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La génesis de la civilización occidental

La génesis de la civilización occidental

Los expertos en textos sagrados aseguran que el libro más antiguo de la Biblia es el Libro de Job. Tiene sentido hacer la hipótesis de que la historia impresionante del patriarca Job constituya el inicio de la Civilización Occidental que tiene como signo de identidad primigenio la experiencia de la fe entendida como la confianza incondicional en Dios.

Alguien puede objetar que el signo de identidad primigenio de la Civilización Occidental se ha oxidado mucho a lo largo de los últimos dos siglos. Esto es verdad, pero también es verdad que nadie ha conseguido reemplazarlo por otro. Por esta razón la Biblia sigue siendo el libro más importante de nuestra civilización y resulta que este libro tiene como espina dorsal el Ser Supremo que tiene carácter personal hasta el punto de haber conversado con los profetas que luego transmitirían la “Palabra de Dios” a los hombres y las mujeres dotados de buena voluntad.  

 

Los libros del Génesis y el Éxodo recurren a alegorías y leyendas que resultan más o menos sugerentes con objeto de transmitir mensajes religiosos y mensajes morales dotados de gran potencia que demostrarían ser capaces de construir civilización.

El Libro de Job consigue lo mismo por medio de la experiencia personal de un ser humano que alcanza a ser el campeón de la fe y la consciencia del mundo real que se esconde detrás del mundo aparente que tenemos a la vista.

El Libro de Job transmite enseñanzas a distintos niveles. Las más importantes de estas enseñanzas todavía no han sido descubiertas por los estudiosos. Esto ha sucedido porque el autor del texto – que demuestra tener la mente cien por cien despierta – usa el truco de dejar escondidas las perlas en medio de la paja típica de los relatos bíblicos. Hasta ahora las perlas, más potentes de todas, han pasado desapercibidas a los adoctrinadores religiosos que son semejantes que acostumbran a tener la mente profundamente dormida.

Tengo el deber de divulgar el significado de todas las enseñanzas que salieron de los labios del patriarca campeón de la fe y dan lugar nada menos que a la definición más clara de la consciencia que existe en la Civilización Occidental que además coincide, de forma asombrosa, con la que es propia de la escuela sagrada de China.

Algunos filósofos admiten que la comprensión del concepto de la consciencia es la asignatura pendiente de la filosofía. Estos pensadores tienen la oportunidad de examinar las grandes perlas que forman parte del Libro de Job de la misma manera como lo hizo mi maestro y también  tienen la oportunidad de documentarse acerca del bagaje experiencial que es patrimonio de la escuela sagrada de China. 

Tiene sentido hacer la hipótesis de que los discípulos de Job dieran origen a la escuela sagrada de Occidente a la que algunos denominan “Tradición de los Justos”. Esta escuela sagrada habría vertebrado el lado luminoso de la Religión Judía, la Religión Cristiana y la Religión del Islam.

Alguien puede hacer la objeción de que ningún historiador se ha referido al fenómeno de las escuelas sagradas y la “Tradición de los Justos”. Esto ha sucedido porque la historiografía es una disciplina que forma parte del ámbito de la mente dormida. En cambio las escuelas sagradas forman parte del ámbito de la mente despierta al igual como les sucede a las sociedades secretas que controlan los centros de poder desde épocas remotas y quizás han sido detectadas por algunos profesionales de la historiografía el día que han sido víctimas de una intriga infame protagonizada por alguien que tenía el control sobre un centro del poder académico.

En la Biblia hay muchos destellos del conocimiento superior que procede de la escuela sagrada de Occidente. La familia entrañable en la que vinieron al mundo, tanto Juan Bautista como Jesucristo, puede ser contemplada como un colectivo de hombres y mujeres entroncados con la “Tradición de los Justos”. El Cántico de la Virgen María que salió de los labios de la chica que apenas había cumplido quince años constituye la muestra más clara que permite afianzar esta hipótesis.

El profeta analfabeto de Arabia que fundó la última de las grandes religiones de la humanidad resulta incomprensible sino se hace la hipótesis de que tuvo como maestro a un hombre que seguramente no tenía ninguna visibilidad, pero permanecía entroncado con la escuela sagrada que se denomina “Tradición de los Justos”. Por supuesto que Muhammad jamás haría referencia a su maestro en sus homilías ya que ésta es una regla de oro de las escuelas sagradas.

En el Corán hay unos cuantos destellos del conocimiento superior que es divulgado por procedimientos inesperados de acuerdo con el Plan de Dios. Esto es así hasta el punto de que, desde la perspectiva de la mente despierta, es posible contemplar a Jesús, hijo de María, como líder de la Religión del Islam de la misma manera que es el líder de la Iglesia que fundó.

La Iglesia de Jesucristo está mucho más arriba del mosaico de estructuras de poder religioso que reivindican su legado y suman más de mil si sólo se cuentan las que han sido reconocidas por el Consejo Mundial de Iglesias y las que podrían obtener este reconocimiento si se lo propusieran.

La Iglesia Católica es la más importante de todas las iglesias por cuestiones de tipo político más que religioso, ésta es la razón por la que el lado oscuro de esta iglesia tiene una potencia extrema al igual como lo tiene su lado luminoso formado por hombres y mujeres que desarrollan una capacidad de servicio y sacrificio ilimitada. La Iglesia de Roma constituye una de las expresiones más impactantes de la Ley Cósmica de la Correspondencia. Tengo claro que el hecho de haber sido bautizado en un templo de esta iglesia es un detalle determinante que estaba escrito en mi destino.

La existencia del laberinto de la verdad constituye una expresión evidente del Plan de Dios en la Tierra que es la clave de todo. La existencia de un Plan Divino que afecta al conjunto de la humanidad no impide contemplar las civilizaciones, las religiones, las naciones e incluso las comunidades más reducidas como generadores de los signos de identidad que precisan construir los seres humanos para sentirse bien con ellos mismos y para comprender el concepto de las reglas del juego que son necesarias para regular la convivencia y el respeto mutuo entre todos los ciudadanos que aceptan estas reglas.   

La “Tradición de los Justos” no sólo habría dado lugar al hilo conductor, del lado de las luz, de la Religión Judía, la Religión Cristiana y la Religión del Islam sino que habría influido otras manifestaciones de la Civilización Occidental que no tuvieron carácter religioso. La más destacada de ellas es el Movimiento de la Ilustración.

El Movimiento de la Ilustración daría lugar a un salto de calidad irreversible de la Civilización Occidental por el hecho de que daría nacimiento a los conceptos de los derechos humanos, el equilibrio entre los poderes del estado (legislativo, ejecutivo y judicial) y la separación entre el poder político y el poder religioso que debe tener forzosamente carácter privado mientras las leyes garantizan la pluralidad de la sociedad por lo que hace a la búsqueda en el plano de la filosofía y la espiritualidad.

La escuela pública y gratuita también es un concepto que es fruto del Movimiento de la Ilustración. La escuela pública y gratuita pudo nacer en el Siglo XIV de la mano de la Orden del Temple y pudo hacerlo en el Siglo XVII de la mano de la Orden de los Padres Escolapios, pero, en ambos casos, el lado oscuro de la Iglesia de Roma lo impidió.

La escolarización universal de la población infantil estaba prevista en el Plan de Dios y, por fin, se llevaría a cabo como resultado del Movimiento de la Ilustración aunque ya no sería por medio de una escuela cristiana sino de una escuela laica.

Algunas personas asocian el Movimiento de la Ilustración con la filosofía racionalista e incluso con la ideología del liberalismo. A mi modo de ver estas asociaciones no son rigurosas. A mi entender el concepto de los derechos humanos tiene la raíz principal en la Biblia, aunque hizo un proceso de maduración por medio de la experiencia de seres esclarecidos que habían comprendido los mensajes más importantes del magisterio de Jesucristo, pero no tuvieron más remedio que soportar la intransigencia e incluso la represión de los poderes religiosos que se habían alejado, por completo, de estos mensajes.

Cuando el pensador más famoso de la Ilustración hizo un llamamiento para acabar con el dios que presidía el estado absolutista y la religión de la intolerancia, sin duda actuó como un profeta del verdadero Dios.

La filosofía racionalista tiene la matriz en el pensamiento idealista que no tiene la fuente en la Biblia y tampoco lo tiene en los filósofos griegos que fueron más lúcidos que los demás.

La doctrina religiosa formalmente tiene la fuente en la revelación, pero posee una componente de teoría muy grande que desdibuja muchos de los mensajes esenciales de los evangelios. Cuando una persona que tiene la mente despierta lee el Catecismo de la Iglesia Católica se percata de hasta que punto ha podido llegar el delirio de los clérigos que son expertos en encajar citas de las escrituras mientras se contemplan, a si mismos, nada menos que como administradores de la Salvación. 

Un elemento esencial del magisterio de Jesucristo es la necesidad de buscar la verdad con el convencimiento de que sólo el acceso a la verdad hace libres a los seres humanos.

La Iglesia Católica reconoció, en el Concilio Vaticano II, que algunos elementos de la verdad podían haberse desarrollado fuera de la Iglesia y propuso concebir la evangelización como un diálogo en vez de un adoctrinamiento. Los padres conciliares que aprobaron este cambio impresionante, del rumbo de la Iglesia, tenían la confianza en que Jesucristo saldría vencedor de cualquier debate sincero entre buscadores de la verdad.

Por fin sucedería que la losa de plomo de la Curia de Roma se impondría sobre el espíritu del concilio aunque el mensaje del diálogo plural que tiene el objeto de la búsqueda de la verdad, que hace libres a los hombres y las mujeres, poseía una potencia inmensa y no podría ser enterrado. El resultado de la contradicción irresoluble, entre el mensaje liberador irrebatible y la losa de plomo inamovible, sería la crisis de la institución que todavía no ha tocado fondo.

Es demostrable que la figura de Jesucristo se mantiene intacta y constituye un referente, cada vez más claro, de los hombres y las mujeres que tienen la mente despierta y se percatan de que viven rodeados de un entramado inmenso de mentiras del que sólo el descubrimiento de una verdad, de orden superior, podrá liberarlos.

La filosofía racionalista y la doctrina religiosa han sido los dos grandes cuernos del Diablo que se han retroalimentado muy bien entre ellos a lo largo de dos siglos. Por este procedimiento se ha mantenido sumidos en el estado del sueño psíquico a centenares de millones de hombres y mujeres inteligentes que se han identificado con uno u otro cuerno.

Alguien puede objetar que, en el momento del cambio de milenio, sucede que los pensadores que están de moda ya no se identifican con ninguno de los dos cuernos del Diablo que tuvieron carácter predominante a lo largo de dos siglos. Esto es verdad, pero sucede que los pensadores que están de moda lo que realmente divulgan es irrelevancia y delirio.

La gran pregunta que debo hacerme en este momento es la siguiente: ¿Quién se apodera de la energía mental de los centenares de millones de seres humanos que permanecen sumidos en el estado del sueño psíquico mientras se mantienen identificados con los tópicos, pasados de moda, que forman parte de la filosofía racionalista y las doctrinas religiosas y los, más irrelevantes, que divulgan los pensadores que están de moda?

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