La imagen de Lucifer
La imagen que representa a Lucifer por medio de la cabeza de un macho cabrío, provisto de dos grandes cuernos, posee una gran sabiduría aunque hay un desconocimiento enorme acerca de su significado. Muchas veces sucede que la imagen es ridiculizada por los ignorantes que son legión incluso entre los clérigos.
Hay que recordar que Jesucristo otorgó a Lucifer los títulos tremendos de Caudillo del Mundo y Padre de la Mentira. En esta publicación explicaremos que el Diablo es el dueño, casi absoluto, del mundo precisamente por la razón de que es el dueño de la mentira.
Es posible demostrar que el principal “know how” del Padre de la Mentira es el hecho de que no ha inventado engaños solitarios sino engaños contrapuestos que tienen la posibilidad de retroalimentarse entre ellos. La imagen del macho cabrío, provisto de dos grandes cuernos, se refiere al par de engaños contrapuestos que se retroalimentan entre ellos. Así pues esta imagen tiene un carácter muy serio y sólo puede ser comprendida por las personas que están en el camino de la búsqueda de la verdad.
Es preciso tener la mente bastante despierta para percatarse de que la filosofía racionalista y la doctrina religiosa no son otra cosa más que dos cuernos del Diablo que cumplen la función de retroalimentarse entre ellos.
Es seguro que esta afirmación resulta desconcertante tanto a las personas que se toman en serio la filosofía racionalista como a las que se toman en serio la doctrina religiosa. Pedimos a unas y otras que tengan un poco de paciencia y podrán comprobar como, a lo largo de esta publicación, este tema se hace claro como el agua del arroyo de la sierra.
El invento de los pares de cuernos del Diablo tiene como consecuencia que haya millones de seres humanos que se identifiquen con uno o el otro cuerno y lo hagan, de forma sincera, en base a la educación que han recibido de los padres o de su propia experiencia de la vida cuando ésta todavía es insuficiente.
Es posible demostrar que, en el momento que alguien elige uno de los cuernos contrapuestos, desprecia la parte de verdad que hay en el otro. Esto sucede por causa de una característica de la mente humana que ha sido muy bien estudiada por las escuelas sagradas pero todavía no forma parte del pensamiento académico.
El fenómeno que hemos descrito tiene consecuencias muy graves porque sucede que el cuerno del Diablo elegido se convierte en un somnífero que tiene el poder de que la mente del sujeto quede sumida en el estado del sueño psíquico. Este hecho le impide contemplar aspectos de la realidad que son ajenos a los que conforman su creencia sea la que sea.
Este fenómeno tiene carácter escandaloso cuando la creencia elegida, por el sujeto, es de tipo político y extremista, pero funciona exactamente igual cuando se trata de una creencia razonable e incluso cuando incluye una componente de eclecticismo o escepticismo. Estamos contemplando un fenómeno que invita a ser estudiado con el máximo detenimiento.
Este fenómeno no puede ser descrito, con el máximo rigor, en una publicación de una red social. Lo único que debemos adelantar es que es demostrable que la mente humana precisa de una masa crítica de verdad para funcionar de forma correcta. Por debajo de esta masa crítica de verdad toda creencia actúa como un somnífero que sume la mente en el estado del sueño psíquico.
Las personas que tienen el convencimiento de que la mente humana ha sido creada a imagen y semejanza de la mente de Dios no tienen ninguna dificultad para creer en este fenómeno ante el que permanecen indiferentes los intelectuales racionalistas que permanecen toda la vida con la mente profundamente sumida en el estado del sueño psíquico y además se sienten importantes por ello.
Las personas sensatas saben que deben enseñar a sus hijos a decir siempre la verdad o a mantener la boca cerrada en los casos en que sería arriesgado actuar con sinceridad. Estas personas explican a los chicos y las chicas adolescentes que, a lo largo de la vida, las situaciones en que es imposible actuar con sinceridad son las más importantes de todas por lo que deben ejercitarse en el arte de disimular los sentimientos y en desarrollar la habilidad de poner cara de póker en las situaciones límite.
Alguien puede pensar que es triste tener que educar a los chicos y las chicas en el arte de disimular los sentimientos. Lo cierto es que si no se educa a los hijos en el arte del control de la mente sobre los sentimientos, estos no tendrán ninguna posibilidad de elegir a la pareja adecuada y tampoco podrán llevar a cabo una carrera profesional exitosa.
Dicho esto hay que añadir que sólo puede educarse a un chico o una chica en el arte de disimular los sentimientos, de una forma correcta, si primero se ha educado el niño o la niña en la norma estricta de decir siempre la verdad o mantener la boca cerrada en los casos en que es imposible hacerlo.
Es importante educar a los niños y los adolescentes en el principio del rechazo a los engaños de todos los tipos hasta el punto de inculcarles el convencimiento de que la mentira es la madre de todos los males. El ser humano, que tiene arraigado este convencimiento, tiene muchas posibilidades de despertar del estado del sueño psíquico mientras, que el que no lo tiene arraigado, está condenado a permanecer sumido en este estado mental hasta su último suspiro.
Puede suceder que el niño sufra una confusión y se engañe a si mismo y engañe a los demás por causa de la misma. Esta situación no tiene nada que ver con la mentira que es una acción que siempre va unida a la mala fe.
También puede suceder que el niño tenga la tendencia a minimizar un tema o a exagerar otro al que puede añadir algo fantasioso que procede de su imaginación. En estos defectos de la personalidad de la criatura no hay ninguna malicia y tampoco tienen nada que ver con el concepto oscuro de la mentira que siempre forma parte del ámbito de la mala fe.
Las escuelas sagradas desarrollaron una larga experiencia acerca del valor que tienen las actitudes positivas y las actitudes negativas de los seres humanos. Como fruto de la larga experiencia descubrieron que la expresión de impresiones positivas permite conectar con la energía primordial que sostiene el universo, mientras que la expresión de impresiones negativas permite conectar con la energía invertida que puede alcanzar una potencia elevada hasta el punto de ser la constructora del mundo aparente que tenemos a la vista.
Por medio de este descubrimiento, que tiene carácter empírico, la escuela sagrada de China reflexionó más que nadie acerca de la fuerza inmensa de la mentira que ha tenido el poder de construir un mundo que no es real pero posee una coherencia indiscutible por el hecho de que la mayoría de piezas del edificio son verdaderas y sólo son falsas algunas de ellas, pero sucede que estas últimas son las que conforman la estructura del mismo.
Lo más interesante de este descubrimiento, que se hizo hace bastantes siglos, sería constatar que, con el paso de las generaciones, las ideologías y las modas, sucedería que el mundo aparente alcanzaría un carácter casi cien por cien fraudulento, aunque, de forma inevitable, permanecería subordinado al entramado de las sociedades secretas que no tendrían más remedio que sostenerse en una religión secreta que sería verdadera.
Parece claro que este requisito era la condición ineludible para que el entramado de las sociedades secretas, que agrupan a los adeptos de Lucifer, pudiera mantener el dominio férreo sobre el mundo aparente y también para que pudieran mantener el pulso, con las escuelas sagradas, en el plano del mundo real que jamás dejará de ser la obra de Dios.
La escuela sagrada de China no había sido agraciada con la revelación acerca del Dios creador de todas las cosas visibles e invisibles, pero poseía la revelación acerca del concepto del Cielo que permitiría desarrollar el don de la fe exactamente igual que el Dios de la Biblia.
La escuela sagrada de China había llegado a la conclusión de que existía un señor del Cielo por medio del razonamiento sencillo que explica que todos los negocios tienen un patrón. Para los chinos el Cielo es un concepto real que está profundamente arraigado en la experiencia humana acumulada a lo largo de unos cuantos milenios de civilización. En cambio Dios es una abstracción filosófica lo cual significa que no pueda existir un ideograma que exprese el concepto correcto de Dios, mientras que es impensable la relación personal de un hijo de la civilización con Dios.
En China hay presencia cristiana tanto católica, como ortodoxa y evangélica, pero todas estas formas de religión se mueven en el ámbito de la mente dormida y permanecen al margen del hilo conductor de la civilización que, sin duda, constituye una expresión muy potente del concepto de la mente despierta aunque sólo sea por la razón de que los maestros Kung Tse, Lao Tse y Mong Tse eran hombre que tenían la mente despierta, sobretodo este último que dejó documentada una experiencia que tiene un paralelismo con la del patriarca Job.
La escuela sagrada de China había reflexionado acerca del poder inmenso de la mentira que había permitido construir un mundo coherente por medio de las series de conceptos contrapuestos que contienen una parte de verdad y tienen la posibilidad de retroalimentarse entre ellos con el resultado de que se imponga, en todos los casos, lo falso sobre lo verdadero.
Cuando tuvo lugar un encuentro entre personas entroncadas en las escuelas sagradas de Chinas y Occidente, a medianos del Siglo XX en la ciudad de Hong Kong, los hombres sabios que habían llegado de muy lejos se quedaron maravillados frente a la coherencia de la cosmovisión que había sido desarrollada por otros hombres, tan sabios como ellos, a los que habían sido reveladas las Leyes de la Correspondencia y la Armonía de una forma mucho más madura de lo que son insinuadas en la Biblia.
Mientras tanto sucedió que los hombres entroncados en la escuela sagrada de China se sorprendieron por la existencia de un ser real al que Jesucristo había otorgado los títulos de Caudillo del Mundo y Padre de la Mentira. A partir de aquel momento aquellos hombres sabios no tuvieron más remedio que tomarse en serio a Lucifer en calidad de inventor del mundo aparente que tenemos a la vista y que ellos habían estudiado mejor que nadie. Como consecuencia de esta deducción la escuela sagrada de China se vio obligada a aceptar la existencia del Dios creador del mundo real que se esconde detrás del mundo aparente.
Los maestros de la escuela sagrada de China pueden aceptar que Jesucristo es el líder de la liberación de la humanidad del dominio del centro de poder del lado de la oscuridad, que ellos han estudiado mejor que nadie. Esto es así por la razón de que el inspirador de la Religión Cristiana consiguió meter en la mente humana los conceptos grandiosos del perdón a los enemigos y de parar la otra mejilla cuando se recibe una agresión o una ofensa.
Los maestros de la escuela sagrada de China no sienten ninguna emoción ante la filosofía y la teología de las iglesias cristianas por el hecho de que estas disciplinas forman parte del ámbito de la mente dormida, pero saben muy bien que los conceptos grandiosos, que Jesucristo consiguió meter en la mente humana, cumplen las funciones de convertir en seres humildes a los discípulos del maestro y, hacen posible lo más importante de todo, que es desactivar la energía del odio que constituye el sustento del sistema de poder que ha mantenido el dominio sobre la humanidad a lo largo de los siglos y los milenios.
En el momento que se consolidó la reflexión conjunta de los maestros de la escuela sagrada de China y los maestros de la escuela sagrada de Occidente, hubo nacido el concepto del Laberinto de la Verdad. Sin embargo sería preciso esperar setenta años para que existieran las condiciones que permitirían hacer público este concepto.
El Laberinto de la Verdad sólo puede ser divulgado bajo la protección de la profecía de Jesucristo que aseguró la llegada de un día en que todo sería desvelado.
Add Comment