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La fe y la cordura:  las dos caras de la moneda de la consciencia

La fe y la cordura: las dos caras de la moneda de la consciencia

El conocimiento acumulado por la escuela sagrada de China, a lo largo de tres milenios, da lugar a una cosmología y una psicología que pueden dar una explicación racional a todas las experiencias humanas  por insólitas que sean.

Mientras tanto sucede que tanto la filosofía racionalista como la doctrina de la Iglesia Católica y las demás iglesias, son edificios llenos de habitaciones oscuras y éstas son más cada decenio que transcurre.

La cosmología y la psicología, que forman parte del conocimiento de la escuela sagrada de China, tienen carácter cien por cien racional y práctico por lo que encajan, muy bien, en la estructura mental de una persona que ha elegido el pensamiento científico a condición de que esta estructura mental esté conformada por conceptos reales y no incluya ninguna teoría abstracta aunque posea sabor científico.

He explicado la cosmología y la psicología que forman parte del conocimiento de la escuela sagrada de China, a un profesional de la psiquiatría que ha cumplido los mismos años que yo y tiene tras él una larga experiencia clínica. El hombre se ha percatado de que, por medio de las tesis milenarias de la escuela sagrada de China, que se sustentan en las influencias del lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía, que tiene carácter extra-material, podrían explicarse las dolencias de la mente por un procedimiento científico sin hacer ninguna concesión a las creencias religiosas indemostrables.

Es posible que exista en China una escuela de medicina que contemple los trastornos de personalidad por medio de las influencias extra-materiales que proceden de un lado u el otro de la energía. Yo mismo he contemplado algún trastorno, tanto de tipo paranoico como esquizofrénico, del que tengo la sospecha de que tenía su origen en influencias extra-materiales que seguramente procedían del lado de la oscuridad de la energía. Las cosas que he observado yo podrían dar lugar a dos tesis doctorales serias en este campo delicado de la ciencia médica.

La cosmología y la psicología que forman parte del conocimiento de la escuela sagrada de China tienen un carácter superior a nada que haya podido conocer en mi vida, pero tiene un inconveniente muy grande que es el hecho de que, en ningún momento, contemplan la existencia de Dios como creador del Universo.

La escuela sagrada de China acepta la existencia de Dios en calidad de Señor del Cielo por medio del argumento de que todos los negocios tienen un patrón y el Cielo no puede ser una excepción. Para los sabios chinos Dios es una abstracción filosófica mientras que el Cielo es un concepto real al igual como lo es la Tierra y también los son el lado del Yang y el lado del Yin de la energía cósmica que lo penetra todo.

La Civilización Occidental se sostiene en el Dios que se manifestó a Abraham, a Moisés, a Job y a otros profetas de la antigüedad cuya experiencia quedaría muy bien documentada en la Biblia.

Alguien puede objetar que en algunos países de Europa los semejantes que no creen en la existencia de Dios son más de los que creen en ella y este fenómeno se acrecienta cada año que pasa. Esto es verdad, pero también es verdad que no ha aparecido ningún fenómeno dotado de una potencia equivalente a la del Dios de la Biblia y pueda constituir una alternativa al mismo.

Mi maestro ha descubierto que una de las experiencias más potentes que transmite la Biblia, que es la del patriarca Job, tiene un paralelismo con la del maestro Mong Tse (Mencio) que fue discípulo de un discípulo de Kung Tse (Confucio) y es un personaje clave de la escuela sagrada de China.

El patriarca judío y el maestro chino desarrollaron las experiencias de la fe y la cordura hasta el punto de descubrir el concepto de la consciencia, aunque sería Job quien aportaría una definición de la misma que todavía no ha sido superada por ninguna escuela filosófica.

Es tremendo constatar que la experiencia de Job encaje de maravilla con el conocimiento de la escuela sagrada de China, mientras haya pasado desapercibida tanto a las escuelas filosóficas de Occidente como a los clérigos eruditos que se han encargado de edificar las doctrinas de las iglesias cristianas.

Esta paradoja tiene la causa en que la experiencia de Job forma parte del ámbito de la mente despierta mientras que tanto las escuelas filosóficas de Occidente como las doctrinas religiosas forman parte del ámbito de la mente dormida.

La mayor de todas las paradojas aparece cuando se cae en la cuenta de que el dilema  entre el Dios personal y el Cielo impersonal tienen carácter irrelevante. Esto es así porque tanto un concepto como el otro han permitido desarrollar las experiencias de la fe, la cordura y la consciencia de una forma parecida.

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