El arte de la sexualidad consciente
La pareja que protagoniza el libro que tiene el título de “El Código Sagrado” viven una experiencia muy interesante antes de la boda. Sucede que el inicio de la relación es extremadamente apasionado hasta el punto de que los dos jóvenes pasan las tardes enteras, del sábado o el domingo, unidos por la pasión del sexo en el apartamento de soltero del hombre.
Los dos enamorados no tienen más remedio que atravesar una crisis que los lleva a pasar dos meses sin verse. La crisis se resuelve de forma positiva y la pareja lo celebra pasando una larga tarde en la cama. Después de ello se encuentran inmersos en una conversación, de gran profundidad, que los lleva a tomar el acuerdo de no volver a hacer el amor hasta la noche del día de la boda con la intención de hacer un sacrificio ofrecido al Cielo que tiene el objeto de obtener felicidad en su matrimonio.
El período de abstinencia de sexo tiene una duración de seis meses pero la pareja lo matiza pasando dos fines de semana, del mes de julio, en un hotel de la playa. La boda se celebra el primer domingo de octubre por lo que la abstinencia, que se prologa a lo largo de los meses de agosto y septiembre, les resulta especialmente dura.
Sucede que varias semanas antes de la boda los dos jóvenes pasan un sábado entero, en el apartamento en el que constituirán su hogar, ocupados en montar una estantería enorme en el salón y meter en ella más de mil libros que han venido del apartamento de soltero del hombre.
La pareja se entrega a la pasión de las caricias y los besos sobre el piso de madera de haya que conforma el salón de su futuro hogar presidido por la estantería medio llena de libros, lo cual da lugar a una escena muy cinematográfica, pero no se van a la cama lo cual les exige hacer un gran esfuerzo de voluntad. Incluso se pegan una ducha juntos mientras se percatan de la fuerza inesperada que tiene la mente sobre el impulso del sexo.
En el momento que acontece la escena que hemos descrito la pareja no tiene ninguna manera de prever hasta que grado puede llegar el ejercicio del dominio de la mente sobre el sexo. Este descubrimiento tendrá lugar en medio del viaje de luna de miel cuando los dos jóvenes harán el amor en una cabaña plantada en la copa de un gran árbol que forma parte de un parque temático de la Religión Budista. Al cabo de unos días repiten el experimento nada menos que en una pequeña carpa plantada en un lugar del desierto y mientras contemplan el cielo negrísimo cosido de miles de estrellas.
El viaje de luna de miel tiene lugar en China y sucede que la escuela sagrada de aquel país desarrolló, en épocas remotas, el arte de la sexualidad consciente que constituye uno de los descubrimientos más importantes de la humanidad en la medida que da lugar a una acción generadora de conciencia que está al abasto de todas las parejas jóvenes. Esta experiencia sagrada se intercala con una segunda experiencia, no menos sagrada, que es la crianza de los niños que también tiene la posibilidad de generar gran cantidad de conciencia.
En el momento que se descubren las posibilidades ilimitadas que aparecen en el proceso de intercalar el desarrollo del arte de la sexualidad conciente con el arte, no menos consciente, de criar a los niños de forma óptima, tienen lugar descubrimientos que las personas que no poseen la disciplina del control de la mente, por medio del ejercicio de la voluntad, no pueden ni siquiera imaginar.
El arte de la sexualidad consciente no puede ser explicado de forma académica y sólo puede ser aprendido por un procedimiento práctico. En los libros de Bernard Mong Tse sucede que se forma un grupo de mujeres jóvenes que se documentan acerca del tema por medio de una maestra china y luego ejercen de maestras de sus respectivos maridos que todos ellos se entusiasman por el descubrimiento.
La maestra china explica a sus discípulas que las relaciones sexuales deben ser poco frecuentes y muy intensas. También explica que cada encuentro íntimo de una pareja debe ser preparado adecuadamente con objeto de darle forma de ceremonia que siempre debe ser distinta con objeto huir de la rutina que constituye el enemigo de los matrimonios.
La maestra china usa los términos suavidad, ternura, lentitud para calificar la ceremonia que siempre debe ser distinta y añade que las dos claves de este arte milenario son el control de la mente sobre el impulso del sexo y la voluntad de buscar la satisfacción del compañero de cama, por encima de la propia, en el bien entendido que el otro miembro de la pareja participa del mismo criterio.
La sociedad contemporánea vive inmersa en una conspiración monstruosa contra la sexualidad sana de la pareja que es una de las mayores maravillas que están al alcance de los seres humanos de todos los continentes y todas las clases sociales. La conspiración monstruosa se lleva a cabo por medio de un par de cuernos del Diablo que se retroalimentan muy bien entre ellos. Uno de los cuernos del Diablo es la promiscuidad y la pornografía que pueden aparecer en la pantallita del teléfono de cualquier hijo de vecino el día más inesperado. El segundo cuerno del Diablo es la doctrina religiosa que tiene la osadía de explicar que la relación íntima de una pareja de enamorados, que no están unidos en matrimonio por la razón que sea, constituye un pecado mortal que merece nada menos que el castigo de Dios.
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