La luz y la oscuridad en el mundo de la economía
Hay muchos jóvenes que han alcanzado la edad responsable en el primer decenio del Siglo XXI y las cosas que contemplan, en los informativos de la televisión, les provocan una visión problemática del mundo de la economía hasta el punto de que sienten el impulso de huir de todo aquello que tiene que ver con los mercados y la competencia mientras tratan de conseguir, una cierta seguridad, por medio de ocupar una plaza de empleado público.
Hay jóvenes que han nacido en una familia que ha vivido de un pequeño negocio que puede ser una tienda de comestibles, un taller industrial o un establecimiento de hostelería. La mayoría de estos jóvenes no sienten la vocación de proseguir la labor profesional, demasiado sacrificada, de sus padres con independencia de que se hayan ganado mejor o peor la vida.
Hay jóvenes que han venido al mundo en una familia de agricultores o ganaderos. Estos chicos y chicas albergan dudas acerca de su vocación, al igual que el resto de sus compañeros de estudios, pero, la inmensa mayoría de ellos, tienen muy claro que no se ganarán la vida al volante de un tractor.
Hay jóvenes que la única percepción que tienen del mundo de los negocios es fruto de los informativos de televisión donde se explican las actividades, extremadamente lucrativas, que llevan a cabo los amigos de determinados políticos. Estos individuos poseen un factor competitivo singular que es el tráfico de las influencias que permiten la adjudicación de un contrato público por lo que perciben una cuantiosa comisión que se reparten con el político que es su amigo. Cuando se llama negocio a un tema que no es más que un latrocinio se ofende a los hombres y mujeres que se dedican a la creación de riqueza, de manera honrada, lo cual suele exigirles largas jornadas de trabajo amenizadas por sucesivos quebraderos de cabeza.
Hay que explicar a los jóvenes que el factor principal que está en el origen de las civilizaciones es la creación de riqueza. Este factor se desarrolló primero en el pastoreo de rebaños, más tarde en la agricultura a partir del invento del arado tirado por animales, luego en el comercio y las industrias artesanales y, mucho más tarde, en los servicios que tendrían la forma de transportes colectivos y posadas donde se cambiaban los animales que tiraban de los carruajes y se alimentaban y alojaban los pasajeros.
Los historiadores dan mucha importancia a los hechos políticos que quedaron documentados en las crónicas de cada época, pero hay que recordar que mucho antes de que apareciera la experiencia del poder y la lucha por el poder, ya se había consolidado la experiencia de la creación de riqueza y el intercambio de la misma por medio de los mercados rurales.
La creación de riqueza se sostiene en el trabajo bien hecho, la ocurrencia que trae consigo la innovación que permite generar un poco más de riqueza con un poco menos de esfuerzo y la asunción del riesgo inevitable que es inherente a cualquier negocio.
Todos los factores que intervienen en el proceso de creación de riqueza forman parte del ámbito de la mente despierta. Mientras tanto la experiencia del poder forma parte del ámbito de la mente dormida aunque el fundamento de los sistemas de poder, realmente importantes, son las sociedades secretas que también forman parte del ámbito de la mente despierta.
Es posible hacer la hipótesis de que tanto en el origen de la economía como en el origen de la política hubo seres humanos que tenían la mente despierta y, en el primer caso, habían elegido el lado de la luz mientras que, en el segundo caso, habían elegido el lado de la oscuridad de la energía.
La economía también generaría un lado oscuro. Esto sucedería por medio del acaparamiento de una mercancía y la especulación siguiente, la extorsión y la usura que son inventos que conseguirían burlar el mercado, pero sólo pudieron hacerse al amparo de una primitiva estructura de poder político.
Las crónicas siempre han formado parte del ámbito de la mente dormida por el hecho de que los acontecimientos realmente importantes jamás dejaron ningún rastro escrito. Los historiadores más serios están de acuerdo con este fenómeno recurrente de la historia y tratan de adivinar la conducta de los protagonistas de los acontecimientos importantes que, sin duda, fueron hombres o mujeres que tenían la mente despierta y pasaron desapercibidos a los cronistas de mente dormida
Algunas personas tienen escrita en el Cielo la posibilidad de participar de la experiencia de vivir a caballo entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía. El lado de la luz suele tener la expresión en la fuerza creativa, el trabajo infatigable y el aprendizaje constante que es el padre de las ocurrencias más inesperadas que, en el lenguaje académico, dan lugar al concepto de la innovación.
El lado de la oscuridad puede aparecer por medio del poder político y las comisiones abusivas que sus agentes exigen percibir para autorizar un proyecto que tendrá consecuencias positivas para millones de seres humanos. Por ejemplo una línea de ferrocarril o una autopista transcontinental.
Puedo afirmar, con fundamento de causa, que la experiencia de vivir a caballo, entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía, tiene carácter apasionante y posee unas posibilidades ilimitadas de generación de consciencia.
En mi caso concreto la experiencia apasionante terminó, con una cierta brusquedad, el día que no tuve más remedio que elegir entre el Dios del dinero y el verdadero Dios e hice la elección correcta de acuerdo con el impulso que llevaba dentro por lo que no tuve demasiado mérito. Más tarde se demostró que la elección había sido insensata de acuerdo con los valores egoístas que conforman el mundo aparente que nos rodea y que, hoy por hoy, tienen carácter predominante.
Tengo el convencimiento de que, a lo largo de la segunda mitad del Siglo XIX y la primera mitad del Siglo XX, hubo muchos guerreros que vivieron a caballo entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía y, como fruto de su experiencia, se formaron compañías importantes e incluso corporaciones que generaron gran cantidad de riqueza que se distribuyó de forma, más o menos justa, entre los agentes que intervienen en todos los procesos de este tipo.
También tengo el convencimiento de que, a medida que avanzó la segunda mitad del Siglo XX, la experiencia de vivir a caballo entre los dos lados de la energía se fue reduciendo hasta el punto que, en los inicios del nuevo siglo, los protagonistas heroicos de la misma se han convertido en una especie en proceso de extinción a menos que hayan decidido arrimarse al lado de la oscuridad lo cual supongo que es legítimo en el caso de un hombre que tiene, tras él, a un millar de asalariados cuyos hijos comen todos los días.
Debo contemplar la hipótesis de que, este tema más decisivo que otros, permanece influido por la confrontación constante que tiene lugar, en otro plano de la existencia, entre el Centro Conscientes del lado de la Luz y el Centro Consciente del lado de la Oscuridad.
Puede suceder que el lado oscuro de la energía se imponga, casi por completo, en todas las experiencias que forman parte del ámbito de la economía. Mientras tanto resulta evidente que, cada decenio que transcurre, vienen al mundo más niños y niñas que llevan dentro, en un plano destacado, los impulsos de la compasión y la conciliación junto con el deseo de conocer la verdad y apartarse de todas las cosas que huelen a mentira empezando por las doctrinas religiosas que han sido elaboradas por un centro de poder.
Mantengo la esperanza de que, en el largo plazo, el resultado de la batalla será favorable al lado de la luz incluso en el caso límite de que el mundo de la economía sea dominado, por completo, por el lado de la oscuridad.
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