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Definición de la consciencia como fuente de la inteligencia

Definición de la consciencia como fuente de la inteligencia

Una de las perlas más impactantes del Libro de Job dice lo siguiente:

“¿Dónde podemos hallar la sabiduría? ¿Dónde habita la fuente de la inteligencia? Los hombres ignoran el camino que conduce a ella porque no se encuentra en el mundo de los vivientes mortales”.

Job, en medio del proceso tremendo que le obliga a desarrollar la experiencia de la fe hasta un nivel inconcebible para la mayoría de seres humanos, no tiene más remedio que desarrollar la experiencia de la cordura a un nivel comparable. Como resultado de todo ello descubre el concepto de la conciencia al que denomina fuente de la inteligencia y explica que no se halla en el mundo de los vivientes mortales.

Mi maestro piensa que la definición de conciencia, que es fruto de la experiencia del patriarca Job, es incluso más contundente que la que fue aportada por el maestro Mong Tse y los maestros de la escuela sagrada de la India que fueron los primeros que se ocuparon de este elemento esencial de la existencia humana.

Las personas que han logrado cumplir el mandato de Jesucristo, acerca de cultivar el amor a los enemigos hasta el punto de superar la prueba indescriptible que tiene, como resultado, el renacimiento del espíritu, se percatan de que han accedido a un nivel superior de la inteligencia. A estas personas les ha sucedido que han adquirido el don de la conciencia y han dado la razón a Job porque se han percatado de que ésta no se halla en el mundo de los vivientes mortales sino en el mundo real que se esconde tras él.

Puedo hacer la hipótesis de que existe un concepto superior de la inteligencia que es fruto de la conciencia del mundo real. En este caso me refiero al lado luminoso del mundo real al que Jesucristo dio el nombre de Reino de Dios. Mientras tanto la inteligencia convencional es la que permite al ser humano interactuar con el mundo aparente que tenemos a la vista.

Existe una definición clásica de inteligencia que dice que es la capacidad del sujeto de adaptarse al entorno. He observado a algunas personas que mostraron una capacidad enorme de adaptarse al entorno en el corto plazo. Estas personas son más listas que las demás, pero no tienen porque ser más inteligentes.

La definición correcta de inteligente debe decir que es la capacidad del sujeto de adaptarse al entorno en el corto plazo, el medio plazo y el largo plazo que contempla la vejez.

La cultura moderna se sustenta en una sucesión de cortos plazos. Por esta razón prima la listeza sobre la inteligencia hasta el punto de que las personas realmente inteligentes acostumbran a ser víctimas de la depresión.

En el momento que se prima la listeza sobre la inteligencia sucede que la sociedad se sostiene en una carrera de la mediocridad. Debemos reconocer que los listos son mediocres aunque tengan el poder de mantener esclavizados a los inteligentes que les hacen el trabajo importante a cambio del sueldo que precisan llevar a su casa para tirar adelante a sus hijos.

La sociedad que se asienta en una cultura que sólo contempla la sucesión de cortos plazos y prima la listeza sobre la inteligencia tiene el inconveniente de que no puede tener ningún indicio de la conciencia y, si tiene alguno, es por medio de los relatos delirantes que dan lugar a las películas de ciencia-ficción del tipo de Matrix y otras parecidas.

Si una persona perspicaz tiene la paciencia de pasar unas cuantas horas en Internet, contemplando temas de todos los tipos, llega un momento en que tiene la sensación inquietante de que entre la listeza, la mediocridad y la locura sucede que la inteligencia verdadera tiene carácter casi clandestino.

En las sociedades antiguas había un gran respeto por la inteligencia y por la vejez hasta el punto de que los ancianos acostumbraban a ser los líderes de las familias y las comunidades hasta el último momento de la vida lo cual indica que no habían sucumbido a la depresión ni a la demencia ni a la locura.

En la sociedad europea actual es posible contemplar casos de hombres y mujeres que demostraron ser muy listos, a lo largo de su carrera profesional, pero acaban su vida en una residencia de ancianos, demenciados y atados a una silla de ruedas. Por el momento se consigue esconder este espectáculo degradante que algún día deberá ser estudiado, con el rigor que se merece, por medio de tesis doctorales serias.

El maestro de mi maestro es un hombre que está cerca de cumplir cien años y vive en el estado de plenitud que es fruto del equilibrio en un plano muy elevado. Los ojos y los oídos de este hombre apenas funcionan por lo que permanece bastante aislado del mundo aparente que tenemos a la vista. Este detalle no evita que el primer signo de identidad del personaje siga siendo la alegría. Esto le sucede porque su conocimiento del mundo real todavía se mantiene en estado de crecimiento lo cual demuestra que le funcionan, a la perfección, las antenas del alma que es donde radica la inteligencia y la memoria verdadera del ser que transciende la existencia terrenal.

Cuando se contempla a un anciano que está cerca de cumplir cien años y vive en el estado de plenitud, no hay más remedio que hacer la hipótesis de que su alma tendrá la posibilidad de anidar, una vez más, en un nuevo cuerpo físico con el propósito de proseguir la acumulación de conciencia en un entorno que seguramente será más complicado que el anterior.

Esta hipótesis puede ser una de las piezas más importantes del Plan de Dios que no forma parte de la filosofía de los cristianos por el hecho de que los Padres de la Iglesia eran hombres que tenían la mente demasiado dormida y no fueron capaces de captar un elemento clave del conocimiento que reveló Jesucristo cuando explicó, a sus discípulos, que Juan Bautista era el mismísimo profeta Elías.

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