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El estado del sueño psíquico y los grandes males de la humanidad

El estado del sueño psíquico y los grandes males de la humanidad

La mente humana tiene la facultad de procesar conceptos reales y también tiene la posibilidad de manejar ideas abstractas. Cuando la mente humana se estructura por medio de conceptos reales puede procesar nuevos conceptos reales y también puede manejar ideas abstractas. Pero cuando la mente humana se estructura por medio de ideas abstractas pierde la facultad de procesar conceptos reales. En el momento que sucede este hecho la mente cae en el estado del sueño psíquico y las ideas son los somníferos que la mantienen en este estado anormal.

El pensamiento teórico es un compendio inacabable de somníferos que mantiene la mente del pensador en el estado del sueño psíquico profundo e irreversible. El pensamiento teórico es un error tan grande que hasta parece mentira que pueda existir. A pesar de ello el pensamiento teórico constituye un signo de identidad de la Civilización Occidental hasta el punto de que los filósofos más famosos fueron hombres cuya única experiencia fue la lectura de libros.

Pocas personas han atinado en la diferencia que existe entre el estado del sueño físico que resulta imprescindible para el descanso del cuerpo y el estado del sueño psíquico en el que permanece sumida la mente a lo largo del período de vigilia. Las cosas son así mientras transcurre la mayor parte del tiempo aunque hay momentos en que tiene lugar una sacudida dentro de la persona. La sacudida da lugar tanto al miedo ante algo imprevisto como a la curiosidad ante la existencia del mundo real que se esconde tras el mundo aparente que nos rodea y es fruto de una convención que podría cambiar.

El mundo del Siglo XXI tiene carácter global. A pesar de ello es posible observar muchos matices en el proceso de globalización. Por ejemplo China, que es el país más importante del mundo, posee una cultura muy antigua que se sostiene en los valores del realismo y el pragmatismo y resulta alérgica al pensamiento teórico. Por esta razón este país ha logrado construir un equilibrio entre la ideología oficial del estado que es el Marxismo y la pluralidad inabarcable de la sociedad que surge de las experiencias prácticas de todos los tipos.

Hay que recordar que en Rusia y los países que conformaron la Unión Soviética no tuvo lugar este fenómeno y sucedió que el sistema totalitario se derrumbó cuando los propios dirigentes del estado se percataron de que era incompatible con la naturaleza humana.  

En China hay un porcentaje relevante de la población que tiene la mente despierta. He conversado con bastantes profesionales, jóvenes y veteranos, de aquel país y he comprobado que todos ellos tienen la posibilidad de observar tanto el lado del Yang como el lado del Yin de y tratan de aprender las lecciones necesarias que proceden de uno y otro lado de la energía que sostiene el universo y lo penetra todo.

En los países de Europa el porcentaje de seres humanos que tienen la mente despierta es muy reducido hasta el punto de que los profesionales que no tienen más remedio que abrir los ojos, por causa de las cosas que observan en su entorno laboral, no tienen más remedio que arrimarse, más o menos, al lado oscuro de la energía con objeto de sobrevivir y tirar adelante a su familia.

El contraste entre China y Europa acerca del tema del sueño psíquico, en el que vive sumida la mayoría de la población, resulta inquietante a los profesionales que mantienen la mente despierta y tienen el deber de vivir a caballo entre los dos continentes.

En los países de América, que conozco mejor, he observado una situación intermedia entre Europa y China. En países como son Brasil y México es posible hallar a muchas personas que tienen la mente razonablemente despierta y lo mismo sucede en la ciudad de Nueva York que posee un grado de cosmopolitismo que quizás es único en el mundo.

En Cuba sucede que, sobre el papel, el estado se sostiene en la ideología marxista, pero, en la práctica, lo hace en la religión, de origen africano, que posee los ritos adecuados que permiten mantener en pie el sistema político, de matriz nada menos que atea, lo cual da lugar a una de las paradojas mayores del mundo contemporáneo. Es obvio que hay una minoría consistente de habitantes de la isla que tienen la mente lo suficiente despierta, para percatarse de la paradoja, aunque sólo hablan del tema con el amigo de confianza y además lo hacen en voz baja.

Es posible explicar la singularidad de China por medio del prestigio que mantienen las dos ramas de la antigua filosofía del país que son el Confucianismo y el Taoísmo. La primera rama tiene sabor materialista y la segunda lo tiene idealista, pero ambas ramas se sostienen en el valor de la experiencia humana y tienen en su origen a maestros imperecederos que demostraron poseer una mente muy despierta.

Jesucristo es el más elevado de los maestros que han pisado la Tierra. Es posible demostrar que su magisterio posee mayor madurez que el de Buda o el de Confucio. Pero tiene el inconveniente de que las enseñanzas clave se transmiten por el procedimiento de las perlas que permanecen escondidas en medio de la paja.

Los Padres de la Iglesia y los filósofos escolásticos discurrieron lo indecible acerca de la paja del relato evangélico, pero tenían la mente demasiado dormida para comprender el sentido de las perlas en las que reside el conocimiento de carácter superior.

La regeneración de la Civilización Occidental exige estudiar los cuatro evangelios en el estado de la mente despierta de acuerdo con las sentencias recurrentes del maestro que dicen: “El que tenga ojos para ver que vea”. “El que tenga oídos para oír que escuche”. Hasta que no se lleve a cabo esta acción la superioridad de China sobre Occidente será cada vez mayor.

La acción de estudiar los evangelios con los ojos abiertos, en apariencia, es sencilla, pero, en la práctica, es muy complicada porque la doctrina oficial de la Iglesia Católica y el resto de iglesias se mueve en los parámetros de la mente dormida. Las cosas son así hasta el punto de que cuando aparece el más mínimo destello que va más allá, del estado del sueño psíquico, es catalogado de herejía y da lugar a problemas tremendos tal como sucedió con la llamada teología de la liberación que, sin duda, era más cristiana que la doctrina oficial de la institución que todavía se mantiene obsesionada por el tema ridículo de los preservativos.

Algunos cristianos se han propuesto estudiar los evangelios, tanto los canónicos como los apócrifos, con los ojos abiertos, pero les ha sucedido que han acabado divulgando conclusiones delirantes acerca de temas que son mucho más sencillos de lo que parece. Esto les ha sucedido porque no habían desarrollado la psicología del guerrero que permite mantener la mente, en estado de serenidad, cuando ésta es objeto de una interferencia que procede del lado de la oscuridad del mundo espiritual.

La Religión Cristiana y, más allá, la Civilización Occidental están frente a un problema que no tiene solución, en términos humanos, pero está claro que para Dios no hay nada imposible y, un día u otro, la Ley Cósmica de la Armonía pondrá las cosas en su lugar en todas las piezas del laberinto de la verdad con objeto de que puedan encajarse.

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