en China los inventos de todas las cosas prácticas que han llegado al Occidente de Asia y a Europa cuando además tenemos la certeza de que estos inventos no se han hecho en ningún otro lugar.
– Lo que has dicho tiene una gran coherencia – dijo Pierre -. Estoy de acuerdo en hacer la hipótesis de que primero se construyó el canal que hizo posible el crecimiento de la población y la constitución de un gran mercado interior y este hecho tuvo como consecuencia la génesis de los inventos del cálculo numérico, la mecánica, la medicina, la pólvora, el papel y las artes gráficas que se hicieron en China y no se hicieron en ningún otro lugar.
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