Su Tienda de libros para el despertar de la mente y la consciencia
Free Call +34 666269517
Bernard Mong Tse y las escuelas sagradas

Bernard Mong Tse y las escuelas sagradas

El Laberinto de la Verdad se sostiene en una tesis que puede ser aceptada en base al sentido común. La tesis dice que Dios decidió suministrar elementos esenciales y distintos de la revelación a todas las civilizaciones con objeto de que aquellos seres humanos que no alcanzaran el estado de humildad que se precisa para aceptar que un descubrimiento, ajeno a la cosmovisión propia, pueda ser una pieza del laberinto, tan importante como las demás, no tuvieran ninguna posibilidad de acceder a la verdad.

Bernard Mong Tse tuvo la oportunidad de acceder al conocimiento tanto de la escuela sagrada de China como de la escuela sagrada de Occidente y a la experiencia de su maestro que, junto a un número muy reducido de personas, había empezado a ensamblar piezas del laberinto procedentes de ambas escuelas sagradas. Esto sucedió en Hong Kong en los últimos decenios del Siglo XX.

Hay que explicar que Bernard Mong Tse se enteró de la existencia de la escuela sagrada de Occidente, que tiene el nombre de Tradición de los Justos, por medio de un maestro entroncado con la escuela sagrada de China y descubrió que algunas cosas que había descubierto por medio de la lectura de libros, que recreaban el mito de los Caballeros Templarios, eran piezas del laberinto que proceden de la escuela sagrada de Occidente que ha cumplido la función de vertebrar el lado luminoso de la Religión Judía, la Religión Cristiana y la Religión del Islam que son tres ramas de una religión única que es muy distinta de las religiones de Asia aunque todas ellas son piezas igual de valiosas del laberinto del Plan de Dios.

Conviene recordar que Bernard Mong Tse tiene derecho a divulgar los secretos de las escuelas sagradas de China y Occidente por el hecho de que ha tenido la posibilidad de confirmarlos y engrandecerlos por medio de su propia experiencia. Si no fuera así tendría el deber de mantener la boca cerrada. Éstas son las normas de las escuelas sagradas que todos los iniciados han respetado, con escrupulosidad absoluta, a lo largo de los siglos y los milenios.

El concepto del Laberinto de la Verdad ha sido construido a partir de elementos de la revelación que forman parte de La Biblia junto a otros elementos que están en el origen de la civilización que hizo los inventos colosales del cálculo numérico, la mecánica, la medicina, la pólvora, el papel y las artes gráficas. Conviene hacer la hipótesis de que los inventos colosales fueron el resultado de que la Civilización China había accedido a una de las piezas más importantes del laberinto que son las Leyes Cósmicas de la Correspondencia y la Armonía que también están presentes en La Biblia aunque, en un plano menos elaborado, hasta el punto de que pasaron desapercibidas a los Padres de la Iglesia.

El Laberinto de la Verdad recurre a un elemento muy importante de la revelación que el Plan de Dios confió a la escuela sagrada que vertebró el lado luminoso de la civilización de la India y adivina algún elemento más que es patrimonio de la escuela sagrada que vertebró el lado luminoso de la antigua civilización de Egipto que tenía una potencia muy grande al igual que el lado oscuro de esta civilización que encierra algunos misterios que son los más difíciles de explicar.

Es posible que además de las dos escuelas sagradas a las que tuvo acceso el autor del Laberinto de la Verdad, y las otras dos de las que pudo extraer algún elemento importante del conocimiento, existan otras escuelas sagradas que puedan aportar nuevas piezas al laberinto que quizás no podrá completarse hasta una fecha avanzada del Siglo XXI.

Bernard Mong Tse tuvo la oportunidad de saludar a un señor del que no tuvo ninguna duda de que estaba entroncado con una escuela sagrada desconocida, pero le resultó imposible averiguar nada acerca de la misma porque su interlocutor mantuvo la boca cerrada en todo momento. Lo único que pudo atestiguar acerca del aquel señor es que residía en París, tenía la piel negra como el carbón y, cuando lo miró a los ojos, tuvo la sensación de ser penetrado por un chorro de rayos X que partía de dos fogones que ardían de amor a los semejantes.

Los poderes religiosos han inventado los conceptos de los dogmas y las herejías. Es imprescindible trascender estos conceptos para acceder al Laberinto de la Verdad. Es preciso alcanzar una larga experiencia acerca de la fe y la confianza en Dios para comprender la perversidad de la doctrina religiosa e incluso para hacer la hipótesis de que los inventos de los dogmas y las herejías procedan de las sociedades secretas que agrupan a los adeptos de Lucifer y han tenido el control de los poderes religiosos desde tiempos inmemoriales.

Hay que recordar que la Iglesia Católica mantiene dos dogmas que resultan inconcebibles a cualquier persona que tenga la mente despierta. El primero de ellos proclama que fuera de la Iglesia de Roma no hay salvación posible y el segundo proclama nada menos que la infalibilidad del señor que se viste con la sotana de color blanco. Estos dos dogmas se mantienen encerrados en un cajón porque incluso los católicos que tienen la mente más dormida se avergüenzan de ellos, pero todavía no han sido derogados de una manera formal lo cual es indicativo del grado de malicia que permanece latente en la cabeza de la institución.

Ningún católico debe turbarse cuando descubre el lado oscuro de su iglesia. La Ley Cósmica de la Correspondencia, enunciada por la escuela sagrada de China en tiempos inmemoriales, demuestra, por un procedimiento práctico, que allí donde hay mucha oscuridad también hay mucha luz. Es obvio que el lado luminoso de la Iglesia Católica posee una potencia inmensa y constituye un referente positivo para todas las personas de buena voluntad incluso para muchas que no creen en la existencia de Dios. Ésta es la razón por la que le fue concedido el Premio Nóbel de la Paz a la Madre Teresa de Calcuta hace cuarenta años.

Puede demostrarse, también por un procedimiento práctico, que el valor de la fe sólo se desarrolla en un marco de pluralidad y libertad de pensamiento. El dogma sustituye el concepto de la fe que es fruto de la experiencia, que lleva al despertar de la mente, por el concepto de la creencia obligada que tiene carácter de somnífero y la mantiene sin remedio en el estado del sueño psíquico.

Los campeones de la fe son librepensadores que han tenido una razón muy poderosa para elegir la experiencia de la fe sobre otras experiencias de apariencia más gratificante. En cambio los doctrinarios son personas faltadas de fe que precisan vivir atados a una creencia obligada con objeto de calmar la angustia que es propia del ser humano que vislumbra el camino que conduce a la verdad pero no tiene coraje suficiente para seguirlo.

El concepto del dogma, contemplado desde la experiencia de la fe, es un tema mucho más perverso de lo que haya podido proclamar el más radical de los anticlericales desconocedor de la experiencia de la fe que es sin duda la más elevada de todas las experiencias humanas.

A estas alturas de la película es lícito hacer la hipótesis de que el inspirador de la disciplina académica que se denomina teología dogmática, y todavía se estudia en los seminarios y las universidades de la Iglesia Católica, sea el Diablo.

Add Comment