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La economía criminal

La economía criminal

Alguien ha calculado que el volumen de la llamada economía criminal es superior al de la economía del petróleo.

Se entiende por economía criminal un conjunto amplio de actividades que comprenden el tráfico de drogas, armas, marfil, piedras preciosas, obras de arte robadas, seres humanos y órganos humanos. A estas actividades, contrarias a los principios morales universales, se añaden otras que una minoría de semejantes contemplan como inevitables. Me refiero al contrabando, la extorsión, la falsificación de obras de arte y antigüedades, las acciones que cumplen la función de evitar el pago de impuestos, el blanqueo de dinero ganado de forma ilícita, el soborno de jueces y otros funcionarios y el pago de comisiones secretas por parte de los adjudicatarios de contratos públicos.

Existe la tesis pesimista que afirma que es imposible acabar con la economía criminal por el hecho de que es un elemento consustancial del sistema.

Existe una segunda tesis, todavía más pesimista, que no sólo afirma que es imposible acabar con la economía criminal sino que hay muchas posibilidades de que sea ésta la que acabe con la sociedad que se asienta en el respeto a los derechos humanos y la pluralidad de opciones políticas que se disputan la formación del gobierno por medio del sistema parlamentario.

Debo tratar de contemplar la economía criminal desde el prisma de la mente despierta y a la luz del conocimiento que proviene de las escuelas sagradas.

Cuando se hace esta acción lo primero que se intuye es que la economía criminal es uno más de los instrumentos que poseen las sociedades secretas que mantienen un dominio férreo sobre los centros de poder que son realmente importantes.

La producción y el comercio de determinadas drogas, que no son más perniciosas que el alcohol o el tabaco, podría estar regulado por las leyes lo cual permitiría reducir el volumen de la economía criminal. Si esta posibilidad ni siquiera se plantea es porque no conviene al centro de poder secreto que tiene el dominio sobre el mundo. El resultado de este despropósito es que países muy importantes como son México, Colombia, Tailandia y algunas repúblicas de Asia Central, viven condicionados por los individuos que poseen un determinado poder en el entramado siniestro de la economía criminal. Por supuesto que nadie sabe quien está por encima de estos individuos que acostumbran a tener la mente bastante despierta.

Ahora mismo sucede que la explosión de los escándalos que tienen la raíz en la corrupción, de los políticos, está a la orden del día en muchos países.

Este tema muestra, mejor que otros, hasta que punto los seres humanos permanecen sumidos en el estado del sueño psíquico por causa de somníferos que forman parte de un determinado cuerno del Diablo que se retroalimenta con otro.

A menudo sucede que dos ciudadanos discuten, de forma incluso acalorada, acerca de un tema de corrupción que afecta al partido que gobierna el país y un segundo tema que afecta al partido que ejerce la oposición. El primer ciudadano precisa exagerar un tema y diluir el otro mientras el segundo ciudadano hace lo contrario. Ambos son víctimas de los somníferos que emanan de cada uno de los cuernos del Diablo y no tienen ninguna manera de percatarse de que ha habido una mano oculta que ha puesto en marcha los dos cuernos que se retroalimentan entre ellos.

El espectáculo de la corrupción, de los políticos y sus amigos, alimenta pares de cuernos del Diablo en muchos países hasta el punto de que las encuestas delatan que la mayoría de los ciudadanos no confían en el sistema político.

A mi modo de ver la corrupción que afecta a los políticos no es la que mueve las sumas más cuantiosas de dinero. La corrupción realmente importante es la que compra las voluntades de jueces y altos funcionarios que tienen mucho poder, en lo suyo, tanto en el plano de los estados como de las instancias supranacionales.

Las personas que tienen información verdadera acerca de las cosas más importantes que suceden en el mundo y aparecen raramente en los medios de comunicación saben que, en temas que tienen carácter clave, resulta muy difícil obtener una sentencia justa en un tribunal supremo de un estado o un tribunal internacional.

Los políticos que gozan de gran visibilidad, en los medios de comunicación, aparentan tener más o menos poder, pero se trata de un poder que jamás interfiere las decisiones estratégicas de ámbito general y se limita a cumplir la función de conformar las partidas de un presupuesto público, escoger a una persona u otra para ocupar un cargo bien remunerado y adjudicar una obra que permite cobrar una comisión.

Por medio de la corrupción de una minoría de políticos amorales se crea una sensación generalizada de repulsa que trae consigo la deslegitimación del sistema democrático y se contribuye a mantener, en el estado del sueño psíquico, a centenares de millones de seres humanos.

Por medio de la corrupción selectiva de jueces y altos funcionarios dotados, unos y otros, de un grado elevado de poder se consigue que los semejantes que tienen la mente más despierta se percaten de que el dominio sobre la humanidad de alguien, que es profundamente malvado, tiene carácter casi absoluto. 

Ha habido algunos jueces y altos funcionarios que han pasado por la misma prueba de la vida que también ha afectado a algunos empresarios que han jugado un papel protagonista en la economía del mundo global. Me refiero a la prueba de no tener más remedio que elegir entre el dios del dinero y el verdadero Dios. Muy pocos de estos semejantes han hecho la elección correcta mientras que la mayoría se han dejado comprar por el dinero en mayúsculas. Unos y otros se han enterado de cosas muy distintas, pero que tienen en común el detalle de ser inconcebibles para la mayoría de seres humanos.

Lucifer tiene una gran experiencia en el uso de la Ley Cósmica de la Correspondencia por medio de la creación de pares de Cuernos del Diablo que se retroalimentan entre ellos. Por este medio ha conseguido mantener, en el estado del sueño psíquico, a centenares de millones de seres humanos y apoderarse de su energía mental. 

Lucifer se ha propuesto invertir la Ley Cósmica de la Armonía, con objeto de proporcionar un grado de coherencia mucho mayor al mundo aparente que cumple la función de mantener escondido el mundo real. El fenómeno de la globalización puede dar la impresión de que el Diablo ha conseguido su propósito.

De acuerdo con mi experiencia Lucifer no ha logrado dominar la ley cósmica principal de la Creación por el hecho de que existen guerreros, del lado de la luz, que conocen la experiencia heroica de la transmutación de la energía por medio de sacrificios que las personas ordinarias no pueden ni siquiera imaginar. El ejemplo del sacrificio heroico proviene de Jesucristo, pero, en la sociedad global del Siglo XXI, tiene carácter inter-religioso.

En la medida que Lucifer no tiene la posibilidad de invertir la Ley Cósmica de la Armonía puede suceder que el tema de la economía criminal se le escape de las manos hasta el punto de que alcance una cuota tan elevada, en el conjunto de la economía, que ponga en cuestión la supervivencia del sistema democrático que se sustenta en la supremacía de las leyes y el respeto a los derechos humanos.

No hay que olvidar que el sistema democrático se sustenta en una constitución que no hay más remedio que respetar. Por muy elevada que sea la corrupción, del sistema democrático, éste siempre es menos malo que la dictadura que no respeta los derechos humanos con independencia de que el dictador haga un discurso de sabor conservador o lo haga de sabor socialista.

Tampoco hay que olvidar que un signo de identidad de los dictadores de derechas y de izquierdas es que se ocupan, antes que nada, de que sus hijos, sus yernos o sus sobrinos, sean los campeones de la corrupción una vez ésta se ha concentrado en pocas manos.  

Llegados a este punto es obligado que las personas sensatas se tomen en serio la tesis de la Revolución del Amor o la Armonía aunque sólo sea como la única posibilidad que exista de salvar las conquistas que ha hecho la humanidad a lo largo de los últimos dos siglos y corren el peligro de ser aniquiladas.

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