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China:  el cultivo del intelecto, simiente del poder del estado

China: el cultivo del intelecto, simiente del poder del estado

Extracto del diálogo que mantienen Ismael, Yasmina, Joan y Pierre y que forma parte del  capítulo 72 del libro,  El Laberinto de la Verdad.

                       –  Debemos percatarnos de que el desarrollo de algunos temas muy importantes como fueron la medicina, la industria de la seda y la industria de la porcelana sólo pudo suceder en el momento que la administración del imperio y los servicios que exigía esta administración hubo generado una amplia clase social que tenía carácter urbano y precisaba de la medicina, la seda, la porcelana, el papel y las artes gráficas – dijo Ismael -. Esta clase social estaba formada por funcionarios de las distintas ramas de la administración del estado, artistas, artesanos, calígrafos, médicos y otros profesionales liberales.

                        –  Todo lo que dices tiene una gran coherencia – dijo Pierre.

                        –  Otra cosa que averiguamos, por medio del traductor, fue que algunos de los reinos que conformaron el Imperio del Centro, dos siglos antes de Jesucristo, habían hecho el invento de los sistemas de exámenes que permitían el acceso a la función pública desde los niveles más bajos de los distritos y las provincias hasta el nivel más alto de la corte del príncipe – prosiguió Ismael -. Por este procedimiento fue abolido por completo el sistema feudal en todos los rincones del imperio hace más de mil años. Os ruego que penséis un momento en el hecho de que, en la misma época que en Europa el poder residía en el monarca y el grupo de nobles que se reunían con él en un castillo y todos ellos acudían a la reunión en compañía de un batallón de hombres armados que constituía la expresión del poder del noble, en China el poder del estado descansaba en una elite de altos funcionarios que habían aprobado un examen, lo cual sólo podía conseguir un hombre que había alcanzado un grado muy elevado de memoria y atención de la mente.

                        –  Entiendo que no hay ninguna posibilidad de comparar una civilización en la que el sistema de poder descansa en los batallones de hombres armados, financiados por usureros, con la civilización que hizo los inventos colosales del cálculo numérico, la mecánica, la medicina, la pólvora, el papel y las artes gráficas – dijo Joan en un tono de voz que expresaba la máxima contundencia.

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