Una consulta al I Ching
A continuación se reproduce un fragmento de un diálogo que contiene la consulta al oráculo del “I Ching” que llevan a cabo dos mujeres en la época de la vida en que ambas se estrenan en la experiencia de la maternidad.
Karín puso las monedas dentro de la muñeca rusa, la cerró, la agitó un rato y la abrió. Miró dentro de ella y dijo.
– Apunta un seis.
Sophie apuntó aquel seis y otros dos más.
– Tres seis seguidos es una cosa muy extraña – dijo Karín antes de dibujar en el rostro aquel gesto tan suyo de empujar las mejillas hacia arriba y entornar sus ojos castaños.
– ¿Qué significado tienen tres seis seguidos? – preguntó Sophie.
– Tres seis seguidos dan lugar al trigrama de la Tierra que se convierte en el trigrama del Cielo por el hecho que el seis tiene carácter mutante. Ahora debemos ver que sale en el trigrama de arriba. Pero ya es seguro que el exagrama contendrá un mensaje bueno porque encima del Cielo sólo puede haber cosas buenas.
Karín agitó la muñeca rusa tres veces más y Sophie anotó un ocho, un siete y un ocho.
– El exagrama que hemos obtenido se corresponde con el arquetipo de la solidaridad que, por medio de la mutación, se transforma en el arquetipo de la espera – dijo la joven mientras devolvía la muñeca rusa al bolso y luego depositaba éste sobre el asiento contiguo.
– ¿Qué significado tienen los arquetipos del “I Ching”? – preguntó Sophie mientras depositaba la bandeja en su lugar.
– El “I Ching” tiene sesenta y cuatro arquetipos y cualquiera de ellos puede transformarse en cualquier otro. Se trata de un tema muy complicado que me costó dos años de aprendizaje y no puede explicarse con palabras. Es un tema típico chino.
– ¿Quién te lo enseñó?
– Me lo enseñó un señor anciano que vendía hierbas medicinales en un mercado callejero de Hong Kong. Un día, que pasaba por aquel lugar, el hombre me llamó y me dijo que tenía el deber de enseñarme a consultar el oráculo. Entonces tenía veintitrés años. A lo largo de dos años cada semana iba al puesto del mercado callejero, tiraba las monedas y el anciano me las leía. El día que creyó que estaba preparada para ello me trajo un libro que explica el significado de los trigramas, los exagramas y los signos mutantes que transforman un exagrama en otro. El libro es muy complicado y contiene muchas alegorías clásicas de la sabiduría china que en apariencia son absurdas e intraducibles y sólo tienen sentido para una persona que tiene la mente despierta. Yo conozco el sentido de los sesenta y cuatro exagramas y el sentido de las mutaciones lo voy aprendiendo por medio de la experiencia de mi propia vida.
– ¿Qué significado tienen los exagramas de la solidaridad y la espera?
– Depende, todos los exagramas del “I Ching” tienen un significado u otro en función de la situación del consultante. Ya te he dicho que es un tema típico chino. La sabiduría de los antiguos sabios chinos se sustenta en el arte de cultivar los dones de la paciencia y la perseverancia con un único propósito que es el despertar de la mente y la evolución de la consciencia. Debes saber que Confucio pasó muchos años de su vida estudiando el “I Ching” y hay una versión de este libro que se basa en los comentarios que hizo el gran maestro chino y recogieron sus discípulos por escrito, pero este libro todavía es más complicado que el que me dio el anciano de Hong Kong. El “I Ching” es la Biblia de la Civilización China y cada escuela filosófica hizo una interpretación distinta del libro. Hay varias docenas de interpretaciones del “I Ching” a cual más complicada.
– Debes tratar de encontrar un significado al exagrama de la solidaridad.
– Déjame pensar – dijo Karín mientras reproducía en el rostro el gesto de apretar las mejillas hacia arriba.
Pasaron dos minutos. Sophie se entretuvo en contemplar el paisaje urbano que se había modificado en la medida que la cafetería había dado un giro de unos treinta grados desde que habían llegado a aquel lugar.
– Ahora lo he descubierto – dijo por fin Karín -. Resulta que no me has pagado tu parte de la ensalada que debemos compartir y el “I Ching” nos ha advertido del error por medio del exagrama de la solidaridad.
– ¿Cuándo te debo?
– Cuatro dólares y ochenta centavos. Pero con que me des dos dólares es suficiente.
– ¿Por qué es suficiente?
– Porque yo me comeré los langostinos. La proteína del pescado es muy buena para que mis glándulas mamales fabriquen leche y por esto he cogido los langostinos. Cuando una mujer está en el período de la lactancia debe comer por ella y por el bebé. Tú sólo debes pagar dos dólares por la parte de ensalada que comerás.
Sophie recurrió a un monedero que llevaba dentro del bolso, extrajo del mismo dos monedas y las dio a la joven que estaba sentada frente a ella. Ésta metió las monedad en el bolsillo del pantalón vaquero. A continuación recurrió a los palillos, capturó uno de los langostinos y lo puso frente a la boca de la joven de los grandes ojos verdes. Ésta hizo las paces con el langostino y preguntó:
– ¿Por qué me has dado el langostino después de pagarlo tú?
– Porque me ha apetecido hacerte este regalo. El anciano que me enseño a consultar el “I Ching” hacía estas cosas con objeto de sacudirme la mente y educarme de acuerdo con las leyes de la energía que regulan el mundo real que se esconde tras el mundo aparente. Aquel hombre enseñó a consultar el “I Ching” a bastantes jóvenes de Hong Kong a los que elegía cuando pasaban por delante de su puesto de hierbas medicinales del mercado callejero. Éste era el destino que tenía escrito en el Cielo y el hombre lo cumplía. Aquel anciano me enseñó a descubrir las causas de las acciones propias y ajenas de acuerdo con las leyes de la energía. Es un tema mucho más complicado de lo que parece, pero, a la vez, resulta sencillo cuando se aprende a consultar el oráculo. Esta tarde has podido descubrirlo por ti misma por medio del mensaje de la solidaridad.
– Reconozco que el oráculo nos ha enseñado una lección por medio del arquetipo de la solidaridad.
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