Los padres de la generación que cambiará al mundo
“EL Código Sagrado” está ambientado en el primer decenio del Siglo XXI. Los matrimonios que se formaron aquellos años tienen la particularidad de que bastantes de ellos les ha tocado traer al mundo niños que son especiales por el hecho de que llevan dentro los impulsos de la compasión, la conciliación, el servicio a los demás y la búsqueda de la verdad en un grado superior al resto de los niños.
Las personas que gozan de percepciones extra-sensoriales clasifican a los niños especiales con los calificativos de “índigo”, “cristal”, “arco iris”, etc. y aseguran que estas criaturas también gozan de estas percepciones. Este tema es muy difícil de dilucidad por un procedimiento científico. Lo más importante de todo es que estos niños llevan dentro, en un grado menor o mayor, los impulsos de la compasión, la conciliación, el servicio a los demás y la búsqueda de la verdad por lo que pueden constituir el detonante de un cambio que no tiene ningún precedente en la historia de la humanidad.
Hace cincuenta años los niños de este tipo eran una minoría insignificante en las escuelas y se mantenían marginados de los colectivos. Si sucedía que el pequeño era de tipo hiperactivo, o se distraía con facilidad, podía aparecer un psiquiatra que le prescribiera pastillas. A medida que fueron transcurriendo los años una parte relevante de aquellos niños se autodestruyeron por causa del alcohol, las drogas, las sectas religiosas, la prostitución y la marginalidad.
Ahora las cosas son distintas porque estos niños conforman una masa crítica y no se quedan marginados. Incluso sucede que, en algunas escuelas, hay maestros, dotados de gran sensibilidad, que se percatan de que los niños de este tipo deben ser los referentes de los colectivos.
El cambio que espera a la humanidad vendrá de la mano de estas generaciones de niños y niñas en el momento que ya constituyen una masa crítica en muchos colectivos de las escuelas primarias y las escuelas secundarias. Este fenómeno se trasladará a las escuelas superiores, las universidades y el mercado de trabajo, a medida que transcurran los años.
Este fenómeno traerá consigo que, en la mayoría de los países, podrá desarrollarse un segmento, más o menos amplio, de la población que tendrá le mente despierta sin que esto suponga que las personas que formen parte de este segmento desarrollen delirios y trastornos de personalidad que es lo que ha sucedido, hasta ahora y de forma inevitable, a la mayoría de hombres y mujeres que han accedido al nivel de la mente despierta hasta el punto de que, un porcentaje relevante de ellos, se ha autodestruido en un grado menor o mayor.
Las parejas que han traído al mundo un niño o una niña que merece el calificativo de especial no tienen más remedio que abrir los ojos más que el resto de los jóvenes de su generación. Las publicaciones de “El Código Sagrado” van dirigidas a las parejas que tienen el deber de educar a los niños y las niñas que deberán llevar a cabo el cambio que precisa el mundo.
El cambio del que estamos hablando está a la vuelta de la esquina en términos históricos. Pero lo más interesante de todo es que este cambio tiene la peculiaridad de que sólo podrá tener un líder, de dimensión universal, que es Jesucristo. Para ello debemos descubrir el maestro que fue capaz de edificar una cosmovisión extremadamente coherente y que sólo es comprensible en el plano de la mente despierta. Hay que añadir que este hecho seguramente tiene carácter único a lo largo de la historia de la humanidad.
El descubrimiento del que hablamos permite entender que el Jesucristo que preside los templos cristianos está muy por debajo del maestro que divulgó una enseñanza que sólo pueden comprender los hombres y las mujeres que tienen la mente despierta.
Los Padres de la Iglesia eran hombres que tenían la mente muy dormida y demostraron ser incapaces de comprender las enseñanzas más importantes del maestro más elevado que ha pisado la Tierra. La doctrina que edificaron aquellos hombres, provistos de largas barbas blancas, tiene menos credibilidad cada año que pasa y, por esta razón, la mayoría de las familias no bautizan a los niños. Este fenómeno ha permitido a los sociólogos proclamar que vivimos en una sociedad post-cristiana.
La mayor de todas las paradojas se contempla en el momento que nos percatamos de que precisábamos vivir en una sociedad post-cristiana para que los mensajes más auténticos de Jesucristo alcanzaran la máxima credibilidad entre la minoría de hombres y mujeres que tienen la mente despierta. Estos semejantes pueden ser cristianos, budistas, musulmanes, hinduistas, seguidores de la religión tradicional de China e incluso agnósticos, siempre que todos ellos tengan el deseo firme de buscar la verdad que ha permanecido escondida a lo largo de los siglos y los milenios.
Algunas personas tienen la tesis de que los Padres de la Iglesia manipularon las enseñanzas de Jesucristo hasta el punto de que éstas deben ser buscadas en los evangelios apócrifos y las supuestas revelaciones privadas. Las cosas no son así. Puede demostrarse que las enseñanzas más elevadas del maestro más grande de todos los tiempos permanecen intactas en los evangelios canónicos por lo que ningún guardián de la doctrina oficial tendrá la posibilidad de descalificarlas.
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