El concepto de la suprema armonía y la definición de Dios
Mi maestro tiene el convencimiento de que Dios decidió manifestarse, de manera personal, a la Civilización Occidental mientras lo hizo, de manera impersonal, a la Civilización China. Hay que suponer que la conducta del Creador del Universo tendría un propósito.
El Dios impersonal recibe el nombre de El Cielo en la Civilización China y recibe el nombre del Espíritu en mayúsculas en otras manifestaciones religiosas.
Los hombres y las mujeres que tienen la mente más despierta que sus semejantes se percatan de que es necesario trascender tanto el concepto del Dios personal como el concepto del Cielo impersonal para acercarse a la contemplación del verdadero Dios, lo cual es siempre un ejercicio muy difícil.
En los inicios del Siglo XXI todavía es posible asociar el Dios personal a la guerra y la violencia más que a la paz y la serenidad. Este hecho incuestionable de la historia proporciona un argumento de mucho peso al agnosticismo.
El Dios impersonal ha dado lugar al panteísmo que contempla a todos los seres humanos como parte de Dios. Hay quien contempla a los animales y las plantas e incluso a la materia inerte como parte de Dios.
El Dios del patriarca Job y el Cielo del maestro Mong Tse son conceptos reales que han permitido crear civilización. Mi maestro piensa que ambos conceptos han contribuido a desarrollar la experiencia de la fe de una forma idéntica y merecen el mismo respeto.
El concepto superior de la fe se corresponde a la confianza incondicional en un poder superior que forma parte del lado de la luz del mundo espiritual e incluye el convencimiento de que este poder superior, en el largo plazo, tiene la sartén por el mango. El poder superior puede recibir el nombre de Dios o el nombre del Cielo, este detalle es irrelevante.
El Dios filosófico de los pensadores griegos no surge de la experiencia de la fe sino del ejercicio de la inteligencia y también ha permitido crear civilización.
Hay bastantes hombres y mujeres pensantes que se encogen de hombros ante el Dios que ha hecho posible la creación del poder religioso que alcanzó carácter totalitario y represivo a lo largo de bastantes siglos, pero mantienen un respeto por el Dios de los filósofos que han pensado en libertad y han respetado los puntos de vista de sus semejantes.
Algunos campeones de la fe fueron libre-pensadores que tuvieron una razón de peso para elegir la experiencia religiosa frente a otras que, sin duda, eran más cómodas.
Ningún campeón de la fe ha precisado proclamar un dogma. Los inventores de los dogmas fueron hombres cobardes que desconocían la experiencia de la fe y precisaron sentirse protegidos por una creencia y un sistema de poder que impusiera la creencia a sus semejantes incluso de manera violenta.
Jesucristo llamó Padre a Dios y lo hizo en la primera persona del plural con objeto de crear un concepto religioso que hermana a todos los seres humanos.
Existe un Padrenuestro apócrifo que denomina a Dios Padre-Madre. Este concepto de la Divinidad que hermana a los seres humanos y está desprovisto de género me resulta muy sugerente.
El Dios padrecito de la Iglesia Católica y el Gran Arquitecto del Universo de la Masonería son arquetipos, del género masculino, que forman parte del ámbito de la mente dormida y no tienen nada que ver con el verdadero Dios que sólo puede ser adivinado por un ser humano que ha alcanzado el estado de la mente despierta.
El Dios padrecito de la Iglesia Católica es un engaño bastante inocente que tiene el propósito de que los chicos y las chicas que tienen la mente totalmente dormida se enternezcan con el padrecito benevolente que sale al encuentro de los pecadores, con los brazos abiertos, dispuesto a perdonarles sus debilidades una y otra vez.
El Gran Arquitecto del Universo de la Masonería posee una ambigüedad maliciosa ya que es cierto que Dios puede ser contemplado como arquitecto del Universo, pero también es verdad que este título puede ser otorgado a Lucifer cuya obra es el mundo aparente que tenemos a la vista y puede ser contemplado como una obra arquitectónica de un mérito inmenso ya que, en el plano de la mente dormida, es coherente.
Algunas personas son capaces de detectar la energía primordial que circula del Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo y se manifiesta, con especial intensidad, en algunos lugares alejados de los escenarios urbanos y que, en muchos casos, están ocupados por templos, monasterios, castillos ruinosos y ermitas remotas desde épocas muy antiguas.
Es posible llegar a la conclusión de que la energía primordial es el amor de Dios que sostiene el Universo por el hecho de que en los lugares especiales en que se manifiesta, con una cierta intensidad, puede suceder que dos personas, que se acaban de conocer, se estrechen las manos presas del sentimiento de la ternura y el pensamiento de la fraternidad.
Es probable que la energía primordial sea el amor de Dios, pero esto no significa que Dios sea amor. Debemos suponer que Dios es el origen del amor y otras cosas más como son la inteligencia, la fuerza de voluntad, el coraje, la serenidad y sobre todo la consciencia de la realidad que puede alcanzar planos muy elevados.
La revelación de la Biblia se inicia con la afirmación de que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios. Este hecho permite comenzar a adivinar la realidad de Dios cuando se constata que las posibilidades de evolución del ser humano no tienen ningún límite.
En una carta del evangelista Juan existe una definición de Dios que se limita a decir que es amor. A partir de este concepto se ha proclamado que Dios es bondad, belleza, misericordia, etc. Los teólogos más lúcidos han añadido que el Creador del Universo es la suma de estos conceptos en grado infinito.
Lo que dice realmente el evangelista Juan en su carta es que Dios es el origen del amor lo cual significa que es más que amor. El evangelista añade que el que ama conoce a Dios mientras que el que no ama no lo conoce. El hecho de que Dios sólo pueda ser conocido por medio del ejercicio del amor es verdad, pero esto no significa que sea sólo amor.
La expresión “Dios es amor” pudo ser añadida por un traductor o un copista con objeto de dar mayor contundencia al texto del evangelista, pero, por causa de la coletilla inoportuna, sucedería que un razonamiento que formaba parte del ámbito de la mente despierta pasaría a formar parte del ámbito de la mente dormida hasta el punto de que sería usado para titular una encíclica del pontífice católico.
El Dios personal, por un lado, puede ser definido como amor y, por otro lado, puede ser asociado a la guerra y la violencia más que a la paz y la serenidad. Esta contradicción irresoluble muestra que la filosofía de las iglesias cristianas todavía forma parte del ámbito de la mente dormida y está lejos de la verdad.
A la escuela sagrada de China le fue revelado el concepto del Cielo impersonal, pero no le fue revelado el concepto del Dios personal que aparecería en la Biblia y en los textos antiguos del Hinduismo. Hay que suponer que el Plan de Dios quiso hacer las cosas de esta manera por una razón.
A la escuela sagrada de China también le fue revelado el concepto de la suprema armonía. En mi opinión la armonía es el más elevado de los conceptos filosóficos por el hecho de que trasciende todos los demás. Si esto es verdad el concepto de suprema armonía es el único que se acerca a la definición de Dios desde el prisma de la mente despierta.
Mi maestro tiene el convencimiento de que algún día podrá demostrarse que, en el larguísimo plazo, la Ley Cósmica de la Armonía se rige por las reglas exactas de las matemáticas al igual como sucede con la mente de Dios.
Debo añadir que en Occidente ha habido algunas personas notables que han participado de esta misma intuición filtrada por esquemas mentales muy diversos. Se me ocurren nada menos que los nombres de Isaac Newton y Albert Einstein que ambos gozaron del don de tener la mente despierta e hicieron aportaciones colosales al conocimiento de la humanidad.
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