Definición de la conciencia como memoria del alma
Existe un concepto que también debe incorporarse al paquete que está conformado por la fe, la cordura y la conciencia. Este concepto es la humildad.
Es sabido que la humildad es una cualidad que tiene la peculiaridad de que deja de existir en el momento que se proclama. Este hecho es muy claro y permite desenmascarar a los falsos maestros que tienen la osadía de pronunciar un largo discurso acerca de la humildad.
Es posible enseñar un método que permite adquirir humildad sin que sea preciso hablar nunca de ella. Para ello hay que aprender a no expresar emociones negativas en ningún caso. Esto supone no quejarse nunca de nada ni juzgar jamás a nadie.
Las personas que han aprendido a no quejarse de nada, ni a juzgar a nadie en ningún caso, tienen la posibilidad de comprender la enseñanza de Jesucristo acerca de la paja, en el ojo ajeno, que es fácil descubrir mientras la viga, en el ojo propio, parece invisible a pesar de que impide contemplar la luz. A partir de este descubrimiento, el hombre o la mujer, que siguen el camino del guerrero, tiene la posibilidad de aprender muchas cosas que permanecen ocultas en su interior por medio de la observación de las pajas que vislumbra en los ojos de sus semejantes.
El ejercicio de la observación de pajas, en ojos ajenos, con el propósito de disolver la viga, en el ojo propio, tiene un premio porque hay un día que se percibe que la viga se ha adelgazado por lo menos hasta el punto de que la persona persistente contemple suficiente luz para comprender los conceptos auténticos de la fe, la cordura y la conciencia e incluso la humildad de la que no podrá hablar con nadie.
El mandato de Jesucristo de amar al enemigo nos obliga, un día u otro, a ponernos en la piel de un ser humano que nos resulta incómodo e incluso puede ser detestable en términos objetivos. Este ejercicio de la voluntad, que puede alcanzar carácter heroico, tiene el premio de acceder a la luz acerca de un elemento clave del conocimiento que es la comprensión de que la fe, la cordura, la humildad y la conciencia son conceptos que permanecen unidos en un solo paquete lo cual supone que no puede existir ninguno de los cuatro por separado.
Existe una enseñanza de Jesucristo que mantiene carácter casi clandestino por el hecho de que sólo puede ser comprendida por los discípulos del maestro que se han tomado muy en serio el tema del amor a los enemigos y han acumulado una cierta experiencia del mismo.
Esta enseñanza de Jesucristo aparece en medio del diálogo que mantiene con Nicodemo que es un hombre que forma parte del Sanedrín y visita al maestro de noche y en secreto porque tiene miedo de sus colegas que dominan la institución que ejerce el poder religioso.
En un momento dado el maestro explica al miembro del Sanedrín el concepto de renacer del espíritu como la forma que permite acceder nada menos que al Reino de Dios que permanece invisible a los semejantes que tienen la mente dormida. Después de explicar el concepto recurre a una alegoría magnífica cuando proclama que el hombre que ha renacido del espíritu es como el viento que sopla cuando quiere y se oye el sonido del mismo, pero nadie sabe de donde viene ni a donde va.
De acuerdo con mi experiencia el proceso de renacer del espíritu precisa de un período de tiempo bastante largo hasta que llega un día que se tiene plena conciencia de que se vislumbra un mundo distinto que es incomparablemente más rico que el anterior.
Es verdad que el hombre y la mujer que han vivido la experiencia de renacer del espíritu poseen la cualidad de ser imprevisibles al igual que las ráfagas del viento. De acuerdo con mi experiencia esto sucede porque estas personas tienen la referencia de un mundo que está presidido por un combate permanente entre una fuerza consciente de naturaleza luminosa y una fuerza consciente de naturaleza oscura y sucede que las vicisitudes de la confrontación cósmica, entre estas fuerzas misteriosas, obligan a ser imprevisible a cualquiera que pretenda contemplarlas sin volverse loco.
El ser humano que consigue pasar por esta prueba tremenda de la vida, manteniendo la mente cuerda, se percata de que los conceptos de la fe, la cordura, la humildad y la conciencia forman parte de un paquete único hasta el punto de que ninguno de ellos puede existir al margen de los demás.
De acuerdo con mi experiencia todo ser humano que ha vivido la experiencia tremenda de renacer del espíritu se percata de que su alma posee vivencias misteriosas que no tienen su origen en nada que tenga que ver con su historia personal. Este ser humano abre la mente a contemplar la hipótesis de la acumulación de conciencia que se lleva a cabo a lo largo de sucesivas vidas terrenales.
Cuando el ser humano contempla las cosas por medio de la hipótesis de la acumulación de conciencia, que tienen lugar a lo largo de distintas vidas terrenales, llega un momento en que se percata de que la definición más exacta de la conciencia es la de memoria del alma.
Tengo claro que la memoria del alma no tiene nada que ver con la memoria de la mente que se mantiene almacenada en las neuronas del cerebro. En el momento de la muerte del cuerpo físico la memoria de la mente se desvanece a medida que se desintegra el cerebro al igual como le sucede al disco duro de un ordenador enterrado en la tierra.
En mi opinión cuando alguien cree recordar algo de una supuesta existencia anterior corre el riesgo de ser preso de una vivencia fraudulenta que puede dar lugar a un delirio. En cambio la percepción misteriosa de un hecho, ajeno a la memoria de la mente, puede ser verdadera y formar parte de la memoria del alma que es la conciencia.
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