El misterio del poder financiero
Alguien ha calculado que la mitad del capital financiero del mundo está en posesión de menos de cien familias. Existe otro dato que dice que las doscientas corporaciones más importantes mantienen el control sobre dos tercios de la renta de la humanidad.
El desequilibrio en la posesión de la riqueza y la generación de renta ha sido común a casi todas las sociedades humanas que han existido.
En la sociedad contemporánea el desequilibrio se ha corregido un poco en algunos países, pero, en términos generales, se mantiene intacto. Incluso es posible contemplar el mundo del Siglo XXI como el más injusto de todos los que han existido. Esta afirmación es correcta si la comparación tiene en cuenta el nivel de los recursos disponibles que podrían financiar gran cantidad de iniciativas productivas que permanecen inactivas o construir viviendas para millones de familias que no disponen de las mismas.
La situación de los países más pobres podrá cambiar en el momento que los bancos chinos, dedicados a la ayuda al desarrollo, sustituyan al Banco Mundial y el resto de los bancos multilaterales y apliquen el criterio de asegurar que, una parte mayoritaria de los préstamos, se emplean en la construcción de la infraestructura financiada (por medio del proyecto ejecutivo controlado por la ingeniería china) mientras una parte minoritaria de los mismos se dedican a los gastos colaterales que es el eufemismo que esconde la corrupción inevitable. Esta posibilidad se sostiene en el antiguo principio confuciano que trata de buscar el equilibrio entre la luz y la oscuridad.
Algunos países han experimentado un sistema alternativo al que se ha dado el nombre de comunista. Es interesante descubrir como algunos testaferros de los líderes de estos experimentos aparecen en las listas de los hombres más ricos de todos. Este hecho, difícil de creer, demuestra hasta que punto todos los experimentos políticos están subordinados a un sistema de poder que tiene carácter universal y al margen del mismo no puede existir nada.
Es sabido que el llamado estado del bienestar se sostiene en la fiscalidad injusta y la deuda pública insostenible por lo que no constituye un modelo alternativo al sistema de poder, de carácter universal, que acabará por devorarlo.
Los profesionales que han hecho su carrera en calidad de ejecutivos, de primer nivel, hasta el punto de verse obligados a tener una mente mínimamente despierta con objeto de sobrevivir, en escenarios complicados, sospechan que el desequilibrio espantoso de la riqueza, que se mantiene intacto en la sociedad contemporánea, no obedece a causas económicas.
Es fácil llegar a la conclusión de que los desequilibrios enormes del mundo contemporáneo no tienen causas económicas, pero es muy difícil determinar las causas verdaderas de este problema espantoso.
Las personas que no han tenido más remedio que elegir entre el dios del dinero y el verdadero Dios y han hecho la elección correcta, en medio de vicisitudes tremendas que sólo ellos conocen, han podido constatar que el sistema de poder que tiene el dominio sobre el mundo tiene carácter estrictamente financiero. Los profesionales que han hecho este descubrimiento no son muchos y los que han conseguido profundizar en el mismo (hasta el punto de descubrir el tema del premio de las fiducias que esperan a los que se deciden a adorar al dios que tiene el poder en el mundo) todavía son menos.
Algunos hombres y mujeres que no han tenido más remedio que sobrevivir, muchos años, en escenarios complicados también han tenido la posibilidad de leer los cuatro evangelios en un registro superior al que ha dado lugar a las doctrinas oficiales de la Iglesia Católica y el resto de iglesias que se disputan el legado de Jesucristo.
Cuando se lleva a cabo este ejercicio se descubre que el concepto del Reino de Dios sólo es comprensible desde el prisma de la mente despierta y no es otra cosa más que el mundo creado por Dios, pero liberado del entramado de mentiras que proceden del sistema de poder que tiene carácter financiero y precisa de los grandes desequilibrios y la corrupción para mantenerse activo.
Hay una página clave de los evangelios que relata el encuentro secreto de Jesús con Nicodemo que tiene lugar en medio de la noche. En el comienzo del diálogo el maestro deja descolocado al visitante cuando le explica que sólo puede acceder al Reino de Dios el ser humano que es capaz de renacer del espíritu.
En la sociedad global del Siglo XXI son bastantes los profesionales que no han tenido más remedio que pasar por las experiencias durísimas que consisten en atravesar los abismos de la depresión y la locura y permanecer, más o menos, intactos por el hecho de que han mantenido la confianza en un poder superior, del lado de la luz, que está mucho más arriba del mundo material.
Al poder superior se le puede dar el nombre de Dios, el nombre del Cielo o el nombre del Espíritu en mayúsculas. Un cristiano incluso puede contemplar a Jesucristo en el lugar del poder superior. De acuerdo con mi experiencia lo único que cuenta es la confianza incondicional en que el poder superior del lado de la luz, en el largo plazo, prevalecerá sobre otro poder, del lado de la oscuridad, que también tiene carácter superior hasta el punto de que mantiene un dominio férreo sobre el mundo desde tiempos inmemoriales.
Supongo que ahora mismo hay en el mundo unos cuantos centenares de miles de profesionales, de ambos géneros, que han pasado por la experiencia durísima que tiene como consecuencia el renacimiento del espíritu por el lado de la luz. Estos semejantes, por lo general, son emprendedores creativos, ejecutivos o funcionarios públicos dotados de currículos impecables y se mantienen alineados con todas las grandes religiones de la humanidad. Incluso los hay que no tienen ninguna religión, pero han descubierto el poder superior del lado de la luz y han adivinado que, en el largo plazo, tiene la posibilidad de poner las cosas en su lugar.
Jesucristo otorgó a Lucifer los títulos tremendos de Caudillo del Mundo y Padre de la Mentira. De acuerdo con esta revelación es lícito contemplar el centro de poder secreto que tiene el dominio sobre el mundo como el Reino de Lucifer. Este reino, del lado de la oscuridad, sólo resulta comprensible desde el prisma de la mente despierta al igual como sucede con el concepto del Reino de Dios.
Los profesionales, de ambos géneros, que tienen experiencia, de primera mano, acerca del funcionamiento del mundo están de acuerdo en contemplar los conceptos verdaderos tanto del Reino de Dios como el Reino de Lucifer y suponen que este último, además de tener carácter estrictamente financiero, permanece estructurado por una religión secreta que posee ritos muy poderosos en los que está la clave de todo.
Hay que reconocer que la religión, del lado de la oscuridad, es la más eficiente de todas, en términos materiales, por el hecho de que cohesiona el sistema de poder que mantiene el dominio sobre el mundo desde hace muchos siglos.
Debo suponer que la religión, del lado de la oscuridad, contempla el proceso de despertar de la mente y el concepto del renacimiento del espíritu al igual como los contempla la religión del lado de la luz. Tengo razones de peso para pensar que los grandes guerreros del lado de la oscuridad son semejantes que no tienen ninguna visibilidad, pero han alcanzado un nivel de consciencia que resulta inimaginable a las personas ordinarias. Hay que suponer que ésta es la razón por la que mantienen el dominio férreo sobre el mundo desde hace muchos siglos.
El acontecimiento más importante que preside el mundo del Siglo XXI es la confrontación de consciencia entre el lado de la luz y el lado de la oscuridad de la energía. Los profesionales que tienen conocimiento de como funciona el mundo no tienen más remedio que tomar partido, en esta confrontación tremenda, desde el momento que se percatan de que sólo puede tener un resultado que será la venida del Reino de Dios a la Tierra tal como piden todos los cristianos cuando rezan la oración del Padrenuestro.
Add Comment