La masonería: luz y oscuridad moderada
La Masonería confirma la Ley Cósmica de la Correspondencia cuando muestra que goza de luz y oscuridad que, en este caso, están dotadas ambas de un grado de discreción razonable.
La Masonería constituye un contrapunto interesante de la Iglesia Católica. En esta última tanto la luz como la oscuridad alcanzan una gran potencia. En la Masonería, por el contrario, todo tiene carácter discreto: tanto la luz como la oscuridad.
Hay algunos propagandistas católicos que tienen la mente profundamente dormida y acusan a la Masonería de conspiraciones disparatadas. Lo mismo les sucede a algunos masones que eligen el laicismo militante con lo que muestran tener la mente no menos dormida. Unos y otros deben recordar que, en épocas pasadas, estos juegos insensatos terminaron en baños de sangre.
Hay personas honestas que deciden contemplar la oscuridad potentísima de la Iglesia Católica personificada por los montajes escalofriantes de las finanzas vaticanas y las redes criminales de encubridores de clérigos pederastas que han destrozado la vida a decenas de miles de jóvenes en todos los continentes. Estas personas contemplan, a continuación, la oscuridad discreta de la masonería, personificada por las redes de profesionales que se ayudan, entre ellos, para conseguir un empleo bueno, un cargo político o un contrato que resultan inaccesibles al margen de la red. Una vez han concluido la comparación no tienen ninguna duda de que la Masonería es una organización que tiene sus defectos, pero, en lo esencial, es más decente que la Iglesia Católica.
Hay otras personas que llevan a cabo el mismo ejercicio en relación al lado luminoso tanto de la Iglesia Católica como de la Masonería. En este caso sucede que la comparación no tiene color y cualquier persona honesta se ve obligada a elegir la Iglesia Católica e incluso puede sucederle que sienta vergüenza ajena por la práctica problemática a la que los masones dan el nombre de filantropía.
Las personas que tienen la mente despierta tienen el deber de conocer la Ley Cósmica de la Correspondencia, revelada a la escuela sagrada de China, que enseña que allí donde hay mucha luz también hay mucha oscuridad de la misma manera que allí donde hay poca luz también hay poca oscuridad.
Cuando se comparan la Iglesia Católica y la Masonería, después de contemplar tanto la luz como la oscuridad que son características de una y otra organización, hay razones de peso para hacer una reflexión objetiva. A partir de ella cada uno elegirá lo que deba elegir de acuerdo con lo que resulte más conveniente a sus intereses o de acuerdo con las inclinaciones profundas que lleva dentro del corazón.
La Masonería tiene un problema muy serio que es el concepto del Gran Arquitecto del Universo que tiene carácter ambiguo hasta el punto de que tanto puede referirse a Dios como a Lucifer. Las personas que tienen la mente despierta y acarrean una experiencia sólida de la vida están de acuerdo en que Lucifer se merece el título de Gran Arquitecto o, incluso mejor, Gran Ingeniero del mundo aparente que tenemos a la vista.
La mejor manera de entender la Masonería es contemplarla como una escuela preparatoria en la que se explora el mundo aparente por medio de una simbología simplista y una serie de ritos que son cosas bastante ingenuas que no resultan difíciles de asimilar a cualquier hijo de vecino que precisa acceder a relaciones profesionales, propias de un plano social más elevado del suyo, lo cual es legítimo en una sociedad competitiva.
Tengo claro que la cosmovisión simplista de la Masonería se agota en el momento que se desvanece el mundo aparente que tenemos a la vista. Debo suponer que, en este momento crítico, hay masones que tiene la oportunidad de acceder a las logias secretas donde se revela la identidad verdadera del Gran Arquitecto del Universo que es el único dueño del poder terrenal.
De acuerdo con la Ley Cósmica de la Correspondencia, en este momento crítico también debe haber masones que tienen la posibilidad de acceder a las escuelas sagradas que enseñan, a los hombres y las mujeres que han conquistado el don de la libertad de pensamiento, a descubrir el destino que tienen escrito en el Cielo por medio del rito más autentico de todos que es el de clavar las rodillas en el suelo ante el Dios único de todas las religiones serias.
Este ejercicio sagrado permite descubrir, con el paso del tiempo, que el Dios único de todas las religiones está mucho más arriba que el dueño del poder terrenal aunque también exige sacrificios, de orden superior, a los hombres y mujeres que deciden confiar en su providencia.
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