Liberalismo y socialismo: par de cuernos del diablo de potencia extrema
Jesucristo reconoció a Lucifer los títulos tremendos de Caudillo del Mundo y Padre de la Mentira. Estas enseñanzas del maestro más elevado que ha pisado la Tierra sólo pueden ser comprendidas por las personas que tienen la mente despierta y han visto crecer a sus hijos e incluso a sus nietos.
Las personas que tienen la mente despierta prestan credibilidad a la sentencia de Jesucristo que afirma que Lucifer es el Caudillo del Mundo o Príncipe del Mundo. Mientras tanto las personas que tienen la mente dormida se inclinan por contemplar el Diablo como la personificación del mal al que juzgan de misterio.
Lucifer ha sido representado por medio de la cabeza de un macho cabrío o un buey dotados de grandes cuernos. Hay muy pocas personas que conozcan el significado de esta imagen que genera hilaridad a los semejantes que tienen la mente muy dormida.
La alegoría de los dos cuernos del Diablo contiene una gran sabiduría en la medida que expresa nada menos que el concepto del Padre de la Mentira revelado por Jesucristo.
Es posible demostrar que Lucifer jamás ha inventado un engaño solitario y lo que ha hecho, siempre, es inventar engaños contrapuestos que cumplen la función de retroalimentarse entre ellos. La alegoría de los dos cuernos expresa el concepto de los dos engaños contrapuestos.
En los inicios del Siglo XXI las ideologías que tiene el nombre de liberalismo y socialismo cumplen la función de ser cuernos del Diablo de la máxima potencia.
Es preciso contemplar el lado luminoso y el lado oscuro de todos los fenómenos humanos. Tanto la tradición liberal como la tradición socialista poseen un lado luminoso innegable que procede de experiencias serias que han creado valores positivos y han creado cultura.
El lado oscuro de estas tradiciones son las ideologías que, a menudo, tienen carácter simplista y adquieren la cualidad de actuar como somníferos sobre las mentes de los seguidores de las mismas hasta el punto de sumirlas en el estado profundo del sueño psíquico.
Hay que preguntarse porque razón el Padre de la Mentira ha inventado el sistema de los pares de engaños contrapuestos que se retroalimentan entre ellos. La respuesta a esta pregunta sólo es posible si nos adentramos en el conocimiento de la energía y las leyes por las que se rige.
Algún día podrá ser estudiado, por medio de tesis doctorales serias, el fenómeno de la construcción de los grandes somníferos de masas por el procedimiento de las ideas contrapuestas que tienen la cualidad de retroalimentarse entre ellas hasta extremos que resultan inconcebibles.
Lucifer ha demostrado tener un grado de control muy elevado de la Ley Cósmica de la Correspondencia cuando ha conseguido construir pares de cuernos del Diablo dotados de potencia extrema hasta el punto de que inspiran las ideologías que dan vida a las mayorías y las minorías parlamentarias de un número relevante de los países del mundo, lo cual tiene como consecuencia que una parte considerable del contenido de los medios de comunicación gire en torno de uno u el otro cuerno o el debate que los confronta.
Las personas que tienen la mente despierta tienen el deber de reflexionar acerca del tema espantoso de los pares de cuernos del Diablo que contribuyen a mantener en el estado del sueño psíquico a la gran mayoría de seres humanos sobre todo en los países formalmente más desarrollados.
Es posible hacer la hipótesis de que el único objetivo de Lucifer sea la absorción de la energía mental del máximo de seres humanos que se mantienen sumidos en el estado del sueño psíquico por causa de uno u otro somnífero mientras la energía absorbida es puesta al servicio de los fieles servidores, del Padre de la Mentira, encuadrados en las sociedades secretas.
La energía en la que se sostienen los sistemas de poder, de todos los tipos, es el resultado de un proceso de inversión, pero la materia prima del proceso proviene de los centenares de millones de seres humanos que permanecen sumidos en el estado del sueño psíquico desde el momento que permanecen atrapados por los somníferos respectivos que pueden ser las ideologías políticas, pero también puede ser el deporte, las series de televisión, la música compulsiva, la sexualidad no menos compulsiva o cualquier otra cosa.
Las escuelas sagradas saben que Lucifer ha alcanzado un grado de control muy elevado sobre la Ley Cósmica de la Correspondencia por medio del invento de los pares de engaños contrapuestos que se retroalimentan entre ellos. Lo cierto es que el Padre de la Mentira ha logrado construir un contra-universo que es coherente en el plano de la mente dormida, pero no lo es en el plano de la mente despierta.
Las escuelas sagradas también saben que Lucifer ha tratado de invertir la Ley Cósmica de la Armonía, pero no lo ha conseguido porque ha habido guerreros del lado de la luz que han sido capaces de hacer sacrificios que las personas ordinarias no son capaces de imaginar.
Tengo el convencimiento de que el factor que impide la victoria de Lucifer, en el mundo, es la energía mental de Jesucristo que es posible canalizar por medio de un rito inter-confesional que junta a hombres y mujeres de fe probada que son vecinos de ciudades cosmopolitas.
Tengo el convencimiento de que el estudio de este rito, por medio de tesis doctorales serias, permitirá demostrar algún día que Jesucristo es el salvador en mayúsculas, pero para ello precisa de la colaboración de los guerreros del lado de la luz que son fieles de las grandes religiones de la humanidad cuando sucede que sólo una minoría de ellos han sido bautizados en iglesias diversas. Este hecho dará lugar a una revolución de las religiones que afectará a los hombres y las mujeres que tienen la mente despierta.
Estas personas deben hacer un esfuerzo para dejar de lado los despropósitos doctrinales que las iglesia cristianas han proclamado en nombre de Jesucristo, perdonar a los autores de los despropósitos y contemplar al maestro únicamente como el líder de la liberación de la humanidad del sistema de poder que la mantiene oprimida desde hace siglos y milenios.
Las personas que creemos que Jesucristo es el Hijo unigénito de Dios y nos santiguamos en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, porque nuestros padres nos enseñaron a hacerlo en la infancia, tendremos derecho a mantener estas costumbres en calidad de signos de identidad, pero no lo haremos por acatamiento a una doctrina obsoleta que deberá extinguirse, un día u otro, nada menos que por voluntad de Dios.
Tengo el convencimiento de que el Plan de Dios pasa por Jesucristo erigido en líder de la liberación de la humanidad entera. Pero, para que esto sea posible, es preciso que se extingan las doctrinas, más o menos maliciosas, que han sido proclamadas en su nombre.
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