La Virgen María mediadora entre Dios y los seres humanos
Cuando un cristiano tiene acceso al conocimiento de la escuela sagrada de China se topa con un problema muy serio que afecta nada menos que al concepto de Dios.
No me refiero a la diferencia que hay entre el Dios de carácter personal y el Cielo de carácter impersonal. Este dilema resulta irrelevante cuando se cae en la cuenta de que tanto un concepto como el otro han permitido desarrollar las experiencias de la fe, la cordura y la consciencia de una forma bastante parecida.
El problema se plantea en relación a la cultura acerca de Dios que se ha desarrollado en las iglesias cristianas. La cultura protestante, por lo general, se ha generado en torno de un Dios filosófico y la cultura católica lo ha hecho en torno de un Dios sentimental que incluso admite el diminutivo de papaíto.
En mi opinión tanto el Dios filosófico de los protestantes como el Dios sentimental de los católicos son arquetipos que forman parte del ámbito de la mente dormida. En cambio el Cielo de la escuela sagrada de China es un concepto real que forma parte del ámbito de la mente despierta.
Cuando se hace el esfuerzo de encajar el Dios de la Biblia con el Cielo de la escuela sagrada de China, aparece un concepto de Dios que no es un arquetipo sino que es un concepto real y forma parte del ámbito de la mente despierta. Hay algunos guerreros del lado de la luz que tienen escrito en su destino descubrir la psicología del Dios, concepto real, que no tiene nada que ver con los arquetipos que llevan el nombre de Dios.
Mi maestro me aportó una definición de Dios que procede de un señor que conoció en Hong Kong. Este señor se había formado en la religión del Islam, pero había desarrollado un gran cosmopolitismo por el hecho de haber estudiado en una universidad inglesa, vivido en tres continentes y haberse especializado en el negocio dificilísimo de las inversiones industriales en forma de capital-riesgo. Sus clientes eran jóvenes emprendedores de todo el mundo y sus proveedores de capital eran familias ricas de la ciudad que tenían confianza total en el personaje.
Debo suponer que este guerrero del lado de la luz que tenía escrito en el Cielo la misión de hacer su trabajo profesional, nada menos que en la boca del lobo de la plaza financiera de Hong Kong, era un ser muy especial. La definición de Dios que nos aportó como fruto de su experiencia espiritual dice lo siguiente:
Dios es fuego que abrasa, lanza que hiere, ácido que corroe, látigo que sacude, maestro que abruma, que humilla, que transforma, que ilumina y que, al final, recompensa.
Estoy de acuerdo con esta definición de Dios que procede de la experiencia de un hombre que tenía la mente cien por cien despierta y contemplaba registros de la realidad que desbordan la experiencia de los místicos tradicionales que, por lo general, todavía tienen la mente demasiado dormida incluso cuando acceden a algún destello relevante del mundo real que se esconde tras el mundo aparente que nos rodea.
Anoto que hay una distancia abismal entre contemplar a Dios desde la capilla de un convento o hacerlo desde una de las catedrales del mundo donde se adora el dios del dinero, lo cual incluye la vivencia tremenda de descubrir que este dios fraudulento tiene más poder en la Tierra que el verdadero Dios.
Es un hecho claro que los arquetipos de Dios, creados por la Iglesia Católica y las iglesias protestantes, forman parte del ámbito de la mente dormida. Mientras tanto sucede que el arquetipo de Lucifer, que tiene la forma de dios del dinero y ha sido creado por las sociedades secretas, forma parte del ámbito de la mente despierta hasta el punto de que tiene un poder real sobre los flujos del dinero en mayúsculas.
Tengo claro que llegará el momento en que no habrá más remedio que divulgar la verdad acerca de la psicología de Dios quizás con el único objeto de dar lugar a un referente espiritual claro a los seres humanos que tienen escrito en el Cielo el destino duro de confrontarse con el dios del dinero y les sucede que se autodestruyen por causa de la depresión o los trastornos de personalidad.
La realidad de Dios puede hacerse insoportable a la mayoría de las personas que tienen la mente despierta. En la Religión Cristiana existen dos personajes que pueden paliar este problema desde el momento que cumplen la función de ser mediadores entre Dios y los seres humanos. Estos personajes son Jesucristo y la Virgen María.
De acuerdo con mi experiencia (que, por supuesto, es insuficiente ante un tema tan delicado) la psicología de Jesucristo es una reproducción de la psicología del Dios Padre. En cambio la psicología de la Virgen María posee matriz humana y es completamente distinta a la de su hijo.
La mujer colombiana que fue mi segunda maestra me confesó que había recibido centenares de mensajes de la Virgen por medio de los naipes diminutos que usaba para este cometido. La mujer me explicó que todos los mensajes incluían el sentimiento del amor incondicional que se expresa por medio de la actitud de la ternura.
La Iglesia Católica ha extendido el culto a la Virgen Maria por los cinco continentes. Los protestantes han decidido rechazar este culto por medio de argumentos respetables, pero que no tienen carácter práctico. Pienso que los protestantes deberían recapacitar y contemplar a la madre de Jesucristo como mediadora entre Dios y los seres humanos. Pienso que la ausencia de la Virgen María constituye el defecto mayor de las iglesias evangélicas que, en la mayoría de los casos, están formadas por cristianos repletos de buena voluntad.
Los protestantes están ganando terreno a la Iglesia Católica en los países de América Latina. Pero sucede que los cristianos que tienen la mente más despierta siguen siendo católicos por una cuestión de fidelidad a la Virgen María. Este hecho es muy claro en México donde existe el fenómeno de la Virgen de Guadalupe que posee una potencia única en el mundo. Los protestantes deben percatarse de que el futuro no se dirimirá entre las personas que tienen la mente dormida sino entre las que tienen la mente despierta.
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